Capítulo XXXVII. ||Dos grandes Amores||

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"Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás para siempre. Alguien con quien naciste conectado, pero tan conectado que la fuerza de la química escapan a la razón, y les impedirá siempre encontrar un final feliz..."

Las estrellas son ahora quienes me acompañan en mi camino de regreso a casa. Siento como pequeñas gotas de lluvia logran entrar por mi ventana, y golpear en mi rostro. Estas se pierden junto con las pequeñas gotas de lágrimas que ruedan desde mis ojos.

Me siento decepcionado y confundido.

Decepcionado ante mi y toda las acciones que casi proporciono hoy. Confundido en buscar el motivo por el que casi actúo como actúo. Limpio una lágrima de mi mejilla y un sonido de mi nariz sale por mis intento de que estas diminutas lágrimas paren.

El vago recuerdo de un pequeño repertorio del que mi voz fue protagonista hace un tiempo viene a mi.

Sobre dos amores que tenes en la vida.

Uno contaba sobre el amor que encontras eventualmente, que es con quien formas una familia.

Se que es Martina.

Y luego está el otro, que recordar las palabras exactas que decía me duele porque se quien es, porque se que es Camila.

Y si todo lo dicho en ese monologo es cierto, todos estos intentos que mantengo por seguir luchando por este amor puro que siento, son en vano.

Puedo asegurar ante esta vanal y oscura noche que cada momento pasado con ella, junto con todos los recuerdos compartidos son agridulces.

Pero el roce de su piel con la mía, sus labios y su sonrisa que es tan inigualable me regalan mil años de vida.

Mientras que las peleas y toda la inseguridad que vienen con ella y sus actitudes me suman nueve siglos de duda.

Sus besos me dan cien años más.

Tengo un impulso de dar media vuelta, regresar a donde está Martina, y sería una metafora perfecta el dar la vuelta de todo lo sucedido con Camila desde su regreso. Sé que puedo hacerlo. Sé que lo seguro es eso, Martina. Pero una vez que he probado la felicidad, no sé sí aún estoy dispuesto a conformarme solo con la comodidad.

Sin embargo con Camila no tardó mucho en volver a ser todo dudas, e incertidumbre. Los dos sentimientos que el tiempo me ha llevado a darme cuenta que son una tortura.

Duele menos un corazón roto.

Me detengo bruscamente a mitad en la carretera. La noche sigue oscura, y a parte de mis propios pensamientos, se escucha el cantar de algunos animales.

Llevo mis manos a mi cara, y las paso con brusquedad. Golpeo el volante, lleno de impotencia.

Porque solo soy yo una vez más, Benjamín, sin saber que es lo correcto que debo hacer.

Sin saber qué es lo correcto.

Me siento en la mitad de un puente a punto de caer. La señalización para avanzar pareciera que dijera: ''Puente de la soledad, pasa un vehículo a la vez''
y, como si no fuera suficiente, alguna persona traviesa decidió añadir en la parte inferior: "Si sabe rezar, hágalo ahora, si no, puede dar media vuelta"

Entro en una duda, porque todo suena como una muy irónica (y muy mala) casualidad, o una divina señal.

Podría dar media vuelta y fingir que este último mes no pasó. Que Camila nunca regresó a mi vida y volver a vivir sin felicidad, pero con comodidad y seguridad.

O puedo avanzar, y solamente esperar a ver que es lo que sucederá. Si Camila en serio volverá, o si de nuevo le importé tan poco que solo decidió abandonarme.

Sin embargo sé que este regreso, por más breve que podría ser traerá igual tormenta, porque es lo que Camila sabe hacer mejor.

¿Cómo le explico lo que sucedió hace un momento con Martina? Yo jamás le he podido mentir. No solo porque me conoce tan bien que se daría cuenta, si no porque mi propio yo no me lo permite, no me permite mentirle a la única persona que he amado con todo lo que conlleva la palabra, que incluso me ha hecho pensar que realmente soy el único que ha sabido lo que es amar, porque si no, no se explica.

Martina es la mujer ideal, que me ha traído el concepto de familia perfecta, pero es que no sé si tanta perfección va conmigo.

Porque Camila me trae caos, angustia, y adrenalina, y me hace sentir vivo.

Alzo mi cabeza. El parabrisas del auto sigue en movimiento.

Yo limpio de nuevo mi cara con mi mano, y sé que es lo que debo hacer.

Tomo marcha en el carro, mientras la historia de estos dos grandes amores pasa como una película.

''—Hola, mi nombre es Benjamín...'' Una sutil sonrisa que esconde los nervios de Camila aparece, volviendome a mi nervioso.

Y otra lágrima marca un recorrido por mi mejilla.

''—Si, estoy de novio, se llama Martina y estoy muy enamorado'' —Contesto en el panel del canal de televisión con una cuestionable sonrisa.

Una amarga sonrisa aparece ante el recuerdo, porque hasta el día de hoy logro decifrar que tanto fue cierto en esa frase.

''Si la vida me diera a elegir en cuales vidas estar con vos, te volvería a escoger en cada una, Camila.''

''Seré papá, y me siento el hombre más afortunado del mundo.''

''—Yo...No te amo Benjamín, así que por favor dejame en paz.''

Una balanza se empieza a formar en mi cabeza, mientras voy en camino hacia la decisión que acabo de decidir es la correcta.

Las situaciones que más tengo marcadas con ellas están dando vueltas en mi mi mente, y siento que en cualquier momento me harán perder el control.

Mi pecho arde, y un peso se acomoda en mis hombros. Me siento débil, y desesperado. Lo único que imploro en mis adentros es paz, que esta decisión me de paz.

Llego al lugar, y vuelvo a detener el carro con algo de brusquedad. Estoy tomando aire,mis manos sudan y mi pecho se mueve agitado. La lluvia se fue intensificando a medida que toda mi mente me jugaba una mala broma, y ahora todo mi cabello está mojado porque la ventana del auto se mantuvo abierta.

Bajo del auto, cerrando todo muy bien. El olor a asfalto mojado es tosco, y yo miro hacia el horizante, antes de terminar de aplastar el botón que indica que el auto fue cerrado por completo.

Siento mi corazón acelerado aún, y antes de aproximarme a ir hacia la entrada, pongo todo mi cuerpo contra el auto para tomar un poco de aire, recapitular todo lo que acabo de vivir, y volver a evaluar mi decisión, porque aún hay una pequeña oportunidad de arrepentirme.

—Benjamín.

Escucho pronunciar mi nombre, haciendome dar un pequeño salto, y sacandome repentinamente de todos mis pensamientos.

Y la veo ahí, y sé que mi decisión fue la correcta.

—Camila. —Susurro, dejando escapar mi más sincera sonrisa.

El Último Adiós de un Gran Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora