XXVIII

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Funerales a los vivos



Sangre salió de su boca, sus brazos le dolían y si cuerpo temblaba, ella no pudo comprender si fue o no por la falta de comida, de sueño, de hambre o tan solo era por el frio que se colaba entre las rendijas de la celda donde estaba. La piel de su abdomen se contrajo al recibir el duro golpe de un puño justo allí, repentinamente se sintió asqueada al notar el sabor caliente y metálico de la sangre repiquetear entre sus labios.

—Esto no me gusta, no más de lo que a ti al menos.

Dijo aquella voz, que tanto había escuchado los últimos tres días, había agarrado odio y asco a aquel eco en sus oídos, y aun que no quisiera admitirlo, también miedo, siempre que le escuchaba aquello significaba tortura.

—Parece que al igual que los otros días, hoy tampoco pretendes decir nada.

El hombre, vestido de apariencia militar se paro frente a ella, su cuerpo estaba atado con cadenas con los brazos sobre la cabeza, había varias heridas alrededor de todo su cuerpo, como el mapa perfecto de su terror durante esas 72 horas, un error estúpido les había condenados a ser descubiertos justo antes de poder completar del todo la misión, por suerte habían logrado enviar una parte de los datos recolectados y el agua en el computador le había dañado lo suficiente como para que no lograran acceder a la información contenida.

—Despierten al otro.

Ordeno de manera autoritaria, a su lado Evans había quedado inconsciente hace un par de horas después de que le arrancaran su ojo izquierdo, la castaña estuvo a punto de confesar, pero no lo hizo, Evans entre sus gritos de agonía repetía una y otra vez que no les dijera nada. Un balde de agua fría cayó sobre el despertándolo de un susto, casi al momento de despertar deseo nuevamente estar inconsciente, sabía lo que esperaba.

—Odio ver sufrir a las personas, me parece por demás una perdida innecesaria... así que les propondré esto una vez más, porque ambos saben que van a morir aquí...pero determinado por mí, dependerá de si será de manera rápida y simple... o dolorosa, la más dolorosa del mundo – este se acerco a Evans pasando sus dedos por encima del parpado del ojo arrancado, haciéndolo gritar- será toda una agonía... así que voy a volver a preguntar. ¿Para quienes trabajan?

Ninguno de los dos hablo por lo que este tomo un cuchillo en total asqueo de la lealtad de ambos y sin dudar lo clavo en la pierna de la mujer haciéndola jadear, el retiro el cuchillo con más violencia que cuando lo clavo y con molestia lo acerco al rostro de la joven.

—Para quienes...trabajan...

Pregunto lentamente, con todas las intenciones de enterrar el cuchillo en su rostro, pero antes de ese cometido las alarmas se activaron.

—Alguien se infiltro en la torre norte, señor.

—Enviad a los guardias.

—Ya los enviamos, pero me temo que no pudieron frenarles...

—Parece que vinieron por ellos.

— ¿Qué se supone que vamos a hacer entonces?

—Desátenlos, deben ser muy valiosos si los mandaron a rescatar, les usaremos de rehenes, preparen el submarino, vamos a moverlo de territorio ahora mismo.

—De acuerdo señor.

Respondió este obediente, para verlo salir a él y los demás, estaba seguro de que podría fácilmente con dos rehenes medio heridos y sin alimentación y sueño por tanto tiempo. Primero soltó al más herido, atando ambas manos de el hacia atrás de su espalda, pero cuando fue por la mujer todo se descontrolo, una vez puso la llave en la cerradura de la cadena que la sostenía, ella solo espero a que se escucharan los engranajes de adentro girar para sostenerlo con sus piernas y sin tardar acomodarse y darle un cabezazo, este pareció tomarlo por sorpresa y sin tardar cayo inconsciente en el suelo. Helena no le permitió dejarle caer de esa manera, por el contrario pese a que le costó ella lo sostuvo con las piernas y lo bajo lentamente hasta dejarlo en el suelo, ella termino de soltar sus manos y sintió como su mundo giro cuando tuvo sus pies en la tierra.

Leon x Helena- The Change.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora