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Mi cabeza dolía. Zumbidos y palpitaciones al ritmo acelerado de mi corazón, sin embargo, eso no bastaría con que continuase caminando de forma acelerada, mirando hacia atrás de vez en cuando, me sentía como si me persiguiesen, lo peor de todo, es que sabia que nadie realmente se encontraba haciéndolo.

Choque con unas cuantas personas debido a la forma en que había caminado, la forma acelerada y desesperada, distraída, sin mirar necesariamente hacia el frente. Murmuraba vagas disculpas y continuaba con mi camino, en realidad, no me encontraba pensando en ningún lugar especifico al cual dirigirme, solamente necesitaba alejarme de mi departamento.

Las cosas habían llegado a un punto que realmente comenzaba a preocuparme. Ya no solamente había pasado por una estúpida alucinación, no, las cosas habían escalado, no lo solo lo había visto, y vaya se que veía real, también lo había escuchado, su voz fuerte y clara, incluso el mismo tono burlón en su voz.

Me había orillado a nuevamente casi perder el control.

En ese momento me había congelado en el sofá, luego había terminado por activar mi habilidad y alejarme rápidamente de él, dirigiéndome hacia la esquina contraria con rapidez, me había quedado en estado de defensa, completamente listo para cualquier cosa, sin embargo, mi cuerpo comenzaba a temblar.

Podía admitir para mi mismo que en ese momento me encontraba asustado.

Pero en cuanto me había movido del sofá, solo basto un segundo de quitarle mi vista, para que terminase por desaparecer. Tome aire una y otra vez, mire a mi alrededor y tome algunas cosas rápidamente, dinero y mis cigarrillos, me marche del departamento y cerré la puerta detrás de mi.

Y eso me llevo a vagar por las calles mal iluminadas, sin saber hacia donde me dirigía, aunque cuando vi el edificio del hospital en frente de mi, supe que en realidad todo el tiempo había sabido bien hacia donde me dirigía.

Me estaba volviendo loco. Estaba perdiendo el control. Y no podía dejar que eso sucediese, no cuando Dazai, la única persona que lograba mantenerme a raya, la única persona capaz de frenarme, se encontraba inconsciente en el hospital.

Tener alucinaciones y ese tipo de cosas eran una señal de que mi mente no estaba del todo bien, y también era una señal de que me encontraba débil. No podía serlo en esos momentos.

Me escondí en las sombras y termine por acercarme al edificio, pasando desapercibido, me posicione por la zona trasera, lejos de la entrada principal, active mi habilidad y me eleve por el aire, hasta alcanzar la azotea, el lugar se encontraba vacío y en penumbra, de inmediato sentí que no debía estar ahí, de alguna forma, la soledad podía ser un tanto escalofriante si ya no puedes confiar en tu propia mente.

Mire hacia la ciudad, luces como luciérnagas por doquier, eso solo me hizo marearme y desear vomitar, aunque apenas recordaba comer algo durante ese día. Mire hacia el suelo, mis zapatos negros brillando gracias a la luz de la luna, reflejando esta.

Y casi podía escuchar nuevamente la voz de Dazai.

"bastardo, déjame en paz" murmuré.

Entonces termine por utilizar mi habilidad nuevamente, me encargue de elevarme lo suficiente como para entrar al pasillo y caminar lentamente, sin ser ruidoso, sabia que estaba lejos de los horarios de visitas y seria sospechoso que alguien me viese, debía ser invisible, colarme en su habitación y terminar por ver al bastardo, aunque haya sido eso lo que precisamente había deseado evitar.

El problema era que el idiota se encontraba en uno de los hospitales mas grandes de la ciudad. Incluso en ese tipo de cosas Dazai era complicado.

Camine por el pasillo, medianamente iluminado, Dazai aun se encontraba en la unidad de cuidados intensivos, estaba seguro de ello, y también me encontraba seguro de que no lo cambiarían de lugar hasta en un par de días mas.

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