Capítulo XL

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La luz del sol empieza a quemar sobre mi mejilla, sin embargo vi el amanecer hace ya un buen rato, por lo que deben de ser las 9 am.

Estoy arropada en la cama del cuarto de huéspedes de Felipe, no he podido pegar un ojo en toda la noche, y mi cabeza parece estar rodeada de imagenes confusas que se mantiene dando vuelta en mi, como una manera de torturarme.

La puerta de la habitación se abre, y aunque yo no muevo mi cabeza, distingo por el rabillo del ojo que es Felipe, quien se lanza en la cama acostándose boca abajo, y me mira tan fijamente que parece estar inspeccionándo cada uno de mis gestos.

Yo lo miro silenciosamente, pero cuando ya me siento suficientemente incómoda digo:

—¿Que pasa? —Pregunto aturdida y un poco a la defensiva.

—Eso venía a preguntarte a vos. —Lo escucho responder. Yo lo miro, dudosa en si contarle lo que sucedió con Benjamín.

—No se de que hablas. —Me limito a contestar, sin poder disimular ni un poco que estoy mintiendo.

Felipe me devuelve una mirada con incredulidad, y un sonido sale desde su garganta, pero el decide no insistirme más.

—¿Y Paula? —Pregunta, haciéndome caer en cuenta que había olvidado comentarle todo lo qué pasó.

Yo lo miro, y lanzo toda mi cabeza hacia atrás. Porque ahora más que nunca la extraño, pero se que está siendo la más feliz de todos.

—Fuimos a ver a Melissa. —Hago una pausa, observándolo para saber si capto de quien la hablo. —La chica...Que nos contó.

El mueve su cabeza en señal de entendimiento.

—Supongo que se quedó allá. —Me contesta Felipe.

Yo asiento con pena en mi rostro, pues aunque se que su decisión es por su felicidad, y se la merece más que nadie, no puedo evitar no extrañarla.

—Dejó todo por la persona que amaba, quien pudiera. —Escucho mencionar a Felipe desde su puesto.

Yo asiento sigilosamente, porque mi amistad con Paula siempre fue única. Antes de este viaje no nos soportábamos por mucho tiempo, y siempre creí que en cierta manera era mejor que yo, generándome algo de envidia.

Y ahora, aunque la extraño y siento que genuinamente la amo, no puedo evitar el que esa pequeña envidia vuelva a salir, porque ella si puede hacer lo que su corazón dicta sin cuestionárselo lo suficiente.

Siento la mano de Felipe posarse en mi pierna. Yo tomo aire sonoramente para evitar llorar, y se que Felipe entiende todo lo que está pasando por mi cabeza ahora.

—Si no querés hablar sobre el esta bien, pero debes de dejar de ser tan inestable.

Yo lo miro a Felipe, sus palabras me irritan un poco pero es porque está teniendo razón.

—No se qué pasó con ustedes, pero esto de que vuelven, se juran amor eterno, luego pasa algo pequeño, así sea lo más mínimo; que pueden solucionar si lo hablan, se pelean y ambos sienten que se les va el mundo abajo. Pero en vez de solucionar el problema, solo esperan a que se les olvide. Deben de parar. —Siento un regaño de parte de Felipe, creo que está cansado de estar en el medio, algo que siempre supe que podría pasar.

—Si es porque estás en el medio, no tenes que estarlo más.

—No se trata de eso, Camila. —Responde apresuradamente, casi interrumpiéndome. —A los dos los amo con mi vida, y me duele verlos así pero ustedes son los que se lo buscan.

Se hace un silencio, sin yo saber que es lo que debería de responder.

—Mira, lo único que te voy a decir es que si Benja se hartó una vez, se va hartar otra, y esa vez si puede ser para siempre...Aunque no lo parezca.

Yo guardo silencio, y por alguna razón desde que volví de la casa de Benjamín, siento que es cierto, que la decisión que tome ahora es definitiva.

—Casi se besa con Martina. —Le digo a Felipe sin previo aviso.

El me observa, y en su cara muestra un leve estado de shock, pero trata de disimularlo.

—¿Como sabes?

Yo me vuelvo a acomodar en la cama, esta vez me logro acostar totalmente. Felipe posa su cabeza en mi estómago.

—El me lo contó ayer, cuando volví. —Contestó con una voz poco audible.

—¿Te dijo la razón por la que no paso? —En su voz se puede notar cómo trata de preguntar con cuidado, sabiendo que está tocando terreno peligroso.

—Se arrepintió, supongo.

—¿Y eso no te hace ruido? —Vuelve a preguntar, esta vez con obviedad.

—¿A que te referís?

—Cuando ustedes se besaron Benjamín estaba con Martina —Contesta.

—¿Y eso que?

—Que es un boludo, si. Pero de todas las personas en el mundo que el alegado amar, por alguna razón tú siempre terminas siendo su debilidad, el nunca se puede negar a vos.

—No entiendo tu punto, Felipe.

—Que ayer tuvo la oportunidad de no solo besar a Martina, si no de ir a lo seguro. —Replica, algo aturdido. —El sabe que ella siempre lo va aceptar, y sabe que es estable. Sin embargo siempre termina volviendo con la persona más inestable, en todo los sentidos que conozco. —El se queda en silencio por un momento. —Vos. —Completa.

Yo no digo nada, pero esas palabras pro alguna razón me molestaron.

— Es sin ofender. —Agrega

Yo le dedicó una mueca, y luego pienso en que es lo que debería responder.

—Yo también quiero estabilidad. No estar con el miedo constante que a la primera cosa que el intérprete a que me voy, vuelva con ella. Es verdad que yo le ocasione ese miedo, pero se supone que me perdonó, debe de confiar en mi. —Respondo, pero mi voz destila desespero.

—Estoy de acuerdo con vos, pero es algo que lo tienen que hablar ustedes, no vos conmigo. —Yo guardo silencio, sin protestar, porque se que tiene razón. —Si para vos ese casi beso significó tan-

—Significó una traicion y falta de confianza para mi. Vos sabes que no tolero tanto eso. —Lo interrumpo, volviendo a sentir el enojo en mi cuerpo.

El asiente, comprendiendo.

—Entonces decile al menos eso. Pero tenes que esta vez ser clara, por tu bien y por el de el. La decisión que tomes ahora debe de ser definitiva.

Yo no digo nada más, y el tampoco. Sin embargo a mis adentros tomar el resto del día para pensar que es lo mejor, para ambos.

—Te amo. —Le comunicó a Felipe, sin entender cómo es posible que el siempre sea mi remedio para todo.

—Yo a vos, pequeña loca. —Me responde, con una sonrisa que derretiría a cualquiera.

—Pensé que habías decidido en no meterte más en mis problemas con Benjamín.

—Me propuse a completar lo que Paula empezó. —El bromea, haciéndome reír a mi.

Sin embargo siento una ansiedad entrar en mi cuerpo, al saber que tengo que tomar una decisión, y esta tiene que ser la definitiva.

El Último Adiós de un Gran Amor.Where stories live. Discover now