Anastacius esta preparando una excusa para ver a su hermano hoy (a escondidas) pero, aún sí logra encontrarse con él, ¿Qué haría?
— Bueno,ya se me ocurrirá algo cuando llegue...
Dice en voz alta.
Llama a la sirvienta principal y le ordena informar que no desea ver a nadie el día de hoy.
— Como ordene, su Alteza.
Después de dar la orden, se vuelve a recostar y espera a que la dama se retire para escapar de ahí. Cuando deja de escuchar los pasos, se quita las sábanas de encima, busca un cambio de ropa y salta por la ventana.
Corre por los jardines del palacio, así evitará encontrarse con los sirvientes, y a las concubinas de su padre.
El jardín es demasiado grande.
Piensa
Después de un tiempo puede ver el palacio, ya se está acercando.
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Se esconde detrás de un pilar, ve como la dama de Claude da unas órdenes a otras sirvientas y ellas asienten, cuando termina de hablar, estas se retiran, sólo falta ella, pero se queda un rato vigilando los pasillos.
Claude debe estar cerca de aquí
Piensa.
Cuando la dama comienza a caminar, se queda observando hasta que se retira.
Entonces que pasillo será.
Sale de su escondite y toca su mentón.
¿Deberia seguir a la dama Robein?
Cuando esta por seguirla, alguien toma su hombro y lo atrae.
— ¿Qué haces aquí? ¿No dijiste que estarías en la biblioteca? ¿Claude?
Dice alegre el chico de cabellos rojos, Felix Robein, el caballero de Claude.
Ah, parece que se dio cuenta.
Por la forma en que cambia su expresión al verlo, es algo divertido.
Anastacius se esfuerza para no reírse.
— Lo siento, su majestad, pensé que era...
Habló demasiado rápido. Impresionante..
— Lo sé, no es necesario que se disculpe.
Nunca había visto a Felix cuando era joven, sabe que fue uno de los mejores caballeros de Obelia, y bueno el cabello rojizo como la sangre hizo que le dieran ese apodo.
