45.JUGAR CON FUEGO

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Zeldris se había marchado.

Y yo, estaba encadenada a permanecer en el castillo.

Mi espalda se mantenía cómoda contra la fría pared de piedra gris, una de mis piernas se encontraba flectada mientras que la planta de mi pie se posaba en la misma pared. Procuraba captar las voces que emitían el demonio rubio como de la diosa albina en el interior de la habitación.

-¡Definitivamente no puedes convertiste en el rey demonio! -Vociferaba la chica, podía escuchar a través de la pared el enojo que emitía la diosa, y además estaba la actitud sin emociones del ex chico tabernero que era de completa terquedad.

Aun así, podía comprender por qué de su determinación y esta era muy simple, él seguía amándola a pesar de todos los años trascurridos y quería cumplir lo que aquel le prometió.

Un suspiro pequeño escapo de mis labios, cuidando de que no fuera lo suficiente fuerte para que me escucharan, aunque, mis sentidos se alteraron cuando pude captar como Elizabeth había iluminado completamente la habitación junto a un fuerte estallado mientras se disponía a salir corriendo del castillo.

Al parecer Zeldris tenía razón, me había quedado sola con Meliodas luego de que la diosa mencionara "colaborare con los pecados capitales para que te olvides de ser el rey demonio"

Dispuesta a hacer mi trabajo sucio, decidí entrar a dicha habitación, el traqueteo de los pequeños tacones de mis bucaneras recorrió contra las baldosas de estilo ajedrez, llegando finalmente a un Meliodas extendido en el suelo y una mejilla magullada por el supuesto golpe desmedido de la diosa.

-Auch-me queje con ironía, haciendo que una pequeña sonrisa traviesa se reflejara en mi rostro- Creo que la diosa pega fuerte- complete la frase observado el cuerpo tendido del chico junto a su rostro.

La mirada del rubio parecía estar sorprendida por la acción de la chica albina. Aunque claro este cambio cuando oyó mi voz y observo con desprecio mi pequeña sonrisa, además de que sus ojos oscuros poseían un ceño fruncido ante mi aparición en escena.

Ya a su lado y sin importarme la mirada de reproche que emitía hacia mi persona, me posicione de cuclillas, observando mejor su mejilla golpeada y enrojecida.

- ¿Qué quieres? - gruño, aun acostado en el suelo, observando el techo de la construcción.

Suspire, sabía que, a pesar de la perdida de emociones, el seguía recordando mi traición- Nada en particular- alce mis manos en señal de paz, pues lo único que debía hacer por el momento era mantenerlo vigilado, pero como siempre mis planes nunca salen como se planean.

El chico rubio luego de observar mis extremidades alzadas y analizarme por un par de segundos tiro de mi muñeca provocando que callera de golpe al suelo frio de roca mientras que el en un rápido movimiento se posiciono horcajadas sobre mi tomando prisionera mis muñecas sobre mi cabeza. ¿Cuál es la Manía de estos hermanos en acorralarme de esta forma?

Claro estaba el olor de Zeldris no me era tan embriagador como el olor masculino que desprendía Meliodas, el cual había comenzado a olvidarlo.

Aquel calor que emanaba, y su mirada intensa eran unas de las cosas que hacían que mi cuerpo se pusiera nervioso cuando el rubio estaba cerca.

-Deja de jugar-gruño cerca de mi rostro, mientras mis muñecas recibían más presión de sus manos a causa de su enojo reprimido.

Comenzaba a doler. Aun así, no dejaría que me intimidara y estaba dispuesta a jugar con fuego.

Observándole con igual intensidad, quise ensañarme con el demonio sin emociones-Acaso esto no te trae recuerdos- le susurré, sus ojos oscuros habían revelado un corto y pequeño transé de sorpresa causada por mis palabras de coquetería barata.

Su garganta emitió el típico sonido seco por un intento de tragar saliva

Pero este en un movimiento brusco hizo que su pierna izquierda comenzara a separar una de las mías para que así este finalmente quedara con una pierna cerca de mis partes intima mientras que su rodilla hacia presión en el muslo de mi otra extremidad, su pecho fornido y cubierto por aquella extraña sustancia negruzca se aproximó al mío el cual subía y bajaba por el aumento de la respiración gracias a mi nerviosismo, mis pobres muñecas sobre mi cabeza ahora eran tomadas solo con una mano del demonio, mientras que la otra extremidad libre despejaba los cabellos que se colaban tapando mi cuello.

El me tenia completamente encerrada y yo había caído envilecida por su tacto sin siquiera resistirme.

Su voz ronca se hizo presente sobre mi oreja izquierda, sacándome del transé- No juegues conmigo ______ o saldrás perdiendo-luego de su advertencia pude sentir como su lengua cálida recorría la piel de mi cartílago hasta el lóbulo, Sentía como mi pulso se había incrementado, mis mejillas habían comenzado a tomar color y era la primera vez en la que me sentía tan sumisa por el hombre rubio sobre mí.

Mi pequeño juego con fuego había salido mal y era yo la que estaba perdiendo ante las carisias del ex capitán.

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Lo se bajen las antorchas, estoy viva. 

Corto el cap pero malditamente candente xd y contundente es un regalo de disculpas.

las veo en el otro cap xd muchas gracias por leer y denle a la estrellita :c.

El pecado de la venganza (Meliodas & Tú)Where stories live. Discover now