06. Húmedo, rebelde y audaz.

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/Narrador/

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/Narrador/

Las oleadas eran constantes y poco duraderas, podías contar cuantas pasaban en un minuto con solo oír su sonido contra la orilla, donde el movimiento mecía las rocas. Jimin estaba alejado de la orilla, escondido en la arena que había por allí, estaba seguro de que aquel tipo de fogosa mirada no lo encontraría en su claustro, pero unas pisadas venían hacia él, veloces y firmes, más sonoras que el agua del lago.

Yoongi sostenía una rama de las que serían para la fogata, sus manos la cargaban con determinación mientras caminaba a hurtadillas hasta Jimin, lo notó, notó las malditas hormigas que el albino admiraba con detenimiento. Sin el permiso de nadie se abalanzó para destruir el fino y prolijo camino que las obreras habían trazado en la graba y arena, Jimin quiso detenerlo, pero no sirvió demasiado, él era igual de inútil que aquel trozo de madera en la mano de su primo... podía quebrarse rápidamente.

-Vamos, vamos al agua -Exclamó limpiando sus prendas de la tierra que había caído en ella -Para eso estamos aquí... no arruines el ambiente. Incluso Nam quiere meterse al lago contigo.

Jimin sostenía su gorra en las manos, apretada con ansias, jamás creyó recibir y ver semejante trato por parte de su primo, negó y miró a las hormigas que corrían en círculos, chocando unas con otras aún si el pelinegro no perturbaba su colonia. Sus claros ojos estaban perdidos en las nuevas figuras que las criaturas formaban.

-No iré, no tenías que venir a por ellas Yoongi...-Dijo al levantarse, el contorno blanco de su piel era realmente aterrador a la vista, parecía el color de una persona que carecía de calor corporal, algo que siempre le preocupó más de la cuenta durante aquella época del año.

-Sabes que todo lo hacemos por ti, no seas aguafiestas -Dijo el pelinegro retomando la posición de la varilla en su mano izquierda, sus piernas descubiertas débiles al clima no convencían a Jimin del todo -El clima está muy bueno, no tienes que dar esa excusa.

El chico albino suspiró y se colocó su gorra con un notable gesto de desagrado en cada movimiento, caminó un poco dejando al pelinegro atrás de él, pero este de forma abrupta cogió su muñeca y comenzó a tirarlo con fuerza, parecía ser arrastrado por las emociones y miedos del momento, Yoongi podía tener un tenaz carácter que hervía con lo mínimo, que tenía especial predilección por Jimin como mechero.

El menor de los primos no esperó a quejarse, pues el trato realmente le hacía doler su muñeca, no podía asegurar que aquella zona más tarde estaría libre de moretones, intentó liberarse tirando a la dirección contraria, pero el agarre fue cada vez peor y el dolor más intenso. Jimin observó la mano del pelinegro, y sus nudillos aclarados por la fuerza con la que lo apretaba.

¿Qué le había hecho para ser tratado así?

-¡Yoongi! ¡Me duele! -Chilló intentando frenar, pero el pelinegro no lo escuchó, comenzó a adentrarse en el agua hasta llegar a sus tobillos, Jimin, aun con sus zapatillas puestas brincó con el gélido tacto contra su piel, la desagradable sensación de sus medias mojadas lo invadió.

《Santi》kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora