𝑪𝒓𝒊𝒕𝒊𝒄𝒂𝒍 𝑺𝒊𝒕𝒖𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏

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-Señora, sería usted tan amable de decirme dónde se encuentra la habitación de Jeon JeonGguk.

-Llegó aquí hoy, con carácter urgente -La castaña asintió- Pero lastimosamente, no puedo darle esa información.

¿Cómo se atreve, tengo cara de andarme con juegos? -pensó Amanda-

-Señora, escúcheme bien, estoy bastante desesperada. La persona de la que estamos hablando es muy importante. No tengo ganas de joderle su empleo aquí, ni mucho menos armar un escándalo. Así que, por el bien de todos, será mejor que me dé el jodido número de sala, yá. -Le lanzó una mirada asesina, mejor era obedecer.

-Tercer piso, sala ocho, cuarto 0D.- Masculló

Se apuró hasta al ascensor, esquivando a un doctor que la miraba, tal y cómo a un interno de un manicomio. Entrando al ascensor, tratando de no asustarse consigo misma en cuanto se vió en el espejo. Se alisó el cabello en una coleta alta, sabía que quizás debía cubrirlo para entrar- si la dejaban- .

Caminó por el pasillo y soltó un profundo suspiro al divisar a Taehyung.
Corrió, él la abrazó. En seguida comenzó a llorar.

-¿Quieres verlo?-el miraba en lo más profundo de sus ojos con inocencia. Ella río sarcástica entre lágrimas.

-No, estoy aquí para limpiar el pasillo.

-Uhm, venga vamos. Está dormido, el doctor está dentro...

-¿Cómo está Jeon?-desde lejos se podía ver la desesperación y tristeza en sus ojos.

-Su estado es estable, bastante positivo...- interrumpió el doctor- No fué nada demasiado grave y es un hombre bastante fuerte y saludable. Le pusimos puntos a las más grande de sus heridas y ya ha despertado. Eso sí... Le pido que cuide su forma de beber, por el bien de todos. - Finalizó.

La castaña; la cual había subido su cabeza para prestarle toda su atención al licenciado que acababa de salir de aquella habitación. La volvió a bajar, apenada.

-No se preocupe doctor, mi amigo no suele beber así, de seguro no se repetirá. Ahora. ¿Podríamos verle?- rodeó con su brazo derecho los hombros de su amiga, que estaba más que ansiosa.

-Por supuesto, ya ha despertado y seguro estará muy contento de ver a su novia por aquí.

Ante el comentario tan imprudente, la castaña levantó rápidamente la vista, diciendo:

-Yo, no, sólo soy una amiga-Ya quisiera ser su novia.

-¿No lo es? Lo siento, juro que pensé...

-No se preocupe -Sonrío con tristeza- Bueno, supongo que entraré.

Después de culminar tan incómoda conversación, se posiciona frente a la puerta... ¡Dios! Que miedo, se moría por abrazarle y dudaba de si misma para contener las emociones en cuanto lo viera.

Entró.

-Hola- Se escuchó por parte del pelinegro. Ella alzó la mirada, sintió al instante sus piernas temblar; la mirada de Jeon era un peso casi imposible de cargar para ella. No sabía si estaba contento, triste, molesto, sólo pudo contestar un:

-Hola- Su voz salió ahogada, poseía sequedad en su garganta. Casi comienza a llorar y para aumentar la conmoción, JeonGguk deja notar una cálida sonrisa.

El la observa con ¿Melancolía? - ¿Estás esperando una carta o algo para venir aquí y darme un abrazo?- Soltó. Su típico tono de dureza, aunque con un toque de gracia. Ella se acercó a la cama y se sentó en una orilla a su costado, lo abrazó. En ese momento creyó que nunca se había sentido tan bien, entre calor de sus fornidos brazos... No pudo guardar mas el llanto. - ¿Sabes? Tenía miedo de no volverte a ver. - Le limpió una lágrima que se resbalaba por su delicada mejilla. - No puedo morir aún, tengo muchos informes que mandarte hacer.

