Capítulo 37 - Desapariciones y predicciones.

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Aunque al principio del año habíamos empezado a investigar a ese misterioso señor oscuro terminamos investigando la profecía que Cassandra le había hecho años atrás, sin mucho éxito hasta el momento.

Nos habíamos leído, releído y prácticamente memorizado cada libro que tratara el tema de profecías, adivinación, métodos adivinatorios, futuro, pasado, premoniciones, y cualquier cosa que pudiera estar relacionada.

Obviamente y viendo que no habíamos hecho ningún avance había quedado claro que no habíamos sacado nada en claro sobre esa premonición.

Lo único que sabíamos era que lo más probable es que ese señor oscuro del que había oído hablar Éride en su casa ese mismo verano tenía algo que ver con ella, que seguramente él sería el culpable de todo lo que en un futuro próximo iba a pasar.

Dejé caer el libro, abierto casi por el final, sobre la mesa de la sala común donde Lily y ella se habían reunido, cada una de ellas con una pila de libros polvorientos y de aspecto descuidado.

— No puedo más — dije pasándome las manos por la cara con frustración, llevamos meses investigando y nada.

— A ver, pensamos que sería más fácil de lo que al parecer es, es complicado investigar sobre una profecía y una visión que has tenido en una bola de cristal — dijo Lily mirándome con cansancio.

— A lo mejor deberíamos estar practicando adivinación en vez de estudiándonos todos los libros de la biblioteca que nombran el tema.

— Mira el lado bueno, cuando lleguen los exámenes no vas a tener que estudiar adivinación — dijo Lily sonriendo con soñolencia.

— Eso alivia mi alma, lo digo en serio, ahora poder dormir tranquila sabiendo que, aunque la palme y mi padre sea amigo del alma del posible culpable, aprobaré adivinación — dije con ironía, con el culo dolorido y harta de perder el tiempo en algo que no me estaba dando respuestas a mis numerosas preguntas.

— Creo que deberíamos intentar hablar con la profesora de adivinación — dijo Lily, ignorando mi arrebato de frustración.

— ¿Qué podemos perder? Ya estamos perdiendo el tiempo releyendo por vigésima vez consecutiva estos libros — dije encogiéndome de hombros para levantarme y empezar a recoger los libros que había ido abriendo a mi alrededor.

Como todas las mañanas mientras desayunábamos en nuestra mesa del gran comedor cientos de lechuzas entraron, surcando la gran sala y dejando caer cartas, paquetes, revistas y periódicos a sus destinatarios para seguir su camino hacia la lechucería.

Lily cogió al vuelo el periódico que recibía todos los días, ya que pagaba una suscripción anual para poder estar informada del mundo mágico.

Se fue a meter en la boca un trozo de beicon cuando de pronto se le cayó de la mano mientras sus ojos se abrían de par en par y su cara componía una expresión de horror.

— ¿Qué pasa? — pregunté.

Lily no dijo nada, solo me pasó el periódico, sin poder decir nada.

Leí media página del periódico hasta que llegué al segundo apartado, en letra pequeña.

"Ayer se notificó a altas horas de la noche la desaparición de Arnold Blaiser, un hombre de 46 años que trabajaba para el ministerio en el departamento contra el uso incorrecto de objetos muggles y conocido por sus extensos conocimientos sobre el mundo no mágico y su frecuente encuentro con muggles."

El aire se escapó de mis pulmones con una rapidez pasmosa, mis ojos se dirigieron del periódico a Lily y de Lily al periódico.

Había varios anuncios más de personas desaparecidas la pasada noche, un total de tres personas.

Aparte de Arnold habían desaparecido un mestizo y un hijo de muggles, cosa que habían señalado en el párrafo como si eso fuera lo realmente importante de la noticia.

— Oí que tenía aliados en el ministerio, que debía empezar a desaparecer gente... — le susurré a Lily con preocupación — puede que ya estén moviendo ficha más descaradamente, sé que llevan bastante moviéndose, pero no sé exactamente cuánto, también sé que su grupillo se formó aquí, en Hogwarts, cuando solo eran estudiantes.

— Deberíamos ir ya a ver a la profesora de adivinación — dijo Lily tras mirarme en silencio durante un largo rato, pensando en todo lo que le había susurrado mientras miraba a nuestro alrededor como si alguien fuera a matarnos solo por pronunciar esas palabras.

— Vamos — dije levantándome con rapidez, agarrando con fuerza el periódico.

Corrimos por los corredores de Hogwarts, subimos corriendo las escaleras de dos en dos y de tres en tres.

Cuando llegamos hasta las escaleras de caracol que llevaban a la clase de adivinación estábamos sudando y sin aire, pero aun así subimos corriendo esas escaleras y entramos a la sala completamente vacía y oscura.

Avanzamos por el aula, buscando a la profesora.

La encontramos sentada en la butaca junto a la chimenea, tenía la mano sobre la bola de cristal y la mirada perdida en el infinito, como si estuviera viendo algo que solo ella podía ver.

— ¿Profesora? — pregunte tocándole suavemente el hombro mientras me acercaba con precaución.

Lily y yo nos miramos antes de volver a insistirle zarandeándola otra vez.

Al no responder miré la bola de cristal que aún miraba fijamente.

De pronto y entre la neblina de la bola apareció la misma marca de la serpiente enroscada en la calavera, un rayo verde y en mi cabeza volvió a reproducirse la visión que había tenido hacía tiempo en clase de adivinación.

No salí del ensimismamiento hasta que sentí como algo se movía bajo mi mano.

Al parecer la profesora había salido ya del estupor inicial en el que la habíamos encontrado al entrar.

Esta se giró despacio, mirándonos primero a Lily y luego a mí con tranquilidad, incluso sonrió.

— Sabía que vendríais ¿Qué os preocupa más? ¿Las desapariciones que habéis leído en el periódico o la relación que hay entre ese señor oscuro del que habéis oído hablar y la profecía? — preguntó mirándonos fijamente, con una tranquilidad antinatural.

Lily y yo nos miramos sorprendidas, sin saber que decir.

— Ambas — dije mirándola mientras estrujaba más el periódico entre mis manos — como sabrá, mi familia parece estar en una posición bastante cercana, de hecho, ese hombre estuvo en mi casa este verano, hablando sobre hacer desaparecer gente, y creo... creemos que esto solo es el principio, que él es la razón de esa profecía, que él será el culpable de todo el mal que nos vendrá en el camino según vimos en las hojas del te...

La profesora no respondió, se quedó mirándome fijamente, sin expresión alguna.

— También creo que tarde o temprano tendré que elegir bando, o mi familia o mis amigos, y no creo que sea tan fácil, supongo que habrá repercusiones según mi elección... — dije con angustia, con la imagen de la serpiente y la calavera aún en mi cabeza.

La profesora cogió mis manos, que aun estrujaban el periódico, entre las suyas y me miró con pesar.— No puedo asegurarte al 100% que sea todo verdad, pero estoy casi segura de que todo lo que ahora te angustia llegará, pero para ese entonces yo ya no estaré aquí, cuando todo esto explote yo ya me habré ido al más allá... — dijo mirándome con cariño mientras palmeaba mis manos suavemente — no le temas al futuro, sé que elegirás sabiamente, que tu alma y corazón puros elegirán con sabiduría, y al final, la luz volverá porque todo mal tiene su final, al igual que todo bien tiene el suyo.

La decisión de Éride [Con Sirius Black] (La época de los Merodeadores)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora