6. La chica de las gradas.

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ERES MI TODO

CAPÍTULO 6

—Kenia Monasterio—

Llegamos a casa y bajamos del auto con todas las bolsas encima, hemos comprado una cantidad de ropa, zapatos y maquillaje. Subimos a la habitación y dejamos todo en la cama para luego organizarlo en mi closet.

—Amiga, como sabes esta primera semana en la escuela es para entregar trabajos, pero también el viernes empieza el primer campeonato y la fiesta que hacen todos los años para conocerse los nuevos alumnos.

—¿Qué me estás queriendo decir, que vaya?

—Sí, sabes que en ese equipo está Axel y también tu amorcito Lucas, ¿te perderás eso?

Esta chica sí que sabe convencer.

—Ok, acepto ir, no quiero perderme la dicha de ver a mi Lucas y a mi amigo Axel —sonrío embobada—. Mañana saldré.

—¿Con quién? No me habías dicho que tenías una cita —me mira haciendo una mueca de enojo—. Habla, pinche mocosa.

—No es una cita, Axel me invitó a salir y quedamos para mañana.

—Ay amiga, Axel está detrás de tus huesitos.

—Otra con eso, ya dije que él me ve como una amiga. Ana, sabes que nadie se fija en mí, menos él.

—Si alguien más te lo dijo es porque es así, ¿no ves cómo te mira, cómo te trata? —los enumera—. Y te recuerdo que estás hermosa y sí se pueden fijar en ti.

—Siento que te detesto en ocasiones, por ejemplo, ahora.

Me tiro en la cama.

—Me amas. Pero ya sabes, te dejo con esa duda, yo sé que le gustas porque se nota.

No puede ser cierto, Axel es como mi hermano y no creo que él me vea como mujer. Tengo que sacar esas ideas de mi cabeza. Pasan las horas entre risas y habladurías, nos empezamos a quedar dormidas y nos acomodamos para dormir.

[…]

El sonido de mi alarma me despierta recordándome que tengo que ir a clases, hoy debo entregar el trabajo. Miro a mi lado y ya Ana se está despertando, no evito reírme cuando veo las muecas que hace para despertarse.

—No sé qué haces despierta, ¿no pensarás ir a clases?

Murmura.

—Claro que sí pienso ir, hoy tengo que entregar el trabajo que hice con Lucas.

—No irás, amiga, yo tampoco pienso ir, ¿y sabes una cosa? No iremos hasta el viernes para el campeonato que es donde te verán todos, pero ahora no es el momento. Estás hermosa y necesito que Rogelia te vea en el momento exacto que le arda más.

—No puedo fallar, te dije que tengo que entregar el trabajo.

—Axel lo llevará por ti, sabes que él todos los días viene a tu casa. No quiero que te vea ahora, sino en la tarde cuando vayan a salir.

—Estoy en mi casa, ¿cómo no me va a ver? Estás loca.

—En una hora llegará por ti y te vas a esconder, le diré cualquier cosa, ¿vale?

Asiento y vuelvo a cerrar los ojos, pero Ana me despierta con unos leves golpes para que no me duerma. Pasa una hora exacta cuando me asomo por la ventana y ya el auto de Axel está en la puerta, le hago señas a Ana y me meto al baño para escuchar todo.

—Ana —escucho la voz de Axel—. ¿Dónde está Kenia? No me digas que apenas se está bañando.

—Kenia está de viaje, viene más tarde —Ana me excusa—. Lleva este trabajo, se lo entregas a Lucas departe de Kenia, ella no puede ir hoy y creo que no irá en estos días.

—¿Acaso está enferma? ¿Qué le pasa? —Axel se escucha preocupado.

—No está enferma, está mejor que nunca. Ahora vete, llegarás tarde, y antes que todo, cuidado se te olvida que vas a salir con ella hoy.

—Nunca se me olvidaría.

Escucho cuando se despiden y salgo del baño, Ana es buena en estos asuntos, yo que no sé mentir porque se darían cuenta enseguida con lo nerviosa que me pongo.

La mañana pasa tranquila y solo me queda esperar que sea más tarde, estoy en el salón de juegos con Ana mientras jugamos a billar porque en verdad somos buenas, Axel nos ha enseñado. Oigo mi celular sonar y al mirar me doy cuenta de que es un mensaje de un número desconocido.

Mensaje de número desconocido.

¿Por qué carajos no viniste? Me tocó presentar el trabajo a mí solo. ¿No me digas que me tienes miedo después de decirme que te gusto?

Sé perfectamente que es Lucas por la manera de escribir, hasta por mensaje es un ser tan frío, pero aun así me alegra que me escriba. ¿De dónde habrá sacado mi número?

Mensaje de Kenia.

No pude ir y no te tengo miedo, no eres la gran cosa.

Mensaje de Lucas.

No te hagas la valiente para sorprenderme, los dos sabemos que eres de poco actuar.

Mensaje de Kenia.

Eso crees tú.

No me sigue respondiendo, quizás ha entrado algún profesor. Yo no dejo de ver mi celular para ver si me escribe, pero nada, este chico es extraño. Pasan las horas y ya tengo que arreglarme, Ana ya se ha ido, pero antes me explicó cómo arreglarme y me dejó un vestido negro en la cama con zapatillas, según ella el negro me favorece.

Me baño y luego me arreglo, solo me aplico labial color café y me hago una coleta, tomo mis lentes y me los pongo, ahora soy una nerd sexy, incluso los lentes me hacen ver más linda. Recuerdo que no tengo que usarlos y los dejo en mi mesa de noche, me miro al espejo y me veo bastante bien. Y sí es cierto, ya no tengo cuerpo de niña, con esta ropa se me notan más los senos y mi figura. No me había fijado que tengo buen cuerpo. —Vaya, esa soy yo.

Por primera vez me miro al espejo y me siento satisfecha de verme, es que me veo muy bien con esta ropa. Escucho un auto llegar y sé que es Axel, bajo corriendo. «Gracias a el cielo tengo tenis, si no ya hubiese caído bajando estas escaleras».

Salgo de la casa y Axel está recostado al auto tecleando algo en su celular, va vestido de negro, se ve lindo.

—Hola —saludo haciendo que me mire.

—¿Te conozco? —inquiere—. Creo que me confundes.

—No seas pendejo, soy yo, Kenia. No te hagas el tonto.

—No mames, wey, ¿en serio eres tú? Te ves mucho más hermosa de lo que eras, ¿qué te hiciste? No me digas, ¿te gusta alguien y por eso cambiaste?

—Solo me dieron una ayudadita —aprieto sus mejillas—. Vámonos y deja de preguntar.

—Pero en serio te ves hermosa, tendré que cuidarte más porque de verdad estás muy guapa.

—Ya deja de exagerar.

Nos montamos al auto y llegamos al centro comercial donde nos metemos en todos los juegos posibles, entramos a cine y comemos hasta decir no más. Siento que me voy a reventar con todo lo que he comido. Me siento feliz. Los chicos y las chicas hoy no me miran con burla, por primera vez los chicos me enamoran y las chicas me miran con envidia, otras me dan una sonrisa sin dejar de comerse a Axel con la mirada.

—Siento que voy a explotar con todo lo que comí.

Me sobo la barriga.

—Nadie te mandó a comer como loca —se inclina y me mira—. Los chicos no dejan de mirarme mal porque me ven contigo, así que mejor nos vamos, no vaya a ser que me quieran dar un puñetazo solo por estar con una niña tan linda.

—En serio que te haces unas películas en esa cabecita. Vamos, ya es tarde.

Hemos pasado una tarde increíble, pero esta vez me sentí extraña, Axel no dejaba de verme de forma distinta a como suele mirarme y siempre me decía que era hermosa y no dejaba de preguntar si me gustaba alguien, incluso me dijo que me cuidaría más, no quiere que nadie se me acerque porque piensa que me gustará. Pero ¿cómo le digo que me gusta Lucas? Quiero ser sincera y las palabras no me salen.

Llegamos a casa y nos despedimos, esta vez me da un beso casi cerca de los labios, me sorprendo un poco, pero luego le doy una sonrisa para calmar el momento.

—Viernes—

Ya es viernes y quedé con Ana de ir a ver el partido, estoy nerviosa, en estos días no he vuelto hablar con Lucas, bueno, tampoco somos amigos, pero tenía ganas de verlo, siento que me hace falta así sea verlo de lejos.

Ya estoy lista esperando a Ana, me coloqué una falda blanca que me queda arriba de las rodillas, blusa roja ajustada a mi cintura, tenis blancos, solté mi cabello y me apliqué maquillaje. Me veo bien y me siento cómoda, siempre me gusta usar tenis, pero ya tengo que ir dejando esa costumbre, usar sandalias no es tan malo.

Me asomo por la ventana al escuchar el claxon, Ana ha llegado por mí.

—Lucas Cuella—

Estoy esperando en las gradas del campo a mi primo Neftaly que quedó en llegar hoy de Barcelona, prometió que llegaría, así que lo espero. Me levanto caminando de un lado a otro, elevo la mirada y veo en las gradas de afuera a una chica bastante bonita, tiene una mirada que se me hace conocida. Está guapa.

Me acerco un poco y la veo hablando con Ana, se conocen. Nuestras miradas se encuentran y siento algo extraño, me sorprende cuando Axel grita el nombre de Kenia y la misma chica hermosa de las gradas es la que voltea. No puede ser, esa chica tan bonita es Kenia. ¿En qué momento cambió? Ahora entiendo por qué no ha ido a clases, no quería que nadie la viera. No sé qué me pasa que voy hacia donde ella, pero alguien me toma del brazo.

—¿Qué tanto le miras a esa zorra? —Rogelia me mira y luego a Kenia que quita la mirada—. ¿No me digas que es tu nueva conquista?

—Es hermosa, no lo puedo negar. No es tu problema si es mi nueva conquista, es mi vida y sabes que lo de nosotros es solo sexo, no tenemos una relación.

—¡Eres un idiota, Lucas! Me largo.

Se va echando chispas, tropieza con alguien y ese es mi primo Neftaly que enseguida se me tira encima dándome un abrazo, teníamos tiempo sin vernos.

—No me digas, ¿ya hiciste enojar a Rogelia por estar detrás de otras piernas? Eres un cabrón.

—Bájale, chico, no miraba a nadie, ella se hace sus propias películas

Miro hacia las gradas y él lleva la mirada también.

—¡No me jodas! Te gusta la chica que está en las gradas, ve cómo se te sale la baba —me empuja—. Pero está con una chica y está bonita, ¿las conoces?

—Sí, la de la falda es Kenia, la nerd de la escuela. Y la otra es Ana, una chica popular.

—Pero para ser nerd está bien buena, esa la quiero para mí si tú no la quieres.

—Ni lo pienses, con ella no te metas —lo amenazo—. Si quieres busca otra, ahí está Rogelia, pero con Kenia no.

—Cálmate, me acabas de decir que no te interesa.

—No me interesa. Digamos que sé cómo eres, lo que me hace pensar que la harías sufrir, mejor de lejos con ella.

Termino de hablar y me alejo, no me molesta que mi primo intente conquistar a Kenia, pero sé que en su mundo no hay maldad y Neftaly le puede enseñar lo que no debe. No me gusta la chica y me niego que sea de esa manera, somos polos opuestos y no quiero sentir nada por nadie.

Ya me enamoré una vez y tuve la mala suerte de salir mal de una relación que no me dejó nada bueno, no quiero salir destrozado por segunda vez y regresar al punto de horror donde ya estuve. Hace mucho me prometí que no volvería a enamorarme, por eso soy tan frío con las personas, me costó mucho salir adelante y cuando lo hice ya había cambiado tanto que no me fijé que solía ser duro con los demás.

Eres mi todo. © [✔️]Where stories live. Discover now