Capítulo Tres: Nadie se salva.

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—¡¿Q-Quién eres?! —Gritó con voz temblorosa— ¡¿Qué quieres de mi?! ¡¿Qué...?! ¡¿Qué es lo que eres?!

—Muchas preguntas en muy poco tiempo —El rubio tronó los labios—. Pero dado que me gusta ver el horror en la cara de mis víctimas, te lo diré... —Sonrió de lado, dejando ver aún más esos aterradores colmillos— Mi nombre es Kurusu Syo, y soy el vampiro que está a punto de terminar con tu existencia...

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—¡Aahh! —Gritó Otoya asombrado— ¡Syo! ¡Es Syo, Tokiya! ¡Sabia que era él!

—Otoya —Suspiró el peliazul fastidiado—, te he dicho que si vas a leer esas cosas raras, lo hagas en silencio.

El pelirrojo hizo un puchero ante la actitud tan seria de su compañero de cuarto y tras asentir tristemente, volvió la vista al teléfono...

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—¿V-Vampiro?

—¿Me vas a hacer repetirlo? —Preguntó Syo de forma hostil— Mira, ¿No te haces a la idea de que es lo que estoy buscando contigo? Tengo hambre, salí a cazar... Y me encontré contigo, con quien ya he jugado bastante...

Aquel vampiro rubio procedio a acercarse al chico castaño en el suelo, gracias a su gran velocidad, solo bastó un segundo para tenerlo delante y sujetarlo del cuello.

—¡E-Espera! —Intentó decir el chico, pero cada vez era más difícil respirar.

Syo solo estaba a pocos centímetros de clavar sus colmillos en aquel cuello que se veía tan apetecible, sus ojos adquirieron un color rojizo que había  sido lo último que muchas personas habían visto un sus vidas, sin embargo, un sonido realmente molesto lo detuvo.

Eran gruñidos.

—Lobos —Escupió—. Siempre se las arreglan para arruinar todo.

El rubio soltó a su presa y con movimientos agiles dio un salto hacia atrás, una decisión muy sabia ya que, justo en ese momento, un gran lobo de azulado pelaje cayó justo donde el estaba hacia solo un segundo.

—¡¿Ahora un lobo?! —Gritó el castaño del suelo, ya más fastidiado que asustado— ¡¿Qué hace un lobo aquí?!

El animal miro de reojo al humano castaño y luego volvió su vista al vampiro antes de gruñirle dejando en claro que estaba enojado.

—¡No me molestes, bestia! —Gritó Kurusu— Solo estaba intentando comer algo.

El lobo se encogio un poco en sus patas traseras, como preparándose para saltar hacia el vampiro... Justo cuando notó algo que lo sorprendió demasiado.

Su gran tamaño comenzó a disminuir, el pelaje que lo cubría también se hacia mas corto hasta solo quedar piel, poco a poco todos los rasgos lobunos se fueron, dejando solamente a un chico de cabello y ojos azules completamente desnudo. 

—... Madre mía —Pronunció el humano en shock—. ¿El lobo se volvió una persona?

Sin embargo, las dos criaturas lo ignoraron por completo, estaban demasiado centradas en ellos mismos  como para prestarle atención al humano.

—¿Por qué vuelves a tu forma mortal, bestia? —Preguntó Syo— ¿Acaso buscas seducirme?

—... ¿Por qué? —El peliazul regresó la pregunta, su respiración estaba algo agitada y su semblante se veía alterado— ... ¡¿Por qué hueles como Ittoki Otoya?!

[UtaPri] Lo que guarda una sonrisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora