~⭐️⭐️⭐️⭐️~

9.4K 961 620
                                    

El chico heterocromático se encontraba frente al edificio, caminando de un lado a otro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El chico heterocromático se encontraba frente al edificio, caminando de un lado a otro. La gente que salía del lugar lo miraba extraño, ya que murmuraba palabras de aliento para si mismo.

Tres meses habían pasado desde que Shoto se había desahogado sobre su pasado con Izuku. El chico finalmente lo había convencido de visitar a un terapeuta (todo esto fuera del conocimiento de su viejo), cosa que Fuyumi había estado intentando por años.

El -lindo- pecoso tenía un gran poder sobre él, y aunque seguramente debería preocuparse por eso, realmente no le importaba ser dominado por un angelito.

Después de una larga charla que tuvo la semana anterior con el doctor Mirai Sasaki, su terapeuta, ambos habían acordado que era tiempo de hablar con su progenitora.

Shoto estuvo de acuerdo en su momento, pero toda la confianza se fue volando una vez estuvo frente al hospital psiquiátrico.

Demonios... cuanto deseaba que Izuku estuviera ahí con él. Seguramente le diría algo muy tranquilizador y sostendría firmemente sus manos para calmarlo y darle ánimos ¡Pero no! Haciéndose el valiente, él mismo había rechazado la compañía del pecoso, que amable se había ofrecido a acompañarlo aunque sea a la puerta del hospital.

Shoto debía hacer una lista de las cosas que NUNCA más debía volver a hacer.

Porque ahora estaba ahí... solo, a punto de sufrir una crisis.

Se golpeó el rostro levemente, procurando no dañar la hermosa rosa blanca que portaba en su mano, tratando de calmarse, tomo una profunda respiración, y finalmente, pudo cruzar la puerta de entrada. Bien, el primer paso no fue tan difícil. Se acercó a la recepción, donde una amigable ancianita lo recibió cordial. Cuando la mujer le preguntó a quien iba a visitar, con dificultad pronunció el nombre de su madre.

—Rei Yukibana*

Sentía que su pecho quemaba, que no era digno ni siquiera de mencionar el nombre de la mujer que le dio la vida.

Los pensamientos pesimistas volvían a atacarlo. Respiró profundo de nuevo, recordando el rostro pecoso de Midoriya. Pensar en él solía calmarlo fácilmente.

La mujer le dio el número de la habitación junto con un gafete de identificación. Shoto agradeció y se dirigió al lugar indicado.

Una vez estuvo frente a la blanca puerta, intentó tocarla, pero no pudo, su mano temblaba. Contó hasta diez mientras respiraba profundamente.

No sabía que podía esperar ¿Su madre lo odiaría? O quizás... ¿Ella también lo había extrañado tanto?

"Pase lo que pase, yo estaré esperando aquí por ti Todoroki-kun"

La frase que Midoriya le había dedicado por llamada esa mañana le dio el pequeño empujoncito que necesitaba. Tocó delicadamente la puerta tres veces, limpió sus manos sudorosas en su pantalón, y cuando escuchó la apacible voz que casi juraría haber olvidado, su corazón empezó a latir acelerado. Tomó una última respiración antes de tomar el pomo para abrir la puerta y así finalmente entrar a la habitación.

Hey Brother!  •TODODEKU•Where stories live. Discover now