c a p í t u l o O 3

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La luz de luna llena se colaba entre los montones de nubes por el cielo nocturno. Los terrenos arbolados de un camposanto, llenos de placas de mármol junto a estatuas de ángeles estaban siendo bañados por los destellos.

Entre las lápidas pequeñas destacaba una capilla del más caro material, con distintos floreros decorando la entrada. En cuanto un rayo tocó aquella construcción, las pesadas puertas color crema comenzaron a abrirse y de entre la oscuridad una figura flotante avanzó.

Nayeon levantó el rostro hacía la luna y enfrentó así la noche. El viento frío soplaba con fuerza y agitaba su largo cabello castaño, y los faldones del largo vestido con que fue enterrada. Sus ojos color miel intensos, casi con tonos rojos destacaban en las profundas ojeras que acentuaban su pálida piel.

Con extrema lentitud y delicadeza, Nayeon avanza entre las criptas, pasa por la reja vieja y continúa hasta la calle, dejando poco a poco atrás el cementerio.

-

Jisoo dormía en su enorme cama, con un sueño inquieto. La oscuridad del cuarto era total a excepción de la poca luz que se filtraba por la puerta del balcón.

Allá afuera se extendía la terraza que ahora comenzaba a llenarse de una tenue niebla de dónde Nayeon ascendía. El ventanal estaba cerrado, la chica miraba hacía dentro con la mirada desesperada, gesticulando de manera dolorosa, dejando ver una hilera de dientes blanquísimos y afilados.

En la cama, la mayor permanecía dormida, aunque lo que soñaba le produjera una ansiedad inmensa.

Nayeon extendió sus manos y con sus uñas araño el cristal, demandando con dolor.

— ¡Abuela, ábreme...! ¡Soy Nayeon, tu nieta! ¡Abre por favor, aquí afuera hace mucho frío!

Jisoo ahogó un gemido. Una mezcla de dolor y miedo la mantuvo clavada en la cama. Sus ojos turbios en llanto se fijaron en la patética aparición que exigía entrar desde la terraza. No lo pensó mucho, dejó la cama y cruzó hasta llegar al ventanal. En un movimiento atropellado quitó los pestillos y abrió de par en par la doble hoja, dejando que el viento entrara agitando los gruesos cortinajes. Nayeon interrumpió también en la habitación, esbozando una sonrisa estremecedora que dejaba a la vista sus afilados colmillos. Se acercó abrazando a la mayor, con su boca a milímetros de su oído, donde demandó con ferocidad:

- ¡Búscalo! ¡Busca al que me asesinó!

-

Súbitamente, ahogando un grito, empapada en sudor frío, con el corazón latiéndole feroz y la respiración acelerada, Jisoo despertó de repente, con los ojos bien abiertos y estremecida por un miedo irracional. Se sentía confundida, no sabía si lo que la acababa de despertar había sido real o no. Desde el día anterior donde perdió el conocimiento hasta ahora todo le parecía embrollado. Vagamente recordaba el momento en que iba a hundir el estilate en el corazón de su nieta y los ojos de ésta bruscamente se abrieran para clavarse en los suyos. ¿Lo había imaginado? Su mente no acababa de asimilar si lo ocurrido estaba dentro de un margen lógico, racional. Tal vez el brutal dolor que sentía le había hecho imaginar cosas. Quizás el terror cerval anidado en su ser a través de viejas leyendas acuñadas en su familia le había hecho creer que aquello ocurrió en realidad.

Ahora su mente estaba en una terrible confusión. Trató de despejarla agitando la cabeza y abriendo y cerrando los ojos. Se sentó en la orilla de la cama y desde ahí enfrentó la total oscuridad que invadía su cuarto. Los gruesos cortinajes tapaban totalmente el ventanal, impidiendo el paso de la luz exterior.

Tenía la garganta seca, buscó a tientas en el buró el vaso con agua que siempre se encontraba ahí, en una bandejita de plata junto a la jarra de cristal cortado. Bebió ávidamente, derramando parte del líquido sobre su pecho. La sensación de miedo aún presente en su cuerpo.

Encendió la luz de la lamparita de noche. Comprobó que sólo ella estaba en el cuarto y con alivio suspiro. Del cajón sacó un frasco de pastillas recetadas, tomó una y la colocó debajo de la lengua. Inspiró un poco más tranquila y volvió a mirar hacía las cortinas que permanecían cerradas. Movida por una repentina idea, Jisoo avanzando descalza hasta llegar al ventanal. Tiró de la gruesa trenza de seda y el despejado cielo nocturno la recibió. Allá afuera todo era tranquilo, no había indicios de que hubiera una presencia ominosa que pudiera amenazarla. Respiró con profundidad, sintiendo tranquilidad al comprender que todo había sido una pesadilla, un mal sueño.

Sin embargo su ánimo dejaba en claro algo más, verdad o no, aquel sueño era una señal que su nieta había vuelto del más allá para pedirle algo. Y ella lo cumpliría, aunque eso abriera las puertas del infierno que alguna vez pensó se habían cerrado para siempre.

-

Jackson estaba en su oficina por la mañana, tomando un expreso cortado y revisando los titulares de los periódicos digitales. Irene, su secretaria le informó que sus socios en Roma le demandaban urgentemente.

Namjoon y otros dos abogados se encontraban en la vídeo llamada. Tras los formales saludos, Kim fue directo al grano, informándole que se trataba nuevamente de Im Jisoo.

- ¿Qué es lo que quiere ahora? - preguntó con curiosidad Jackson, mientras apuraba de un solo trago el resto del café.

- Nos ha dado instrucciones precisas para que tomemos en nuestras manos la investigación del crimen.

- Pero eso es caso cerrado. La policía no tiene pistas al respecto y ha agotado todas las líneas de investigación

- Así lo vemos, Jackson, pero ella no se resigna y no hay forma de convencerla. Quiere que encontremos al asesino y averigüemos los motivos que tuvo para matar a su nieta.

- La petición me resulta absurda y visceral. Yo coincido con el informe policíaco... un asalto fortuito donde criminal y víctima no se conocían. ¿Qué más hay que investigar después de eso?

- Jackson.. no podemos decirle que no. Es un cliente muy antiguo en la firma que nos genera gran cantidad de negocios al año... debemos complacerla. Ustedes tienen las conexiones necesarias en Corea, sabemos que podrán todo su esfuerzo. Muevan los recursos y las influencias que hayan que mover. Hagan lo necesario. No repares en gastos, pero hay que encontrar al asesino y sobre todo saber porque mató a la muchacha.

- Nada de eso puede garantizar que se obtengan resultados favorables. Y tal vez fracasemos en el intento.

- Es una posición bastante pesimista.

Dijo Namjoon aflojando la corbata. Jackson siempre era difícil.

- Realista, diría yo... - y luego prosiguió con objetividad - por otro lado si tuviéramos la suerte y remarcó "la suerte" de dar con el asesino casi te puedo asegurar que estaremos ante un vago sin oficio ni beneficio. No hay sentido en buscarlo.

- Debes entender que esa mujer lo que quiere es hacerle justicia a su nieta.

Namjoon repuso, intentando convencerle.

- Lo entiendo perfectamente. Pero lo que me pides será tanto como buscar una aguja en un pajar, y para finalmente tal vez no encontrar jamás la aguja.

Namjoon se mantuvo firme. Y comentó como en una indirecta para terminar el tema.

- Sabemos que tú y tu equipo pondrán todo su esfuerzo y capacidad profesional en lo que te pedimos.

Jackson suspiró resignado. No tenía caso interponerse a las desiciones de sus socios. Aclararon unos detalles más y la comunicación se cortó.

A su mente llegó rápidamente alguien perfecto para rebuscar en lo más profundo de aquella investigación. Estaba casi seguro que ya había sido tal vez informado del caso pero necesitaba hablar con él.

- Necesito a JK con urgencia. Citalo hoy mismo.

Jackson pidió por el intercomunicador a Irene.




N/A

cuánto tiempo jajajaj, todavía se acuerdan de esta historia??

❝enchanter❞ j.j.k + j.h.sWhere stories live. Discover now