Eres donde todo podría estar bien, pero es que ahora se siente incorrecto.

911 73 21
                                    

Aprieto mis dedos contra la palma de mis manos, están sudando. Siento que mi corazón sube hasta mi garganta y luego baja. Tomo un poco del vaso de agua que me trajo Felipe. Estoy en la habitación de él y Cecilia. Paula está en la sala, ambos están esperando a que Benjamín llegue.

Yo paso mi mano por mi cuello, escucho la puerta de la casa abrirse, y siento que ahora mi corazón está a punto de salir de mí.

Escucho pequeños murmuros detrás de la puerta. Como todos saludan a Benjamín, y el responder el saludo de mala gana.

Junto mis manos y trato de respirar, y exhalar. Intento nulo por calmarme.

Escucho a Felipe responder que estoy en el cuarto de él, y que pase. Mi respiración se vuelve a tornar lenta cuando sus pasos se empiezan a sentir acercandose, y pone su mano en la manija de la puerta. El toma su tiempo, y luego entra.

El sonido de la puerta abriéndose es el primer sonido que escucho, luego un silencio incómo se adueña de toda la habitación, y el solo está parado ahí, sin decir nada.

Ambos respiramos sonoramente.

—Hola. —Rompo el silencio yo.

—Hola. —Me responde. —¿Cómo estás?

—Nerviosa. —Le confieso y le suelto una risa. — Hay algo que debes saber.

El asiente, dispuesto a escucharme.

Ambos tomamos asiento en la cama de Felipe y Cecilia. Uno frente a el otro, yo tengo un mal presentimiento frente a todo esto. Pero ya he tomado mi decisión.

—Benjamín, hay algo...—Arrastro mis palabras — Que sé has pensado todo este tiempo, te debo respuestas, y estoy conciente de eso. Haberme guardado esto para mí tanto tiempo me está pasando factura. Ya no estoy en paz ni conmigo misma, me inundo de ansiedad, tanto que me veo obligada a hablarte con la verdad.

El guarda silencio, y parpadea. No puedo adivinar que es lo que siente porque el se muestra inexpresivo. Así que yo continúo.

—Te mentí. —Yo lo veo a el arrugar la frente, y yo miro hacia a bajo. —Jamás te terminé, ni me fui esa noche, como te dije, porque no te amara.

Tomo otra pausa, el abre la boca un poco junto con sus ojos, que parecen iluminarse. Alza las cejas, pero yo no lo dejo hablar.

—La razón por la que me fui sin decir nada, es la misma por la que te terminé la primera vez, aunque me di cuenta mucho tiempo después. No podía soportar que me hayas amado más a mí, que a tí mismo. Ver que alguien me tenía tanto amor me asustó.

Vuelvo a dejar de hablar, pero su cara es de tal sorpresa que no dice nada, así que continúo.

—Esa noche que dijiste que por mí y conmigo irías a donde sea, me hizo dar cuenta que así no se puede vivir. Que no está bien que dejes todos tus sueños, y metas por una persona. Primero sos vos, siempre. Te tenés que amar a vos mismo más que a nadie, más que a mí. Yo te amo.

Me callo, abro los ojos al notar lo que dije, y lo veo a él verme con sorpresa.

—Yo te amé. —Corrijo. —Te amé tanto como para darme cuenta que aunque me doliera tenía que dejarte ir, para que me olvidaras, y para que puedas lograr todo lo que siempre quisiste, aunque eso involucrara que no sea conmigo. —Termino.

Un silencio fuerte vuelve a ser lo único que hay en la habitación, a parte de nosotros dos.

Benjamín tiene los ojos muy abiertos, totalmente sorprendido por lo que le acabo de revelar. Veo cómo sus ojos se cristalizan, hasta que por fin lo escucho decir:

El Último Adiós de un Gran Amor.Where stories live. Discover now