Capítulo 41

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Capítulo 41: un paso en falso

La humareda levantada por aquella descomunal explosión comenzaba a disiparse y los lejanos combates volvieron a ponerse en marcha.

Pero cierta pecosa era incapaz de reaccionar y se mantenía estática a escasos centímetros de Bakugou, dándole la espalda y mirándose con perplejidad las manos.

— ¿Y-Yo... yo he hecho esto?.

La sangre resbalaba por sus palmas temblorosas, aún calientes debido al estallido que de alguna forma que no alcanzaba a comprender, había manado de ellas. En consecuencia, parte de la piel de sus dedos se había tostado, sintiendo en las partes más abrasadas el latido desbocado de su corazón. Sin embargo, el dolor parecía estar siendo anestesiado por la adrenalina y el estupor, ya que aunque tuviese las manos en carne viva, no lo notaba realmente.

— Esto sí que es una sorpresa...— oyó entonces decir a Dabi, quien debido al inesperado bombazo había sido empujado varios metros hacia atrás. Un hilo de sangre resbalaba por su rostro, producto del ataque a quemarropa que acababa de recibir por parte de la pecosa.— ¿Una particularidad explosiva?.— inquirió, limpiándose la herida. Ni siquiera él podía ocultar su sorpresa.— ¿Es por eso que el Shigaraki Tomura de tu mundo te quiere de vuelta?.

Pero Izuki no contestó. Su desconcierto era tal que sentía que su cabeza iba a estallar. Simplemente, intentaba darle sentido a lo ocurrido sin lograr hallar una respuesta coherente. 

Y es que, las particularidades se manifestaban a los cuatro años. No a los catorce.

Es cierto que desde que aparecieron los quirks, en ocasiones algunos niños nacían con ellos activos, como ocurrió con el primer poseedor, el famoso ¨bebé brillante¨, o en el caso de Present Mic... pero nunca había oído hablar del despertar tardío de una particularidad... Y vaya que si había tardado...

"Diez años. Diez años más tarde que cualquier persona normal. Diez malditos años. "

— Tú...

La peliverde finalmente respondió a una voz y desvió la mirada hasta encontrar los ojos de Kacchan. Al igual que ella, Bakugou estaba estupefacto y la miraba boquiabierto, incapaz de procesar la escena de la cual acababa de ser testigo. Midoriya Izuki debía ser una sin particularidad, y en todo caso, recibir de manos de All Might el One for All cuando ingresase a la UA. 

Esa era la realidad. Esa era la verdad, así que entonces, ¿qué mierda había sido eso?, y sobre todo, ¿por qué aquella descomunal explosión que había resquebrajado hasta el suelo le recordaba tanto a su propio poder?.

El rubio buscó respuestas en la pecosa que le devolvía la mirada, pero lo único que recibió fue una extraña sonrisa, brillante y hermosa como la de Deku, pero demasiado arrogante para ser la de una Midoriya.

— Bueno, a quién le importa.— concluyó entonces Dabi al tiempo que invocaba en sus manos aquellas inconfundibles flamas azules.— De todas formas, no vas a volver.

Izuki se estremeció al verlas, pero no retrocedió ni se amedrentó. Flexionó las rodillas y extendió los brazos, adoptando la misma postura de combate que usaría Bakugou, lo que por supuesto, no pasó desapercibido para éste. 

Enfrentar a Dabi era un suicidio. Era una verdadera locura y un boleto asegurado para una camilla en el hospital más cercano. Mas en esos momentos, Izuki no iba a retroceder. No ahora que podía luchar y pelear como una igual, pues si en su mundo se había atrevido a plantarle cara a ese villano en un intento desesperado por salvar a su madre, aquí no sería diferente. 

My heroine BNHAWhere stories live. Discover now