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Rose sabía que no debía dejarse llevar por la envidia y los celos, pero era imposible al ver a su primo Jimin.
Siempre teniendo mejores calificaciones, siendo cuidado por sus tíos, sus padres, como si fuera lo mejor que existiera, siempre sonriendo como si todo estuviera bien. Le jodía.

Le jodía que Jimin siempre fuera todo. Le jodía que incluso ella no podía dejar de prestarle atención y no seguir su vida. Escuchó atentamente cada palabra del joven cuando dijo que le gustaría se fotógrafo, pero que iría a medicina.

Tal vez fue para que viera que ella podía hacer lo que ella quisiera que dejó de lado la carrera familiar y entró a la universidad de artes, pero cuando miró que su familia le despreció, ¿Qué podía hacer? ¡Había sido culpa de Jimin!

Pero más le jodió cuando su primo empezó su primera relación, creyó que todos le menospreciarían por ser un degenerado, un sucio gay. Pero no fue así, su familia sonrió en grande y aceptó a su pareja.

Y en un ataque de celos a la atención recibida, se acostó con el novio de su primo, fue genial. Y se sintió mejor cuando su primo llegó a sus brazos contándole lo sucedido. Amó ver cada lagrima derramada. Pero odió cuando nuevamente la sonrisa apareció y con ella otro joven, otro joven con el que también se acostó. Otro que también hizo llorar a su primo y sonreír a ella.

Pero cada vez que volvía la sonrisa, ella deseaba quitársela, y lo lograba. Pero Yoongi fue diferente, se negó más veces de lo que gustaría aceptar, sin embargo, lo logró. En una fiesta donde el alcohol reinaba, logró acostarse con él, y con amenazas fueron más noches, hasta que a Yoongi también le gustó y fue por simple deseo de poseerse.

Pero se enamoró. Ella deseaba estar en brazos de Yoongi aunque no tuvieran sexo, deseaba también tener los detalles que le daba a Jimin, como rosas, besos en la frente, palabras dulces, quería todo eso. Deseaba que fuera más que una noche.

Sin embargo Yoongi no la quería. Porque incluso estando solos le llamaba por su apellido, no se atrevía a decir su nombre, no cuando intimidaba. Era solo Park.



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Dos años después.

Cumplió su promesa, regresó por Yeonjun poco tiempo después de su separación con Yoongi, pero no creyó que después de un mes, Yoongi llegara con unas rosas y empapado a su casa.

Tampoco pensó que diría:— Te extraño, MinMin.

Y él también lo hacía, también lo extrañaba. Pero debía ser fuerte, y aún aceptando las rosas le pidió que se fuera, los detalles fueron bonitos no terminaron ahí, pues cada que llegaba al hospital el doctor Min tenía algo para él, desde pequeñas notas, hasta diferentes flores.

Yeonjun era feliz viviendo en su nueva casa, amaba poder estar con Jimin y ver a Yoongi algunos días, también amaba poder estar al cuidado de su abuelita Eunha cuando su padre trabajaba turnos extras.

Le hacía feliz ver llegar a su papá con notas o flores todos los días, mismas que guardaba en una caja especial. Claro que lo sabía, él lo había mirado a escondidas, aunque sus tíos aún estaban enojados, con Yoonie, él en el fondo deseaba volver a verlos juntos.

Tal vez en unos años más era posible.

P S Y C H O.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora