XVI

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Al derecho y al revés








—¿Entonces de qué color quieren las flores?

Chris quería salir corriendo, no era una broma, de poder hacerlo lo habría hecho hace rato, pero reconoció que su actual prometida, Jill le daba miedo. Adios orgullo masculino, adiós fuertes brazos, si Jill Valentine se enojaba significaba que el estaria realmente jodido. Desde que habían anunciado sobre su casamiento, ambos decidieron que querían hacerlo lo más pronto posible, y en un principio Chris pensó en la opción de hacer una reunión pequeña e invitar a gente muy cercana y que la ceremonia fuera a una nivel más político y social , es decir; en un registro civil. Pero la castaña se mostró en total desacuerdo y negativa a la propuesta, alegando que solo se casarian una vez y que en si ambos habían trabajado toda su vida con pocos momentos que recordar como ostentosos o felices, que esta era la única vez que lo harían. Y en cierto modo ella tenía razón, pero la preparar una boda en la semana era mas cansador que ir de mision. Y la serpiente venenosa de la organizadora de bodas era mucho mas peligrosa que las B.O.W .

 —¿Es importante? cualquier color estaría bien -comentó chris en un tono cansado, no tenía ganas de esas preguntas tontas, no después de 14 horas seguidas con esa mujer haciendo preguntas estúpidas, como : "¿de que color quiere que sean las velas del centro de las mesas" estaba agotado.

—Claro que lo son, por algo lo pregunto, en el idioma de las flores cada color y tipo representa algo diferente y distinto, unas rosas no dirán lo mismo que unas hortensias.

—¿Enserio cree que todos nuestros invitados sabrán el idioma de las flores?- preguntó con hastío - nadie lo sabre, por que a nadie le importa.

—Claro que importa, la boda es cuestión de simbolismo, que cada cosa tenga su lugar, su espacio y su momento. Por eso se hacen las pruebas de fiesta y del vestido y la comida.

 —Lo cual me parece una estupidez, todo esto es una estupidez. 

El soltó de golpe, de manera bastante furica, viendo a Jill quien agachaba la mirada como si le hubieran echado un balde de agua fría.

—Jill... disculpame yo...

La castaña suspiro y se levanto de la silla rápidamente saliendo del local azotando la puerta mientras chris no sabia que hacer, por primera vez no sabia como reaccionar. Miro de reojo a la mujer que parecia tan pasmada como el y salio tras su prometida pero al mirar a ambos lados de la calle no había nada, o mas demasiadas personas, Jill se había perdido en el gentío que rodeaba la plaza comercial, se sentía un inbecil, había lastimado a una de las personas mas importantes de su vida.

"idiota"

Se dijo así mismo, sería imposible dar con ella en ese momento. Chris se sentía tan miserable e idiota, sacó su teléfono e intento llamarla pero ella había sido lista y lo había apagado, llamó entonces a su otra opción, tardó un par segundos en atender.

—¿Hola?

Chris arrugó el entrecejo, eran las tres de la tarde y leon tenia voz de dormido.

—¿Por qué duermes a esta hora?

—Ugh. Estoy cansado, solo eso -comentó con tranquilidad aunque chris oyó claramente una voz femenina del otro lado de la linea diciendo algo que el no llego a entender con claridad, aunque lo que si entendió fueron los motivos del cansancio de Leon, con esta edad era un tipo tan hormonal- En fin, ¿que quieres?

Leon x Helena- The Change.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora