31. Huida.

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Jongin observó con confusión —y con un creciente miedo— como el conductor de un taxi metía un par de maletas en su baúl y abría la puerta trasera del auto para que los embarazados subieran. ¿A dónde iban? ¿Estaban marchándose de casa? ¿Por qué? ¿Qué pasaba con el universo? ¿Que uno ya no podía marcharse un rato a la academia sin que la tierra se saliera de su eje?

Bueno, Jongin supo reconocer que estaba perdiendo su tiempo con exclamaciones mentales exageradas. Corrió al taxi antes de que el conductor pusiera el auto en marcha y sus sobrinas fueran raptadas por sus padres frente a sus ojos.

—¿Qué sucede? ¿A dónde van? —Jongin abrió la puerta trasera del taxi.

Minseok lo miró con miedo y tomó la puerta para cerrarla, pero Jongin la sostuvo con fuerza, impidiendo que la cerrara. ¿Qué demonios estaba pasando?

—Nos vamos, Jonginnie —Minseok anunció. Tenía los ojos y la nariz rojos como si hubiera llorado mucho—. No podemos seguir viviendo con ustedes.

—¿Pero, por qué? ¿Qué pasó?

—No importa. Sé bueno y cuídate, ¿sí?

—No —Jongin suplicó— No se vayan.

—Lo siento —Minseok susurró tristemente.

—¿Por qué lo hacen? —Jongin preguntó al borde del llanto—. ¿Es por Chanyeol? ¿Jongdae hizo algo mal? ¿Ellos saben siquiera?

Nadie respondió.

Baekhyun estaba al lado de Minseok, llorando como si estuviera en un funeral y el conductor estaba mirando a Jongin con el ceño fruncido.

—¿Baekkie? —Jongin suplicó, pero Baekhyun no lo miró.

—Nos vamos, Jongin —Minseok repitió—. Por favor, suelta la puerta.

—Bien, si no se quedan, entonces los acompañaré —Jongin se metió al auto, sin darle a Minseok la oportunidad de protestar, y se apretujó con los embarazados en el asiento trasero.

El taxista, ya un poco exasperado, encendió el auto y se apresuró a conducir por las calles hasta su destino. Después de todo, el muchacho moreno no parecía querer meterse en problemas o lastimar a sus clientes y a él le pagaban por conducir, no por intervenir en disputas familiares.




Al bajarse del taxi, en la estación de trenes, lo primero que Jongin hizo, mientras los embarazados tomaban sus maletas, fue marcarle a su hermano. Las lágrimas le empañaban la vista pero él se esforzaba por no llorar. Maldita sea, ¿por qué no contestaba? Al cuarto timbre su celular fue arrebatado de sus manos.

—No te atrevas a llamarlo.

—Pero, Jongdae debe saber... va a enloquecer al volver y no encontrarlos.

—Pues es justo lo que yo estoy evitando, estar presente cuando enloquezca.

—¿De que hablas? —Jongin preguntó, muy confundido— ¿Qué hiciste? ¿Por qué están huyendo como unos delincuentes? —las lágrimas se hicieron camino por las lágrimas del moreno—. No se vayan, lo que sea, yo puedo ayudarlos.

—La única forma de ayudarnos es dejarnos marchar, por favor, Nini —Minseok suplicó, limpiando las lágrimas de Jongin—. Vuelve a casa y no digas nada.

—No —Jongin negó y abrazó a Minseok, logrando que este empezara a llorar de nuevo.

—Baekhyun, quédate con Jongin, compraré los boletos —Minseok le dijo a su mejor amigo, mientras se limpiaba las lágrimas.

THE CHANCE OF LOVEWhere stories live. Discover now