Kang YeoSang» ATEEZ

358 24 0
                                    

Sabías que estaba cansado. Su lenguaje corporal te lo dejaba en claro las pocas veces que lo veías y sin mucho trabajo de por medio, pero también eras consciente de que algo más se mantenía escondido entre tanta seriedad y distanciamiento.

Lo conocías lo suficiente como para asegurar, sin la menor gota de duda, que algo le ocurría al chico de marcadas fracciones que tenías como mejor amigo desde hace cuatro años, sin embargo, no eras capaz de descifrar qué era ese algo que parecía quitarle el poco sueño que podía tener como idol y dejarlo en ese estado que te creaba más preocupaciones que otra cosa.

No te gustaba verlo así, y te frustraba un poco no poder ser de ayuda para aliviarlo. Te frustraba que Kang no pareciera confiar lo suficientemente en ti como para desahogar el peso que tenía sobre sus hombros contigo.

Y a pesar de que lo intentaste, no fuiste capaz de evitar pasar horas enteras pensando en cuál podía ser la posible respuesta a aquella incógnita que carcomía a tu cabeza para que, al final, te terminaras inclinando por la que parecía ser la más realista: YeoSang se encontraba nervioso y estresado por el estreno de su nuevo álbum.

La sola idea removió tu corazón con una mezcla de ternura y tristeza que te empujaron a hornear galletas de chocolate, las suficientes para él y sus compañeros de grupo, los cuales estabas segura de que intentarían quitarle más de una a tu mejor amigo. Las guardaste en una caja de color rojo con estrellas negras esparcidas como lunares a su alrededor que te pareció la más linda y adecuada para la ocasión y, tras atar una cinta con un simple pero fuerte mensaje en la tapa, la guardaste dentro de una bolsa y emprendiste viaje hasta las instalaciones de KQ Entertaiment, en donde el chico se encontraba ahora.

A una calle del edificio le enviaste un mensaje al chico, que fue contestado tres minutos después informándote que un miembro del staff te esperaría en la entrada para hacerte entrar a verlo.

Y así fue.

La chica te llevó hasta el tercer piso, sitio en el que YeoSang te aguardaba de pie en el corredor a unos metros de la puerta que daba hacia la sala de prácticas.

Le agradeciste a la amable chica por su ayuda antes de volcar tu atención a Kang, quien te regaló una suave sonrisa acompañada de un saludo amable.

— ¿Qué es eso tan importante por lo que querías verme? — te preguntó cuando ya ambos estuvieron solos.

Le regalaste una angelical sonrisa por tu pequeña mentira y exageración para seguido, sacar de la bolsa que cargabas la caja con galletas.

— Te traje esto. Son galletas de chocolate — le informaste, notando su curiosidad.

La sorpresa pintó su bello rostro mientras recibía tu regalo, y aquella sincera y gran sonrisa que por mucho tiempo llevabas extrañando ver, se dibujó en sus labios al leer la nota que tú misma habías escrito con tu mejor letra.

"Tú puedes hacerlo. No te rindas. ¡Fighting!".

Te miró con un suave sonrojo cubriendo sus mejillas para luego envolverte entre sus brazos en un cálido abrazo que sacudió a tu sistema nervioso. Su frente se apoyó en tu hombro derecho y, a pesar de que no te molestaba en lo absoluto, no pudiste no comentar algo debido a que el abrazo estaba durando más de lo normal.

— YeoSang, los chicos te deben estar...

— Shh... Solo... Quedémonos así un poco más, ¿sí? — susurró cerca de tu oído, ocasionando que todo tu cuerpo respondiera a su cercanía y el calor que emanaba su anatomía en un corazón acelerado y un sonrojo brutal.

Asentiste en silencio, sintiéndote incapaz de responder con palabras, y te permitiste rodear su cintura y apoyar tu mentón en su hombro. Cerraste los ojos, pensando en lo agradable que era estar entre los brazos del castaño, y te dejaste hipnotizar por su presencia y aroma. Dos sensaciones que estabas guardando como un tesoro en lo más profundo de tu memoria para que te acompañaran durante esas largas semanas que te esperaban lejos de él, cuando las promociones iniciaran.

DRABBLES » KPOPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora