Hey Brother! •TODODEKU•

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Saltaba de un edificio a otro, observando detenidamente las calles devastadas. Miles... ¡No! ¡Millones! de asquerosos Nomus controla-mentes aterrorizaban a los ciudadanos de Tokio. Esas bestias ya habían acabado con la Liga de la Justicia y los Vengadores. ¿Pero que se podía esperar? No eran más que extras si lo comparaban con él.

Se dejó caer desde lo alto, provocando una gran explosión, eliminando a todos los Nomus a 500 kilómetros a la redonda. Quedando al final en una genial pose de superhéroe.

Pero ahí no acababa la cosa.

¡Era una trampa!

Todos los supervillanos más temidos de todos los tiempos estaban rodeándolo, dispuestos a atraparlo. Pero él era mucho más rápido que ellos. Con una velocidad increíble, mucha más rápido que Flash y Superman juntos, atacó a todos y cada uno de esos inútiles, dejándolos fuera de combate en cuestión de segundos.

¡El increíble King Explosion Murder lo había hecho de nuevo!

La gente lo vitoreaba. Pero su sentido arácnido le decía que las cosas no habían terminado ahí. De pronto, entre las cenizas, Stain, el asesino de héroes intentó atacarlo. Con un puñetazo lo mando directo a la estratosfera, estaba dispuesto a seguirlo para acabarlo en el aire, pegó un salto para así elevarse y...

El duro golpe que se dio contra el suelo lo sacó de su fantasía ¿Qué demonios? ¿Dónde estaba su fiel lacayo Deku?

El niño buscó con la mirada furiosa al mayor, mientras se quitaba del rostro la manta que usaba como capa. Su estúpido hermano se encontraba tirado bocabajo en el suelo de la sala de estar, con su celular en manos. El niño lo miro molesto.

¡Acababa de arruinar su record de villanos aplastados!

Deku inútil.

Se acercó con lentitud, tratando de no ser descubierto y vilmente le saltó encima, Deku solo pujó ante el sorpresivo ataque.

— ¡Kacchan! ¡¿Qué pasa?! —preguntó Izuku ante el golpe que recibió, Katsuki era pequeño, pero pesado. El niño lo vio con desprecio.

¿Que demonios le pasaba a su hermano mayor?

Hace algunos días parecía haber estado deprimido, observaba triste su teléfono en cada momento. Días después, parecía más tonto de lo normal, se reía solo y se la pasaba pegado al maldito aparato.

¿Acaso ese estúpido celular era más interesante que él?

— ¡Stain se me escapó por tu culpa! ¡Ahora el mundo fue destruido porque eres un inútil!— se suponía que Deku, como buen ayudante, debía darle energía para poder volar.

En realidad, el mayor debía levantarlo en sus brazos y correr por todos lados, mientras Katsuki fingía que volaba.

— ¿Acaso... estábamos luchando contra el mal? — preguntó confundido el pecoso, no recordaba que estuviesen jugando. El duro golpe que recibió en la cabeza fue su confirmación. — ¡Kacchan! ¡Lo siento tanto! —Izuku se sintió más culpable al ver el pequeño moretón que empezaba a formarse en la rodilla derecha de su hermanito. Katsuki se limitó a halar de sus cabellos como un castigo, tener un ayudante tan inútil era estresante.