p r ó l o g o

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Eran apenas las seis con diez de la mañana cuando el oficinista salía de su departamento vistiendo unos holgados pants negros y una sudadera a juego, como todos los días salía a correr por la cuadra antes de regresar para ir a trabajar.

El frío viento de octubre le golpeó en la cara apenas salió del edificio. Con tranquilidad bajó los escalones y comenzó a hacer unos estiramientos para calentar un poco, al entrar en calor se dispuso a trotar con calma por la vereda. El sol todavía no salía y las calles estaban tan silenciosas como era habitual a esa hora, por lo cual las farolas seguían encendidas.

En la primera esquina se detuvo un momento, pues por encima de la música que salía de sus auriculares, le pareció escuchar un extraño ruido pero al voltear a su alrededor no captó nada fuera de lo normal así que continuó con su camino no sin sentir que el ambiente había cambiado ya.

En cuanto el rubio dio vuelta en la siguiente esquina tropezó con algo provocando que cayera unos pasos más adelante junto a un gemido de dolor. Quejándose un poco, se levantó del duro cemento inspeccionando las leves heridas que tenía en las manos y los raspones que lograron atravesar el pantalón. Trató de fijar su vista en el objeto con que se atravesó y con horror observó una pierna tendida saliendo de los arbustos.

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Diez minutos después, cintas amarillas rodeaban de un poste al otro la escena del crimen, y varias patrullas obstruían el paso a los vehículos por aquella calle. La camioneta forense estaba aparcada casi sobre la banqueta y unos que otros vecinos curiosos de asomaban por sus ventanas.

Una oficial de la policía se acercó con una libreta en mano y se posicionó frente al chico.

— ¿Cuál es su nombre?

— Jimin, Park Jimin.

— Yo soy la oficial Jeongyeon y necesito hacerle unas cuantas preguntas.

Jimin sólo asintió, un poco conmocionado aún por la escena de la chica muerta entre las plantas.

— ¿Conoce usted a la chica en cuestión?

— Sí, es una de mis vecinas. Se llama Nayeon.

Jeongyeon escribía rápidamente la información que le daba Jimin.

— ¿Qué estaba haciendo usted a la hora en que se encontró el cuerpo?

— Salí a correr un poco, todos los días salgo a la misma hora. Apenas iba por la primera vuelta cuando tropecé c-con su p-pierna.

A Jimin le estaba constando relatar nuevamente el acontecimiento.

— Tengo entendido que se retraso diez minutos a su hora habitual.

— ¿Eso que tiene que ver? — preguntó extrañado — son sólo unos minutos.

— Puede que en esos minutos usted la matara y dejara el cuerpo tirado.

Jimin volteó a ver a los ojos a la oficial por primera vez y se levantó para encararla.

— ¿Cómo puede decir eso? — escupió con indignación — yo fui quien les llamó.

Jeongyeon mantuvo su postura.

— No es la primera vez que el asesino avisa a la policía luego del crimen.

Jimin iba a protestar otra vez pero alguien más se acercó, interrumpiendo su conversación.

— Buenos días, oficial — el más alto se dirigió a Jeongyeon con una reverencia y seguido volteo hacía Jimin — Buenos días, señor Park.

El rubio correspondió la reverencia, expectante a la nueva persona.

— Permítame presentarme, soy el detective Kim y me gustaría hablar acerca del incidente.

❝enchanter❞ j.j.k + j.h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora