La decisión de Éride [Con Sirius Black] (La época de los Merodeadores)

Capítulo 42 - Graduada a la fuga (I)

Tras siete años en Hogwarts, siete años recorriendo sus pasillos y sus terrenos, había llegado mi graduación.

Había pasado de sobra los Éxtasis y después de esto me quería convertir en herbóloga, pero en el último momento cambié a medimaga, quería que mi profesión me ayudara a expiar lo que había hecho, quería ayudar a las personas, y así poder sentirme útil.

Llevábamos semanas esperando este día.

Hoy habría una gran celebración para los de séptimo, una cena y un baile con un concierto, algo que parecía surreal teniendo en cuenta todo lo que estaba pasando fuera del colegio, que parecía encontrarse en tierra de paz, donde nada llegaba, al menos si era malo.

Lily y yo nos habíamos arreglado en nuestro cuarto, ayudándonos la una a la otra en los peinados y en el maquillaje.

Ella llevaba un precioso vestido vaporoso de un rosa palo que sobre su pálida piel pecosa parecía tener un brillo único, era ajustado hasta la cintura y con vuelo hasta casi rozar el suelo.

Por el contrario, y como el polo opuesto, yo llevaba un vestido escotado y ajustado hasta medio muslo, de un rojo intenso.

Como era normal yo asistiría con Sirius, y Lily al final había parecido empezar a sucumbir a James, ya que había terminado aceptando su petición, cosa que James hizo como mil veces a lo largo de los últimos meses, de todas las formas posibles.

Sirius y James nos esperaban, con sus esmóquines negros y sus corbatas a juego con nuestros vestidos, en la sala común, hablando desenfadadamente.

— ¡Mirad lo que queráis, es mi novia! — Gritó Sirius a los cuatro vientos abrazándome cuando pilló a dos chicos de sexto mirándonos con la boca abierta.

James y Lily se rieron ante la ocurrencia de su amigo mientras nos íbamos de la sala.

— ¿Preparados para nuestras últimas horas en Hogwarts? — Preguntó James.

— No me puedo creer que esta sea la última vez que pisemos Hogwarts... — Dijo Lily con pesar, mirando los pasillos por los que pasábamos con cierta tristeza.

— Nunca olvidaré la primera vez que entré por las puertas del gran comedor — Dijo Sirius, de acuerdo con Lily.

— Venga chicos, vamos a disfrutar de nuestras últimas horas ¡No podemos pasar nuestros últimos momentos en Hogwarts llorando como unos bebes! — Animó James.

— James tiene razón — Dije dándole un apretón en la mano a Lily y apretando la cintura de Sirius, que rodeaba mis hombros con su brazo — Vamos a hacer que esta noche sea inolvidable, la mejor de toda nuestra estancia en Hogwarts.

— ¡Así se habla! — Dijo James tendiendo la mano para que chocara las cinco, cosa que hice riendo.

Cuando entramos por las puertas del gran comedor nos quedamos asombrados.

Las grandes mesas que caracterizaban el gran comedor había desaparecido, en su lugar habían puesto mesas redondas con hermosos centros y manteles en un lado de la sala, la zona elevada donde solían sentarse los profesores se había convertido en un gran escenario, y frente a él, entre el escenario y las mesas, una inmensa pista de baile.

Por el cielo mágico de la sala volaban millones de luciérnagas, que iluminaban la estancia bajo un estrellado cielo nocturno donde podíamos ver el cinturón de orión y en el que se podía ver una gran luna llena y una preciosa lluvia de estrellas.

Las paredes estaban decoradas con sedosas cortinas de llamativos colores que me recordaron a las preciosas noches en los chillout de playa que había frecuentado el verano que había pasado en España.