Capítulo 6: Manos de tijeras.

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Sábado, 30 de Octubre de 2010.



El tan esperado tren del famoso circo Everglow, había llegado finalmente a la ciudad Luminica cuando la noche cayó en la penumbra y la luna llena apareció en el cielo.

Las puertas del circo no abrirían esa noche. Tenían mucho que desempacar de los trenes, y prepararse para el espectáculo. Comenzarían mañana con mayor comodidad. Ahora, todos se preocuparían en tender sus tiendas para dormir.

Sin embargo, el famoso Patrick Saltsman y sus fenómenos se encontraban en la cafetería en una alegre y celebre cena que el circense había planeado con ron y comida gourmet para todos sus freaks. Mientras, que sus payasos sirvientes desempacaban las tiendas de los vagones.

El único payaso que no estaba colocando las tiendas como el resto, era la payasita favorita del circense: Poppy. Ella como el resto de los freaks se encontraba sentada en la enorme mesa de la cafetería, cumpliendo con el trabajo de sirviente personal de Patrick Saltsman y deseando que toda esa celebración acabara por fin. La muchacha se encontraba disgustada observando como todo era un alboroto, y como los fenómenos se emborrachaban y comían de su plato como cerdos en un granero.

Para Poppy era horriblemente asqueroso ver como los fenómenos comían. Tomaban la comida entre sus sucios dedos y la llevaban hacia sus pútridos dientes. Masticaban con la boca abierta y escupían sobre la mesa al hacerlo.

«Ignóralo todo, solo ignóralo.», pensó la muchacha con el rostro pálido, mientras que observaba todo el bullicio que Patrick y sus fenómenos hacían en la mesa. Todo le resultaba tan repugnante que la joven no había tocado ni un poco de su comida desde que se habían sentado todos en la mesa hace media hora.

- ¡Un hurra por Patrick que es un buen jefe!- canturreó uno de los enanos con la borrachera, subiéndose tambaleante sobre la mesa para tomar torpemente su vaso de cristal lleno de ron y levantarlo al aire frente a todos-. ¡Un hurra por Patrick que es un buen jefe!

- ¡Hurra!- le gritaron todos en una sola voz, y levantaron sus tragos arriba como aquel enano lo hacía-. ¡Hurra por Patrick! ¡Hurra!

El bullicio aumentó, y los fenómenos comenzaron a enloquecer más por el alcohol que los envolvía y se limitaron a gritar descontroladamente mientras que golpeaban la mesa como animales. Entonces, un ebrio Patrick Saltsman sonrió al ver que sus pequeños se divertían, y levantándose de su trono sobre sus tacones negros, exclamó con emoción:

- ¡Porque son los mejores monstruos que podría tener, les diré que he decidido que nos tomaremos tres semanas de descanso! ¡El circo no abrirá sus puertas mañana, porque quiero que ustedes se tomen unas vacaciones! ¡Oh, los atesoro tanto, mis pequeños freaks!

El anuncio de Patrick había tomado por sorpresa a la mayoría de los fenómenos. Estaban sorprendidos, ya que solían trabajar duro y sin descanso para el circense. Era una gran novedad estar de vacaciones, y cuando escucharon esa noticia varios de los freaks saltaron de sus sillas para besarle los pies a su jefe en agradecimiento.

- ¡Oh, mis pequeños!- gimió Patrick conmovido por la acción de los trabajadores que lo idolatraban a sus pies, y se llevó una mano al pecho-. Levántense, queridos míos- dijo, y se arrodilló hacia sus freaks para abrazarlos-. No es necesario ese comportamiento de agradecimiento, porque yo he sido bastante duro con ustedes. Los he tratado como mis empleados cuando la verdad es que son mi familia, y de eso me di cuenta....- lentamente miró hacia el techo, y se perdió en los recuerdos-, cuando perdí a uno de mis pequeños: el señor Smiley...

Completo silencio.

Aquel nombre había sido mencionado y de repente todos quedaron en un absoluto silencio en la mesa. Atentos al hombre que les dio hogar, observaron como él se llenaba de melancolía al recordar al titiritero; quien había muerto misteriosamente hasta el momento.

El circo de horror de Patrick Saltsman ©Where stories live. Discover now