Capitulo 40

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El tiempo transcurrió, llevándose consigo los dos siguientes días tan rápido que casi parecieron volar, cosa que para Claire y Stuart no podía haber sido mejor. Pues desde la visita de Ethan y sus padres, había una sola inquietud rondando por sus mentes; y es que la relación entre Thomas y el joven había comenzado a desmoronarse de poco en poco.

Sin duda era algo que no podrían permitir, pues si bien ya suponían que se debía al inevitable distanciamiento que el crecer ofrecería; al mismo tiempo sabían que debían hacer algo para que (en un futuro no muy distante) los dos primos no terminaran por separarse definitivamente.

Curiosamente no necesitaron pensárselo demasiado tiempo para que a la pareja se les ocurriese la idea de organizar una pequeña salida familiar al Zoológico de la ciudad, siendo justo lo que se encontraban haciendo en casa. Los dos adultos llevaban las últimas horas en la cocina preparando unos cuantos bocadillos para comer estando allá.

Mientras tanto, el par de hermanos bajaban por las escaleras, no tardando en encontrarse con sus padres arreglando todo.

—... ¿Ya se van tan pronto?

Se le escuchó hablar al hombre de chaleco, obteniendo la esperada respuesta afirmativa de los dos contrarios.

—Oh, bien, nosotros pasaremos por ustedes en un rato– Añadió su madre, el niño de gorra grisácea asintió al tiempo que realizaba un pequeño saludo militar, eventualmente los dos salieron por la puerta.

El imponente sol denotaba su presencia sin una sola nube en el cielo, ofreciendo un clima más que ideal para una tranquila tarde de primavera; cosa que los demás niños del vecindario parecían saber, pues se les podía ver a muchos de ellos jugando divertidos sobre las aceras o en la propia calle. Sin embargo, ese no sería el caso de Thomas y Will.

Ambos se encontraban de camino al hogar de Alexander, pues había llegado el momento de continuar con las sesiones entre aquellos dos amigos luego de todos los contratiempos que parecieron interrumpirlas. Irónicamente, y contrario a lo que se podría esperar, todo apuntaba a que el chico de cabello castaño no se encontraba tan entusiasmado por ello.

Fue así como no tardaron en arribar a su destino, siendo tarea del menor llamar a través del timbre.

—Oh, ¡Hola!– Saludó entusiasta el pelinegro al abrir la puerta y percatarse de que se trataba del ojiazul, al tiempo que un pequeño sonrojo se hacía presente en sus mejillas.

Thomas simplemente respondió dedicándole al azabache un leve ademán de saludo junto con una de sus adorables sonrisas. Siendo así como ingresó al lugar mientras el menor entraba tras él.

Por su lado, el par subió a la habitación del pelinegro para dar inicio a su trabajo juntos. Una vez arriba, Alexander no tardaría en notar que el ojiazul llevaba consigo su mochila; cosa que claramente le parecería curioso.

—Y... ¿Por qué tienes puesta tu mochila?– El de cabello rizado preguntó un tanto divertido —. Son vacaciones, no volveremos a clase hasta...–

Irónicamente sus palabras se cortarían abruptamente al notar cómo el ojiazul se apresuraba en sacar algo de esta.

El azabache sólo se dedicó a observar enternecido la acción del contrario, mientras que este último sólo rebuscaba en el interior de la mochila; finalmente sacando aquel perro de peluche que llevaba con él para mostrárselo.

—¡Awww!, ¡Es adorable!– Alexander habló nuevamente al notarlo, debía admitir que eso sólo hacía ver al castaño mucho más tierno de lo que ya era —¿Cómo se llama tu amiguito?

—... Tony– El ojiazul respondió mientras continuaba abrazando al pequeño peluche, haciendo que el contrario se esforzase por contener los gritos de felicidad que aquella adorable imagen le generaba.

Against The World Where stories live. Discover now