Amanda sonrió, pero. -¡¿ Cuántas veces debo decirte que no bebas de esa manera?! - Lo miró estática y el apartó la mirada. ¿Acaso no sabía que todo era su culpa? Claro que no.

- Ah. Ami no empieces, sólo fueron unas pocas copas. Además no fué mi culpa. Un camión invadió mi senda y traté de esquivarlo. Creo que si hubiese impactado contra el camión no estaría contándote ésto. - Le dijo- Y no me regañes, ni siquiera mi mamá lo hace.

- E-está bien. - Wow solo unas firmes palabras y una mirada un tanto seria lograron convencerla. Bueno... -Pero ¿Por qué ibas a la cabaña. - Dijo esto segura de sus palabras, pues no suponía que fuera a algún otro lugar por medio de aquella carretera. A menos que se dirigiese al aeropuerto. Cosa imposible. Nunca iba allí con su auto y mucho menos sin ningún equipaje.

Todo bien, Jeon. ¿Y ahora qué le dirás? Pensó el mayor. - Eh, yo. - Carraspeó la garganta. Nunca había tenido tanto miedo. - Tenía que ir por unos papeles personales y unos trajes que me dejé la última vez que estuve allá. - Mintió. Y claro cómo hiba a decirle que iría allá para despejarse de los pensamientos que llevaban escrito el nombre Amanda. Y posteriormente, si no conseguía librarse de ellos, proseguir a utilizar como musa de inspiración para un orgasmo, unas bragas que se había dejado ella por descuido el verano pasado, cuando pasaron las vacaciones allí con unos amigos.

- Jeon, tienes cerca de cincuenta trajes. - Dijo con una ligera risa. Era obvio que no, como máximo sólo veinte.

- Amanda, son Louis Vuitton. - La miró, derrochando obviedad. Ella sabía que le encantan esos trajes. No obstante a eso, volvió a mentir.

Ella dudaba. Sabía que le encantaba esa marca. Sin embargo sabía que él era demasiado responsable como para olvidarlo. Amanda se conocía cada uno de sus trajes incluso más que sus sostenes. Todavía guardaba en secreto una camisa simple Stüssy, la cuál poseía la fragancia de JeonGguk, incluso después de un tiempo de habérsela "robado". La obtuvo luego de haberse quedado en su casa, cuidándolo, a causa de una de sus borracheras.

...ෆෆ...

Un mes después.

Después de la recuperación, que de paso fue bastante rápida. JeonGguk siempre se ha caracterizado por ser una persona fuerte, tanto física como mentalmente. Había que serlo, si no, sería imposible soportar algunas cosas.

Tras reuniones, discusiones. Fué cuestión de paciencia y esfuerzo por parte de todos, incluída Amanda, entrar en un acuerdo conveniente para la empresa Min y la Jeon's Company. Miradas de desprecio y rencor entre los jefes, palabras cortantes, lo dificultaban todo constantemente. Las secretarias pensaron en dar el negocio por perdido, pero algo que no echaban en falta era inteligencia. Se logró poner en práctica el proyecto, terminándolo y como resultado, obtener mayores ingresos por parte de ambos lados.

Amanda y JeonGguk, se encontraban muy sumidos en el trabajo. Normal en ellos, siempre sabían comportarse de manera profesional. Y a pesar de ello, algunos roces y miradas profundas provocaron escalofríos en algunas pieles.

Como hoy.

Amanda llevaba una de esas faldas que terminaban a la mitad del muslo, de color negro, con un corte descarado en la parte posterior trasera, dejando una vista demasiado sugerente. Estaba inclinada sobre el escritorio, luciendo su apretado y atractivo escote. Vaya día había escogido para vestirse así. Era Viernes. La diferencia: mañana no habría porque despertar temprano para trabajar, por lo que ambos podrían aprovechar para desvelarse viendo televisión o haciendo cualquier otra actividad satisfactoria...

Nah.

𝐌𝐫.𝐉𝐄𝐎𝐍 J.JK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora