#O6.

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Katsuki se quebró momentáneamente cuando observó como le quitaban la vida a la pequeña criatura a la que le había agarrado tanto cariño. Sin embargo, él sabía que no tenía tiempo para asustarse, lamentarse, ni ponerse a llorar, no cuando aún debía que proteger a Eijiro y ahora no sólo por él, sino por la pequeña dragona que adoptó al híbrido como su hijo y lo cuidó desde su pequeña ignorancia y enorme corazón de madre.

Cuando Eijiro le contó la historia, Katsuki pensó que era una tontería. Pero con el pasar de las horas, en esos pocos días, él descubrió que Eijiro tenía razón, ella era un dragón demasiado genial y misterioso, que dio su vida por protegerlos sin importarles sus especies, sólo sacrificándose con todo lo que tenía en su valiente corazón.

Y ahora, él no podía quedarse atrás, no cuando tenía que cuidar a alguien. No cuando debía demostrar que era un héroe.

Aún con su cabeza doliendo y con un enorme dolor que le generó sus cabellos siendo halados de esa manera, Katsuki presionó sus dientes y soltó varios gruñidos, empujando sus brazos lo más que podía y generando todas las explosiones que su sudor le permitiera. Sin embargo, la distancia se alargaba y sus pies ni siquiera tocaban el suelo, mientras sus músculos palpitaban, recordando en su cabeza la voz de su madre advirtiéndole que ese palpitar sólo podía significar que tenía que detenerse.

Con lagrimones en los ojos y con ese tremendo dolor, Katsuki no dejó de generar explosiones, ignorando las risas burlonas que escuchaba y las palabras de ese enorme tipo. Sólo esperaba que Eijiro hubiera huido, de lo contrario, cuando se desmayara, él estaría solo.

No, no. No podía dejar a Eijiro solo. Tenía que cuidarlo hasta asegurarse de que estuviera a salvo.

Decidido, Katsuki dejó de generar explosiones en sus palmas y miró al sujeto fijamente. Veía algo borroso, pero eso no le importó, llevando sus dos manos a la mano que sujetaba sus cabellos y explotando esta con fuerza. No le importó si se quemó en el proceso, pero fue soltado rápidamente y de nuevo cayó al suelo, raspándose las piernas.

El sujeto pegó un grito, pero pronto gruñó y lo observó con rabia. Katsuki sonrió, listo para recibir el ataque y luchar, cuando una fuerte llama se dirigió hacía ese tipo y él tuvo que retroceder, cubriéndose ante la cantidad de fuego que encendió al sujeto de pies a cabeza con rapidez. Nuevos y aterrados gritos se hicieron presentes, mientras aquel tipo se removía ardiendo en las flamas intensas y potentes, y Katsuki sólo observaba atentamente, sin entender qué había sucedido. Ni siquiera podía moverse, aunque necesitaba buscar a Eijiro.

Para su sorpresa, cuando por fin aquel sujeto dejó de impedir su campo de visión, Katsuki se encontró con Eijiro justo detrás de él, pero no el Eijiro que él conocía. Un dragón rojo como se dos metros se dejó ver con totalidad y pronto el rubio encontró el cuerpo de los otros dos tipos en el suelo, mientras la mirada carmesí de aquel dragón brillaba por cuenta propia, reluciendo como el más hermoso y brillante rubí.

Sin embargo, Katsuki no tuvo miedo. No al sentir la mirada suavizándose al verlo. El dragón avanzó hasta él, acercando su enorme hocico a su rostro, permitiendo que el pequeño rubio coloque su mano en este y reciba un resoplido por parte de la bestia.

—Eres mucho más grande de lo que imaginé...

Un suave sonido escapó del dragón y Katsuki quitó las lágrimas doradas que escaparon de los ojos del rojizo animal. Él se levantó del suelo con su ayuda y cojeando avanzó hasta el pequeño bulto que descansaba en la hierba. Eijiro se colocó a su lado y continuó llorando, permitiendo que Katsuki tome con suavidad el cuerpo sin vida de la pequeña dragona.

—Necesitamos volver, Eijiro.

El dragón asintió.

Ambos observaron los tres cuerpos sin vida de los sujetos y Eijiro le hizo silenciosas señas a Katsuki, indicándole que se suba a su lomo. El rubio asintió en silencio, obedeciendo y trepando al dragón con cuidado. Les costó volar, claro, Eijiro jamás lo había hecho y menos con carga, pero a un ritmo lento y a un rango no muy alto, él subió hasta pasar los árboles para buscar a las lejanías alguno de los dos reinos.

Encontró el suyo bastante cerca, por lo que Katsuki y él decidieron ir hacía allá.

En silencio, ellos anduvieron por los aires con lentitud, entre tambaleos, subiendo y bajando. Katsuki dijo varias veces que quizás debían caminar, pero Eijiro negó, tratando de llegar por su cuenta aún tan débil, aún tan inexperto.

—Eijiro, vamos... Caminemos, ya falta poco, nosotros...

—Mnh...

—¿Eijiro? ¡Eijiro! ¿Me escuchas?

Para cuando el mencionado ya no pudo más y Katsuki comenzó a sentir que descendía, el rubio trató de mantenerlo despierto, pero el terco y rojo dragón ya no obedecía a su voz. Eijiro soltó un quejido y se entregó a la inconciencia, sonriendo al sentirse como en casa, acurrucándose contra el lomo de su madre e inhalando ese característico aroma que tanto, tanto amaba.

Sólo Dios sabía cuanto la había extrañado.

Sólo espero poder decírtelo algún día, "Mamá, me convertí en un dragón... Ya podré verte de nuevo y ser un orgullo para ti."

Ese fue su último pensamiento antes de que absolutamente todo se apague.


+


Esta es una actualización cortita, pero las divisiones son necesarias, luego viene otra cortita así y si no me equivoco después ya el capítulo final. No tienen idea de lo feliz que me hace saber que les está gustando la historia, muchas, muchas gracias por todo el amor y el apoyo, hace nadita llegué a los 2k de seguidores y no habría sido posible sin ustedes, los quiero muchísimo. 

¡Casémonos mañana! | Bakugou Katsuki x Kirishima Eijiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora