Capítulo 16

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Han pasado 84 años...

Jaja siento en serio mucho tardar en subir capitulo pero mis otras historias tambien me han comido el tiempo. Pero aqui estoy y retomare todo bien, no puedo dejar esta historia lo sabe.

Sin mas que decir, disfruten.




—¡Jimin, hijo!

Jimin sintió los fuertes brazos de su padre, rodearlo. Él le correspondió el abrazo de inmediato y sonrió.

—Hola, papá.

—¿Cómo estas, hijo? —El hombre se separó de él para mirarlo y tocarle la cara—. Estas más guapo que la última vez —Jimin volvió a sonreír y entró a la casa.

—Estoy bien ¿Cómo estás tú? ¿Cómo está la abuela?

—Está durmiendo en este momento. Le di su té de siempre —El hombre caminó hacia la cocina y Jimin lo siguió.

En realidad el hombre no era su padre, sino su tío. Park Jimin padre, era el único hombre con el que estaba eternamente agradecido. Él y su abuela lo habían criado. Los padres de Jimin lo abandonaron. El tío Jimin le contó después de un tiempo su verdadera historia.

La madre de Jimin, hermana de su tío, había quedado embarazada de un tipo que no se había hecho responsable y como ella no quería cargar con esa responsabilidad, tuvo al niño y lo abandonó en la casa de su abuela.

Jimin padre se hizo responsable de él junto con la abuela. Ambos lo criaron. Jimin le puso su nombre, le dio su apellido, le dio escuela y un plato de comida, nunca le faltó nada.

Jimin estaba agradecido con su tío. Tanto que prefirió el llamarle papá. Por eso, cuando empezó a estudiar sistemas decidió darles lo mismo que ellos hacían por él. Nunca les faltaba dinero. Jimin les había comprado una casa y cada que podía los visitaba. Los amaba demasiado.

—¿Quieres un café? Últimamente hace mucho frio en las mañanas. A tu abuela no le gusta eso pero a mí me encanta. Sabes que prefiero eso.

Jimin observo a su padre. El hombre ya tenía cuarenta y cinco años, tenía unas pocas canas en su corto cabello y en esa barba. Eran algo gordito. A Jimin le gustaba su espalda. Era gruesa y fuerte, como sus brazos. Jimin padre había trabajado en el campo cuando era joven pero cuando Jimin llegó a su vida tuvo que dejarlo.

Sin embargo, comenzó a trabajar en cosas pesadas, hizo de todo un poco para educar a Jimin y darle todo. Ahora solo se dedicaba a un taller mecánico. Aun así, el hombre se veía muy bien.

—El café me gustaría, gracias —Su padre asintió mientras sonreía—. ¿Cómo estás tú, dime?

—Como siempre, hijo. Cada día más viejo y jodido —Jimin negó con una sonrisa—. Es broma, Jimin. Estoy bien. No tengo nada de que quejarme. Tu abuela y yo estamos bien. Aunque te extrañamos.

El hombre se recargó en su encimera mientras cruzaba los brazos. Jimin metió las manos en su chaqueta y bajó la mirada unos segundos.

—Yo también los extraño mucho.

—Sabes que esta es tu casa, lo sabes, hijo —Park se le acercó hasta colocar una mano en su hombro—. Yo te extraño mucho, Jimin.

Jimin lo miró a los ojos y la bola de recuerdos lo inundo. Recordaba bien esa mirada. Era la mirada que su padre le daba cada vez que se sentía triste. Jimin lo miró con atención. El hombre no había cambiado mucho desde la última vez que lo vio.

Lo que no ven tus ojos - VminWhere stories live. Discover now