Capitulo 61

838 94 45
                                    

La tarde llegaba a su fin, el cielo pasó a teñirse en un tono ligeramente grisáceo, pues unos cuantos nubarrones se formaban imponentes en las alturas. Debido a ello era posible notar al hombre barbado abandonando su negocio, Christian se encontraba recién cerrando la tienda; aparentemente había sido una tarde relativamente tranquila en cuanto a ventas se refiere, sólo deseando volver a casa lo antes posible para protegerse de la inminente llovizna.

Se colocó su suéter antes de cerrar debidamente el último candado, eventualmente tomó su mochila y se encaminó a su auto, sólo para ser abruptamente detenido en cuanto su mirada captase a cierto chico de cabello rizado; el de barba lo pudo ver despidiéndose antes de salir por el pequeño pórtico de aquella casa. La furia inundó tanto su rostro como su mente al sólo pensar en cómo sus intentos por proteger a Thomas se veían entorpecidos gracias a él, sin duda era algo que no podía permitir, no podía permitir que la mente del chico ojiazul fuera perturbada de tal manera.

Notablemente cegado por la ira, Christian guardó nuevamente sus llaves y se aproximó hacia el chico de gorra, caminaba por la acera intentando no parecer apresurado ni mucho menos sospechoso, sin embargo era claro que la molestia dentro de sí solamente aumentaba.

Cual predador tras su indefensa presa, el hombre mantenía su mirada fija en él, sin gritar ni llamar su atención; sólo andando silenciosamente como si de una feroz serpiente se tratase. Habiendo llegado a una esquina en común, finalmente se dignó a cruzar la calle.

Entre tanto, Alexander seguía con su camino, no tomándole demasiado tiempo para que aquel sentimiento de estar siendo observado cortara su caminata; apenas dándole tiempo para reaccionar cuando sintió un fuerte agarre en su hombro.

—¡¿Qué carajos fue lo que te dije?!– Christian habló molesto —, ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE ACERCARTE A ÉL EN LO QUE TE QUEDE DE VIDA...–

—¡¿Y quién demonios te crees tú para decirme con quién puedo estar?!– El contrario le replicó —. ¡No eres nadie para decirme a mí o a él lo que podemos hacer!... Ni siquiera sé cómo carajo es que obtuviste tu título.

Eventualmente se soltó del agarre y retrocedió unos pasos como medida de precaución y escape.

El hombre, por su lado, solamente sonrió tan confiado como divertido, pues le era claro que solo podía esperar esa reacción de un completo cobarde, posteriormente volvió a hablar.

—¿De verdad te crees un puto genio?– rió burlón —. Si realmente supieras de autismo, sabrías que las personas que lo padecen son prácticamente niños, sus mentes son inocentes y limpias de maldad... Él ni siquiera sabe qué está pasando, no quieras engañarte y déjalo en paz.

Alexander sólo lo miró extrañado.

—¿De qué diablos hablas?– cuestionó confundido —. Él no es ningún imbécil, ¡Es mucho más listo de lo que parece!... Y sólo para que lo sepas, Thomas confía en mí tanto como yo en él, ¿Por qué diablos no puedes quedarte solo con eso y olvidar esta estupidez de una vez por todas?

Eso último solo avivó las llamas de furia que ardían dentro del adulto, Christian se acercó fúricamente y lo tomó con fuerzas, una acción que solamente aterraría al contrario.

—Intenté darte una salida por las buenas... Pero sé que la gente como tú no pararán hasta lograr sus asquerosas y estúpidas metas– susurró amenazante —. Más vale que reces para que no vuelva a encontrarte... Porque la próxima vez no tendré un carajo de piedad contigo, ¡¿Entendido?!

Sentenció antes de empujar violentamente al menor, quien inevitablemente se golpearía contra el concreto.

Presa del terror, Alexander sólo reaccionó poniéndose en pie y corriendo rumbo a la seguridad de su hogar, su cabeza y espalda baja dolían a causa del fuerte golpe; unas pocas lágrimas brotaron inconscientemente de sus ojos mientras sentía el viento frío contra su cara, cerró sus ojos intentando contenerse al menos hasta llegar a la puerta. Mientras tanto, aquel escape era contemplado desde lejos por la sonrisa satisfecha de Christian, quien se limitó a dar media vuelta y caminar tranquilamente de regreso a su automóvil.

Against The World Where stories live. Discover now