10

461 63 7
                                    

—Erick —llama suave Joel, moviendo el cuerpo de su novio para que se despierte y tome un baño.

Con el permiso de los padres de Erick ha traído un poco de sus cosas y prácticamente se podría decir que ha cambiado de casa temporalmente.

Erick se levanta asustado y se aleja del toque de Joel, no tiene claro sus pensamientos y pide a gritos que no se acerque.

—Cariño, soy yo.

—No —suplica, temblando y ocultando su rostro con los brazos—, no. No me toques.

—Erick.

Joel no sabe qué hacer, tiene tres días en el hogar de los Colón y es la segunda vez que Erick reacciona así, la primera fue cuando regresó con su padre y él junto a sus amigos lo esperaban.

—¡Vete!

—Mi amor —los ojos de Joel se llenan de lágrimas al sentir el rechazo de Erick, intenta acercarse para consolarlo, pero el ojiverde se aleja y pega a la cabecera—, déjame ayudarte.

—No, largo —tira manotazos cuando Joel lo abraza y pequeños recuerdos llegan a su mente. Solloza al recordar las manos ásperas pasar por su piel desnuda, recuerda los puños en su cuerpo y escucha sus súplicas pidiendo que lo dejen—. ¡Mamá! ¡Papá! ¡Déjame, déjame! No me lastimes. ¡Mamá! —el desgarrador grito de Erick hacia que Joel lo abrace más fuerte y llore junto a él—. ¡Papá! ¡Ayuda!

—Erick, soy yo —murmura Joel, al borde del colapso al sentirse vulnerado. Su novio comienza a golpearlo fuertemente, tira de sus cabellos y rasguña sus brazos desnudos, pero Joel no se aleja. Prefiere que le haga daño a él antes que se lo provoque así mismo— Soy yo.

—¡Mamá! ¡Papá! Suéltenme. No quiero, no. ¡No! ¡Joel, ayúdame!

—Aquí estoy, bebé.

Los padres de Erick se despiertan ante los gritos que se escuchan en la habitación de su único hijo, corren y se encuentran con una escena que los deja en estado de shock.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡No! ¡No quiero! ¡Paren! ¡Por favor! ¡Joel! ¡No quiero, no quiero!

Joel intenta inútilmente consolarlo y darle calma, ya van varios minutos y Erick no sale de la crisis que le ha dado. Muerde su labio al sentir nuevamente las uñas de Erick en sus brazos, arde y podría apostar que ha salido sangre. Recibe una patada en el estómago, pero tercamente sigue abrazado a su novio.

—Calma, mi amor. Aquí estamos, vuelve a mí, cielito, por favor.

Pero Erick solo recuerda los toscos toques que recibía, los golpes que su cuerpo soportó y la humillación que tuvo al estar tan vulnerable frente a sus atacantes.

Alonso vuelve a ingresar luego de llamar a su amigo para que pueda venir a casa y ayudar a su hijo. Abraza a su esposa que está llorando y temblando mientras ve a Erick fuera de sí. Se acercan lentamente a la cama, hasta que la mirada triste y perdida de Erick se conecta con las suyas.

—¡Ayúdenme! ¡Por favor!

—Erick, so-somos nosotros, cariño —dice bajito su madre, intentando tocar su cabello, pero Erick rehúye su toque—. Erick.

—¡Mamá! ¡Papá!

Las risas están en su cabeza, martillando y repitiéndose una y otra vez.

El sujeto se rulos cierra los ojos al recibir otro golpe, las uñas de Erick suben a su rostro y dejan marcas en su mejilla.

—Te amo —dice frágilmente Joel, soltando el agarre cuando Erick para luego de escucharlo—. Te amo —repite, pero se asusta al no sentir más movimientos. Se aleja rápidamente y coge el rostro de Erick, moviendo con delicadeza a cada lado al notar sus ojitos cerrados —. Erick —pero nada—. ¡Erick!

—Iré por el botiquín —comenta tristemente Alonso, secando las lágrimas de su esposa y las suyas—, se ha desmayado solamente, Joel.

—Mi niño —murmura la señora, con el alma destrozada, acaricia con ternura la mejilla de Erick y besa su frente.

Con mucho cuidado Joel lo coloca sobre la cama para que esté en una mejor posición en lo que tarda en despertar.

Ignora el ardor que siente debido a los arañazos que ha recibido, sujeta la mano de Erick y mira las uñas que están cubiertas levemente por su sangre. Besa el dorso de cada una y luego deposita un casto beso en su frente.

—Vamos para que te limpies, Joel —informa la mujer, caminando hacia la puerta—. Tienes que desayunar.

—Me voy a quedar hasta que despierte.

—No te dejes vencer, cielo. Lucha con él —pide—, pero no te olvides de ti.

—Luego voy.

Responde brevemente, volviendo la vista al rostro de su amado. Se encuentra tan sereno y quisiera que sea así por siempre.

—Te fallé —solloza una vez que se quedan solos—, no te protegí como lo había prometido. Perdóname, Er.

***

:(

Perdón, pero cada vez me siento peor con esto.

No me siento capaz de buscar información sobre esto, así que todo lo que sea usado en el tema de la salud de Erick será inventando por mí o serán cosas que escuché antes.

Olvidar || JoerickWhere stories live. Discover now