(Parte 3)

39 5 1
                                    

Narra Peter

Me encontraba sentando en el sofá de mi casa, con Amie y Eddy a cada lado mío. Yo tenía las manos apoyadas en las rodillas y la mirada al frente. El inspector Williams se paseaba de un lado a otro por todo el salón, y yo le seguía con la mirada, sin entender muy bien qué es lo que estaba haciendo en nuestra casa. La otra agente de policía estaba en una esquina apoyada en la pared, y desde que la había visto por primera vez no había dicho ni media palabra.

Cuando desperté de mi desfallecimiento, me encontraba en la camilla de un hospital. Sentía mareos y punzadas de dolor en la cabeza. Estaba muy asustado. No sabía porqué estaba allí ni porqué sentía tanto dolor en la cabeza. Una amable doctora se encargó de contarme todo lo sucedido. Hace unos meses me encontraba en el cementerio y un árbol se había desplomado encima mío y me había dado un golpe en la cabeza provocándome lesiones cerebrales. Es cierto, recordaba algunas partes pero cuando intentaba esforzarme en pensar me daban punzadas en la frente.

Estuve en el hospital varios días y me comunicaron que ya podía regresar a casa, siempre y cuando siguiese con el tratamiento y un seguimiento continuo hasta que estuviese recuperado por completo. Estos dos policías se encargaron de llevarme a casa. No sabía qué era lo que querían, pero yo no les sería de ayuda hasta que me recuperase por completo.

Miré hacia mis hermanos. Estaba muy aliviado de que se encontrasen bien, pero era tan grande la tensión que había entre nosotros que no fui capaz de decir nada.  Amie, a mi izquierda, parecía estar muy nerviosa y no apartaba la vista del inspector; se mordía las uñas con frenesí. Eddy, a mi derecha, parecía más enfadado que otra cosa. Dos muletas descansaban sobre su regazo, y con los brazos cruzados miraba también al inspector, pero con una mirada fulminante.

Me metí la mano en el bolsillo y sentí el tacto frío del reloj de Stan. Se lo había quitado justo antes de que aquellos dos hombres apareciesen de la nada y se lo llevasen.

El inspector carraspeó, lo que hizo que despertase de mis pensamientos. Ahora todos le prestábamos atención y él comenzó a hablar. Sin embargo no tardé mucho tiempo en volver a evadirme de la realidad y sumergirme en mis pensamientos. El inspector hablaba de temas intranscendentes, sin importancia. Seguramente quería aliviar la tensión que había entre él y nosotros, aunque no resultó muy eficaz. 

-Me temo que tenemos aquí tres niños poco colaboradores, Beth-Dijo el inspector refiriéndose a la policía. Ella por primera vez dejó de apoyarse en una esquina y se acercó a grandes pasos hacia nosotros. No me había fijado en un principio, pero era mucho más alta y robusta de lo que parecía de lejos.  Cruzó los brazos y nos miró con cara de pocos amigos.

-Queremos saber qué pasó exactamente en el cementerio, con detalles-Dijo.

-Ya lo sabéis todo- Respondió Eddy.

-Si no aportáis nada coherente entonces no podréis ayudarnos a encontrar al señor Price-Insistió el inspector-.Es necesario encontrarle cuanto antes, es de vital importancia para Yellowood.

-¿Por qué?-Preguntó Amie-¿Por qué es de vital importancia?

El inspector se ajustó la corbata y carraspeó incómodo.

-Es un tema confidencial. Vosotros no tenéis porqué meteros en asuntos policiales. 

-Y tú no tienes porqué entrar en nuestra casa así como así-Le espetó Eddy.

-¡Menuda contestación!-Exclamó la agente Beth-¿Es que no te han educado como es debido?

Eddy se cruzó de brazos y no dijo nada. Se notaba que no le gustaba que esas dos personas hubiesen irrumpido en nuestra casa de golpe.

-No importa Beth. Acaban de perder a su tutor. Es normal que no tengan ganas de hablar sobre lo sucedido. De todas formas ya es hora de irnos.

De hecho yo sí quería hablar. O más bien, necesitaba hacerlo. Tenía tantas cosas que preguntar que no sabía por donde empezar, y si le preguntaba a ellos tal vez podían solucionar algunas de mis dudas.

-Disculpad...-Comencé a decir.

El inspector y la agente se giraron para mirarme a mí. Un brillo de esperanza apareció en sus ojos.

-¿Podrían decirme dónde se encuentra ahora mismo Stan Price?-Pregunté.

El brillo desapareció de sus rostros en un santiamén. Al parecer no era eso lo que ellos querían oír, pero yo necesitaba saber dónde estaba Stan.

-El señor Price actualmente está desaparecido-Dijo el inspector-.Y si es cierto lo que dicen tus dos hermanos, que se encuentra en el Bosque Negro, lo cual llevaría por consiguiente a dar por hecho de que nunca volverá a Yellowood.

-¿Cómo que nunca volverá?-Pregunté con la cara blanca.

-Es solo un caso hipotético. 

-No lo es. Sabemos que está en el Bosque Negro-Dijo Amie con la voz muy bajita.

-Si eso es verdad-Dijo el inspector con una dura expresión-.Entonces ya no queda ninguna esperanza para Yellowood.

Sentí un pinchazo en el pecho al escuchar esas palabras. ¿Ninguna esperanza? ¿Dónde había escuchado esas palabras? Mis recuerdos estaban borrosos, y cada vez que intentaba concentrarme en recordarlos, me dolía la cabeza. Era muy frustrante.

-No os preocupéis. Investigaremos el caso-Dijo el inspector con calma-.Mientras tanto tendréis que vivir con un nuevo tutor.

-¿Cómo que un nuevo tutor? ¿A qué te refieres?-Preguntó Eddy con desconfianza.

-Mientras el señor Price está desaparecido no puede cumplir su papel como vuestro tutor, y siendo menores de edad me temo que no podéis vivir solos. No está permitido por ley.

-¿Entonces qué vamos a hacer?-Preguntó Amie preocupada.

-El señor Price dejó por escrito que en caso de que él ya no pudiera cuidar de vosotros le cedería vuestra custodia a...¿Cómo se llamaba?

-Simon Leprand-Respondió la agente completando la frase.

-Simon Leprand-Repitió el inspector con las manos en la espalda-.Vive en los límites de la ciudad, justo al lado del río que atraviesa el Bosque Negro. 

-¿Simon?-Preguntó Eddy casi gritando y levantándose de golpe del sofá-¿Acabas de decir Simon? ¡Ni en broma! ¡No pienso irme a vivir con ese tipo tan extraño!

-Lo siento Eddy, pero ya está decidido. Mañana mismo vendrá aquí para llevaros a vuestra nueva casa.

-Pero...-Dijo Eddy sin saber qué decir-.No puedes hacernos esto. No podemos irnos a vivir con un desconocido.

-Si Stan Price le ha dado vuestra custodia es porque confía en él y piensa que hará un buen trabajo como tutor.

El inspector se alejó del salón y cogió su chaqueta del perchero.

-Nos vamos ya-Dijo colocándose el sombrero-.Ni se os ocurra escaparos o alguna tontería como esa. Ya nos ha ocurrido con otros huérfanos. Estaremos vigilándoos. Sed buenos niños.

Acto seguido y sin decir nada más, abrió la puerta y salió a la calle. La agente de policía nos echó una última mirada de soslayo y luego siguió al inspector Williams cerrando la puerta tras de sí.



YELLOWOOD [Editando]Where stories live. Discover now