El Castillo de Calypso

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Afrodita se encontró perdida en un bosque mágico, de esos que sólo se encuentran en los sueños. Mas su mente solo pensaba en una cosa, su amado.

Caminó y caminó, hasta que sintió que su alma dejaba su cuerpo. En ese momento vio una pequeña luz delante de sus ojos, y en ellos se reflejaron 5 doncellas. Todas ellas vestidas de blanco refrescándose en el pequeño arroyo y detrás, un castillo singular adornado de flores y orquídeas.

Afrodita supo que encontró la guarida de aquella mujer, más no se apresuró a entrar. Aguardó y observó los quehaceres de las sirvientas y doncellas. Entonces supo camuflarse entre ellas, sirviendo de aquí para allá hasta que vio un camino secreto en medio de los jardines, oculto a simple vista pero estando a la vista de todo.

Dejó su vasija a un lado y siguió sigilosa el camino ansiando encontrar a su amor. Cuando de pronto..

-Amor, amor..! - Exclamó Afrodita.

El joven yacía sentado en medio de un invernadero. Ella corrió a sus brazos a abrazarlo, pero éste no le correspondía. Entonces se apartó un momento de él, y ella dejó caer una lágrima. Se dio cuenta de la mirada absorta y perdida de su joven amado. Parecía hechizado, confundido, sin corazón..

-Te sacaré de aqui mi amor, te prometo que encontraré la manera de sacarte de aquí..- susurraba Afrodita tratando de ocultar su desesperación entre sus palabras.

Se levantó, limpió sus lágrimas y tomó de la mano a aquel confundido joven, quien no comprendía lo sucedido pero se dejaba llevar por la extraña confianza que aquella mujer le despertaba.

Caminaron y justo después de atravesar la puerta, Afrodita sintió cierto alivio, ya podían escapar libres, pero en ese momento..

Caminaron y justo después de atravesar la puerta, Afrodita sintió cierto alivio, ya podían escapar libres, pero en ese momento

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La fecha firme apuntaba el corazón de afrodita, era ella. La misma mujer de vestido blanco cuya aparición fue motivo de desdicha para Afrodita por llevarse a quien amaba.

Afrodita miró al joven atónito.

-Recibiré la flecha por ti, aunque no me recuerdes..

Aquel joven se dio cuenta que aquel reflejo de la bella doncella en sus ojos recobraba sentido. Recordó los jardines, los paseos, la ventana del palacio, y a aquella hermosa joven con su libro rojo. La abrazó y dirigió su mirada firme a la arquera.

-Calypso, no te permito esto, has cometido traición contra tu príncipe: uso de hechicería para la memoria y encantamiento para el amor. Calypso, no se fuerza a alguien a que te ame por más que tú ames más a esa persona.

-¡Ella no te ama más que yo! - habló Calypso, bajando el ápice de su flecha - pero si así decides, ella será la elegida..

Ares & Afrodita: Nacimiento ÓrficoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora