* Final *

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Hinata estaba rodeada de gente, sin embargo se sentía tan vacía y sola. Miró su mano y observó su enorme anillo de compromiso. Lo que siempre había añorado se estaba haciendo realidad. Pero ella no era la misma que había partido de Nueva York.

Ahora era una Hinata marcada por un hombre que había calado tan profundo en su corazón , que para ella era imposible sacárselo de la cabeza.

Había regresado de dublin hacia unos meses y por fin estaba viviendo su lujoso apartamento. En esa noche celebraban dos cosas, la inauguración de su apartamento, y su compromiso, aunque Hinata sentia que se trataba más del apartamento que de ella...

Sacudió la cabeza y trató de concentrarse en al conversación. Toneri conversaba agusto con sus amigos, pero ella se sentía tan lejana a todo.

–Es maravilloso como les aprobaron este apartamento– comento Hidam el mejor amigo de Toneri.

–Así es. Los realtors me llamaron y dijeron que el apartamento pertenecía a una familia muy católica y que no lo querían entregar a cualquiera, me preguntaron si Hinata y yo estábamos al menos comprometidos y les dije que si. Hice lo que tenía que hacer para asegurarlo.

–¿Te preguntaron eso?– La voz de Hinata sonó como un susurro. Estaba sin palabras. Sentía como cada parte de su cuerpo dejaba de responderle.

–Si, ¿puedes creerlo? Como sea, me pregunte a mi mismo ¿Por que no? Y aquí estamos en nuestro lujoso apartamento. ¿No es grandioso?

Hidam y los demás allí presentes brindaron a esa confesión, mientras que Hinata se alejaba a otra habitación. Pensó en todo.

Lo que la había impulsado a ir a Dublín. Conocer a Naruto. Entregarse a él en cuerpo y en alma, para luego dejarlo. ¡Dios! Amaba a Naruto. Se había enamorado de él desde el primer momento pero estaba tan segada por sus ambiciones que no se había dado cuenta.

Toneri conversaba con sus amigos cuando de repente la alarma de incendios comenzó a sonar.

Todos salieron del apartamento, y Hinata observó a la distancia como Toneria tomaba su celular, su computador portátil, entre otros aparatos electricos.

–¡Hinata amor, toma todo lo de valor y sal!

Pero cuando Toneri salio, Hinata ya no se encontraba por ninguna parte, y observó cómo su anillo permanecía sobre la mesa.

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Naruto había logrado uno de sus sueños. Su restaurante había alcanzado su tercera estrella, y él no podía estar más contento. Solo le faltaba algo... pero se esforzaba con toda su alma por no pensar en ella.

Se dedicó a perfeccionar los platos que iban saliendo supervisando que todo estuviera perfecto. Sonrió al pensar que eso era algo que había aprendido de ella.

El restaurante estaba abarrotado de gente, lo cual Naruto agradecía porque eso aseguraba que la renta se pagaría siempre a tiempo. Aunque si a final de mes seguía ese ritmo, podría comprar el local.

–Naruto, alguien devolvió esto a la cocina, dice que el pollo está seco.

Naruto agarro el plato de mala gana y con una cuchara probó el plato.

–¡Está perfecto!

Furioso, salió de la cocina dispuesto a encontrar el culpable.

–¡A ver!– gritó.– ¡Quien de ustedes se atreve a decir que mi pollo está seco!

–Yo.

Naruto sintió cada fibra de su cuerpo reaccionar. No podía ser...

Cuando se dio la vuelta se encontró la figura de la mujer que se había adueñado de sus sueños y que se había robado su corazón, solo para destrozarlo al día siguiente.

–¿Que haces aquí? –Le preguntó mientras se acercaba a ella.

Hinata dio dos pasos hasta que ambos estuvieron muy cerca.

–Tuve mis quince segundos... y me di cuenta que lo que tiene valor para mi se encontraba justamente aquí.

Aquello golpeó tan fuerte en el corazón de Naruto que sintió el impulso e abrazarla y besarla. Pero se resistió y dejó que continuará.

–Me di cuenta de que pertenezco aquí, a tu lado. Siempre lo supe Naruto, pero fui tan estupida que no me di cuenta de lo
Que sentía hasta ya muy tarde. Te quiero Naruto.

Hinata sentía que le temblaban las manos. ¡Dios! Sentía la mirada de Naruto traspasarle el alma, pero sus labios no reaccionaban a sus súplicas.

Sin saber por que, Naruto le dio la espalda y regresó a la cocina.

Humillada, Hinata salió del restaurante corrió por el amplio llano. Se sentía destrozada y fue inevitable no llorar. Se detuvo cuando se dio cuenta que estaba encima de una pequeña montaña. Y sin poder evitarlo lloro con más fuerza, dejando salir todo su dolor.

Lo había perdido. Era obvio que el no la aceptaría. Ella lo había lastimado y no merecía su perdón.

–Hinata.

La voz de Naruto la sobresaltó y se dio la vuelta para encontrase con el.

Estaba sin aire. Al parecer habían corrido tras ella.

–Entendí tu mensaje, no te preocupes por mi.

–¿De que diablos estás hablando?

Naruto se acercó a ella tanto que podía sentir su respiración muy cerca de la de ella.

––Te diste la vuelta cuando te confesé mi amor.– dijo ella con una profunda desilusión.

Naruto sonrió y la tomó por las mejillas.

–Eran mís quince segundos– le dijo mientras sacaba algo de su bolsillo con su otra manos y se alejaba un poco.

–Fui a buscar esto.

De repente saco una pequeña cajita y se puso de rodillas.

–Hinata, creo que me enamoré de ti desde el primer momento que entraste a mi bar con tu cabello mojado y ropa empapada. Pero no fue hasta que te tuve entre mis brazos que me di cuenta de que jamás quería dejarte ir.

Hinata estaba llorando pero sus lágrimas eran de felicidad absoluta. No podía responder. Se había quedado sin habla.

–Yo también te quiero, te amo– continuó Naruto.– ¿Te casarías conmigo?

Hinata sonrió y asintió.

–Si, ¡Dios! Mil veces si.

Naruto se puso de pie y besó sus labios. El beso fue profundo y apasionado. Posesivo, porque jamás la volvería a dejar ir.

–Aquel día, en el hotel debí impedir que te fueras con el. Debí decirte lo que sentía.

–Fuimos unos tontos. Yo también debí elegirte.

–Ahora eres mia– le dijo Naruto mientras besaba nuevamente sus labios.

–Hasta la eternidad.

–Hasta la eternidad

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Fin.

¡Hola! Llegamos al final de esta adaptación. La misma la saqué de la película Leap Year. Es una de mis películas románticas favoritas y la quise adaptar la Naruhina. Espero y les haya gustado. 💖😘xoxo

Año BisiestoWhere stories live. Discover now