Capítulo 4

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El fin de semana por fin había llegado y con el las tareas que había dejado pasar.

Así que no tengo más remedio que terminarlas antes de que acabe el día, no es mi pasatiempo favorito pero atrasarse en la escuela después es una gran responsabilidad.

Tomó mi libro de historia en mis manos, lo cual inconscientemente me hace recordar a Joaquín y esa vez que tropezamos en los pasillos por que ambos llevabamos prisa y sus libros salieron volando.

—¿Por qué no te fijas por donde caminas? Idiota —tan hermoso que puedo dejar que me pegue en el rostro.

—No fui el único con culpa, de hecho gracias a ti la espalda me esta doliendo —reproche mientras hacía una mueca de dolor y él rodaba los ojos.

—Sólo fijate —amenazó y pasó a mi lado golpeando levemente su hombro con el mío.

Estoy perdido por que no debería pensar en él. Pero por más que me repita que debo olvidarlo no sucederá.

Unos toques en mi puerta me sacan de mis pensamientos, y cierro el libro que tengo en mis manos.

—¿Quien?

—Soy yo, Romina.

—Pasa, antes de que me arrepienta.

Ella sabe que bromeó, pues me conoce tan bien así que sin pensarlo mucho se abalanza hacia mí.

—¿Iras la fiesta? —cuestiona con mucha emoción, miéntras me mira insistentemente.

—¿Cuál fiesta?

—La de Mauricio Mariscal, invitó a toda la preparatoria.

—Pues el rumor no llegó a mi salón de clases, sabes que me odia.

—Vamos Emilio, por que sea tu ex novio no quiere decir que te odie.

—¿Si lo escuchaste no? Cuando lo termine dijo que se encargaría de hundirme, tanto que nadie del equipo de fútbol me habla —y era cierto, anduve con él y en ese tiempo él era capitán del equipo de fútbol, pero mi objetivo de estar con el no era bueno y sincero, solo lo hice porque quería olvidarme de alguien y adivinen de quien, si, de Joaquín. El caso es que Mauricio después de un tiempo de la relación me cedió su trono e hizo una reunión para celebrar, después de unos tragos ya estando a solas quiso pasar a algo más que besos y yo no se lo permití así que por esa simple razón lo termine y por que no sentía nada, absolutamente nada, parecía muerto en vida. Pero el corrió el rumor de que sólo lo busque engatusarlo para ser superior en el equipo, se encargo de que nadie me respetará en las prácticas hasta que se canso y es que todo volvió a la normalidad, casi.

—Invitó a todos y tu estas entre ellos, acompañame ¿Si? no quiero ir sola —viendo los ojos de Romina me di cuenta que no iba a darse por vencida fácilmente así que suspiré y lo analicé pero tendría que obtener algo a cambio.

—No lo haré —reí sin gracia pero a ella no le pareció chistoso.

—Por favor —suplico usando un tono de voz agudo, que irritable.

—Iré... —apenas di mi respuesta comenzó a celebrar pero todavía no acababa, tenía una condición—. Siempre y cuando me ayudes con mi tarea, es mucha.

—¡Emilio!

—Tomalo o dejalo.

—Esta bien —un puchero se formó en sus labios y me causó ternura —Sólo por que quiero ir y mamá no me dejara ir sola —parecía una bebé haciendo berrinche—. Ponte guapo —me señaló con su dedo índice para después marcharse.

¿Do you think he's in love with you? [Emiliaco] Where stories live. Discover now