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ME DESPERTÉ POR UN EXTRAÑO OLOR. Mire extrañada a mi alrededor, pero mi habitación se encontraba totalmente normal. Baje las escaleras con rapidez hasta llegar a la cocina.
—Y por esto soy yo la que cocino—Dije mientras comenzaba a reír. De la sartén salia humo de color grisáceo. Mi padre se encontraba intentando quitarlo con un trapo moviéndole de un lado a otro.
—Se supone que las tortitas son fáciles de hacer—Se quejó el.
Reí—Dejalo, desayunaré cereales—Dije.
—Lo siendo hija, tu primer día de instituto, y ya la estoy liando—Dijo.
—No digas tonterías, imagínate cuando le cuente a la tía Lyli mi primer día de instituto, comenzó con un casi incendio en mi casa, suena bien, ¿no crees?—Le pregunté con una sonrisa inocente.
—Ni se te ocurra contarle esto a tu tía, se burlaría de mi por años—Dijo mientras bufaba.
—Eso hace que me den mas ganas de contárselo papá—Dije mientras le miraba con las cejas alzadas.
—Mala hija—Dijo mientras intentaba hacerse el enfadado.
Me toque el pecho haciéndome la ofendida.
—Dios, que cruel—Le dije.
—Si, si. Venga termina los cereales y sal de mi vista—Dijo.
—Estas amargado por la edad, ¿verdad?—Dije con burla.
—¿Jovencita me estas llamando viejo?—Preguntó ofendido.
—Que va—Dije mientras terminaba mis cereales y ponía la taza en el lavavajillas.
—Vete al instituto ya—Dijo mientras me daba con el trapo que anteriormente habia usado para el casí incendio.
—Hey, hey, ya voy, tampoco hace falta ser grosero—
—¿Y me lo dices tu? Me acabas de llamar viejo—Se quejó el de nuevo.
