XVI

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Abro los ojos lentamente y miro alrededor bastante perdida, estaba en el centro de una habitación sentada, cuerdas provocaban que mis manos y pies estuviesen inmóviles y un trozo de tela se posaba en mi boca impidiendome hablar con claridad. Miraba alrededor buscando desesperada una respuesta a todo lo q había pasado, pero no había nada que me indicase algo para averiguar mi paradero y razón por la cual me encuentro en él. Un estornudo conocido irrumpe en medio de la sala:
- Mimi...?-pregunté algo indecisa y asustada.
- Ana! Eres tu?? - la voz de la granadina me respondió y un leve sentimiento de alivio recorrió mi cuerpo al saber que no estaba sola, que estaba con ella
-Sisi... Soy Ana - sonrei levemente e intenté buscarla cn la mirada, pero no veía absolutamente nada- Mimi donde estas...?

NARRA MIMI

Veia a Ana desde la otra habitación mientras permanecía gritando su nombre para que no cayese en la trampa, la voz no era yo y la iban a hacer daño y eso, desgraciadamente, yo no podía evitarlo
-ANAAAA!!! ANA NO LES HAGAS CASO! - un latigazo seco en mi muslo provocó que frunciese el ceño y emitiese un grito de dolor, me tenían agarrada obligándome a ver la escena de la habitación en la que permanecía Ana, no me tenían atada, pero si amenazada con pegarme, cosa que ya habían hecho más de una vez. Empecé a mirar alrededor y concentrarme mientras movía la mano disimuladamente y pensaba en todos los hechizos que había visto a lo largo de mi vida.
En mi mente pasaban un millón de recuerdos borrosos de clases de hechicería, intentaba recordar con todas mis fuerzas pero desgraciadamente no recordaba ni una sola de palabra de ni un solo hechizo, en esta ocasión solo Ana podría salvarse. Ella era la única que poseía los conocimientos necesarios para acabar con todo, mientras tanto la voz seguía hablando con Ana hasta tornarse a un tono más grave y aterrador. La cara de Ana se modificó al completo empalideciendose, trago saliva bruscamente y miro alrededor. Baje mi vista a sus manos y una leve sonrisa se iluminó en mi cara al ver que las movía en círculos mientras murmuraba cosas con sus labios sin llegar a proyectarlas en alto.
"Vamos Anita, vamos" ese pensamiento se proyectaba en mi mente repetidas veces mientras mis dedos permanecían cruzados poniendo toda mi fe en ella, las cuerdas que mantenían a Ana atada empezaron a humear y pequeñas chispas salian de las manos de la canaria, abrí la boca fascinada dado que el hechizo que estaba realizando Ana era de último curso, cosa que aún no habíamos apremdido dado que estábamos nada más que en el tercer año. Ana consiguió finalmente deshacerse de las cuerdas de las manos y toqueteaba la silla en busca de alguna rama con la que poder ayudarse a crear una varita.

NARRA ANA

Estaba en peligro, habían producido una simulación engañando así a mi mente provocando que se proyectase en la sala la voz de alguien con quien me gustaría más que nada estar en este momento, Mimi era solamente una imaginación repentina de mi mente. Miraba alrededor en busca de ese mal que merodeaba a su merced mientras repasaba todos los libros de hechicería que me había estado leyendo durante este verano para mi preparación ante la prestigiosa academia hasta que finalmente di con el perfecto para deshacerme de esa atadura que provocaba que mis extremidades permanecieran unidas. Acto seguido, empece a pronunciar, mas bien murmurar, todas las palabras que contenía esa formula en latin: lacarnum inflamare. 

Las cuerdas comenzaron a quemarse lentamente y acabaron reducidas a cenizas en cuestión de segundos.  El ambiente estaba muy tenso, mi respiración estaba entrecortada a causa del miedo, comence a tocar la silla en busca de alguna astilla suelta para ayudarme a realizar el hechizo que tenia pensado para iluminarme en esas tinieblas, la voz habia cesado y con ella el terror habia aumentado debido a que no se sabia con certeza donde se encontraba ese mal. Arranque un trozo del respaldo de la silla y susurré: lumos máxima a la vez que realizaba un movimiento con mi varita. En cuestión de segundos una luz ilumino toda la sala y ahí estaba, una sombra permanecía en una esquina de esa sala, me aleje despacio hasta encontrarme con la pared de aquella habitación la cual me dio seguridad, me fije en que la sombra estaba reduciendose a causa de la luz asique decidí aumentar la potencia: lumos solem, tras realizar esas palabras movi esa astilla que utilice a forma de varita y apunte a aquella sombra provocando q se esfumase. Lo habia conseguido, ahora debía salir y salvar a mis compañeros, sali por aquella puerta apresurada, tenia miedo, mucho miedo, pero lo haría por ella, la persona q se habia metido en mi cabeza en tan solo unas semanas, la chica que llego borracha a mi habitación diciendo q no podía estar sin mi, la chica de la sonrisa perfecta, lo haría por ella, Mimi.

Hechicería - WarmiWhere stories live. Discover now