《Santi》kookmin.

02. Gustos.

/Narrador/

Su vida todavía no se consumía del todo, quedaba mucho tiempo como para que él descendiera en una espiral de desenfreno y fuego. Faltaba demasiado para que Jimin se topara completamente con el dolor de conocer al diablo en persona. Por el momento él seguía reposando sus pensamientos infantiles en las claras murallas de su cuarto, pero algo rondaba por su cabeza descolorada.

¿Qué tanto podía cambiar una persona? Jimin siempre afirmó que no demasiado, pero al momento en el que saludó con agrado a Yoongi al llegar a casa, supo que ya no era el mismo, había algo que su articulada mente no concebía del todo como posible. La llegada de los trece años que tenía su primo más cercano parecía asustarle más que agradarle.

¿Qué había pasado?

Saludó con cariño al pelinegro y simuló no prestarle la suficiente importancia a su nueva apariencia, pues no quería conseguirse el rechazo de estas personas también. Se acostumbró a simplemente aceptar la situación por muy mala o extraña que fuera. No importaba el como se sintiera.

-Lo siento, me he venido con un amigo para pasar unas semanas durante las vacaciones –Comentó Namjoon mientras caminaba junto a los menores hasta la sala. El rubio un tanto extrañado no prestó atención a dichas palabras, que en un futuro eran las mismas brasas quemándole los pies, simplemente avanzó con la seguridad de que no sería demasiado relevante la visita, si sus padres lo permitieron se debía a algo, ¿no?

-No es problema –Murmuró al ver la vestimenta de Yoongi, los colores claros desaparecieron de improviso, abriéndole paso a una oscuridad que comenzaba desde su cabello hasta su calzado. No negó en que en más de una ocasión toco las telas para poder diferenciar las prendas de las otras, su curiosidad era infantil y despreocupada. No había problema alguno.

Jimin tomó un poco de aire antes de susurrarle una que otra broma ocasional a su primo mientras avanzaban por la casa, pero solo recibió una risilla un tanto incómoda de su parte, como si ya no quisiera formar parte de aquel juego.

-Hola cariño –Saludó la voz de su madre a lo lejos, estaba sentada en su cómodo lugar dentro de aquella gran sala que tenía por recibidor, las manos ligeras del rubio apretaron un poco las prendas negras de Yoongi antes de que este último avanzara rápidamente hasta el sofá en donde la silueta estaba sentada. El repentino movimiento obstruyó su vista de un factor importante en dicho lugar, alguien se escondía en la apropiada oscuridad del mejor amigo de Park, un alguien que parecía más confiado que nunca.

-Hola mamá –Saludó el de tez clara con normalidad, pero no pudo negar que su total atención fue para el extraño que yacía junto a su progenitora bebiendo un poco de té, claro, cualquier otra persona pudo ser normal, pero para Jimin aquello logró descolocarlo de su tranquila rutina.

-Él es Kook –Dijo Nam agachándose a la altura de Jimin, un toque infantil y un tanto tajante que dejaba en claro quién era el niño quien el próximo adulto simplón –Espero puedan llevarse bien durante el tiempo en el que estemos aquí.