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Recuerden está novela es ficticia, por favor quédense en sus casas, háganlo por su bien, el de su familia y el de los demás, gracias.

La semana Santa empezó, con esto llegan las benditas vacaciones, amaba las vacaciones, amaba ir al mar.

Joel y yo habíamos decidido ir a San Blas, Nayarit. A decir verdad él comportaba muy nervioso, demasiado, daba demasiadas vueltas y me recordaba a cada rato lo que debíamos empacar. Él quería que el viaje fuera perfecto, pero ¿Para qué? Es mejor disfrutarlo que planearlo, bueno yo creo.

Subimos las maletas al carro, Joel cerró la cajuela, se notaba tenso. Nos subimos al auto, nos colocamos el cinturón de seguridad.

—Tranquilo, todo saldrá bien. Lo importante es disfrutarlo— hablé mientras lo miraba, él me miró por un par de segundos para volver la vista al frente para después colocar su mano en mi pierna.

—Te amo demasiado.—sonrió con la vista en la carretera. Coloqué mi mano sobre la suya.

Me dormí como una hora en el trayecto, la verdad que me sentía cansada, al despertar Joel me sonrió, estábamos parados en un caseta.

—Vaya, me sorprende que te hayas dormido, ¿Acaso estás cansada o no dormiste bien?

—Como no dormir, teniendo tremendo bombón a mi lado e imaginarme muchas cosas sucias que hago con él.— le guiñe un ojo.

Lo más lindo de Joel es cuando se sonroja, soltó una risa nerviosa.

—¿Y cómo que cosas quieres hacerle a ese tal bombón?

—Si te contará, en verdad saldrías corriendo. Tengo unos fetiches horribles— reímos.

Joel siguió conduciendo mientras cantabamos los dos juntos.

Después de una eternidad por fin llegamos a San Blas, el cambio climático se notó muchísimo, tenía mucho calor y ya me sentía muy pegajosa.

—¿Quieres ir de una vez al hotel a dejar las cosas o quieres ir a comer?— pregunto.

—A comer, tengo unas tremendas ganas de comer, ya que lamentablemente no me comí al bombón ayer.

Él rió de nuevo, de nuevo se había sonrojado. Amaba su perfil, en verdad me preguntaba sí él no era un dios griego, porque vaya, si que parecía uno.

Me llevo a la playa a comer allá.
Al llegar mis pies tocaron la arena, no es una sensación que me guste mucho pero ah.

Él tenía un short que oh por dios, me daban unas tremendas ganas de ir al hotel mejor, no sé que pasa con mis hormonas pero vaya si que están muy alteradas.

Mordí mi labio al ver ese trasero, dios mío si que tenía una pinche suerte chingona, y debe admitir que no hice mi ninguna agua de calzón.

Él noto mi mirada y al ver que estaba pérdida en él, se rió.

—Hey, hey ya te traje a comer, el bombón lo podrás cenar está noche— me susurro mientras me agarraba de la mano.

—¿Y si mejor comemos en el hotel?— me pare en seco, haciendo que él lo hiciera y se colocará frente a mi. Mordí mi labio, quería arrancarle toda la ropa en ese momento. — Creo que me gustará mejor la comida de allá.—con su pulgar hizo que mis dientes soltaran mis labios, acarició varias veces mi labio.

—Mmmm, no. Mejor la cena con un gran postre.— me dió un beso de pico, y rápidamente se retiró para jalarme hacia una mesa. Bufé de frustración.

Debía verle el lado bueno a esto, habrá postre, pero ¿Qué postre será?

Joel pidió un cóctel de camarones para los dos. Se acabó en chinga los aguacates que la mesera nos había traído.

Un dato que me di cuenta es que la mesera no dejaba de mirarlo, ¿Por qué miran lo ajeno? Que coraje.

Después de comer, le pedí a Joel que si caminamos, acepto pero dijo que nos pusiéramos bloqueador, le dije que sería rápido. Más bien lo obligue a qué caminara conmigo.

Error; estábamos todos rojos, realmente cuando observé bien a Joel me reí horrible, se veía re curioso, muy cute.

Él me dió una pésima mirada y dijo que no había postre para la cena. Eso sí me enojo mucho.

Decidimos irnos al hotel, uy qué gran tentación. Estaba ansiosa, como les dije mencione anteriormente no sé que onda con mis hormonas. A Joel le ardía los hombros y la cara, estaba de mal humor y eso no es bueno oh no.

Pensé en quitarle el humor con unos buenos besos, pero a mí también me ardía mis hombros, mi cara, mis brazos.

—Si nos hubiéramos puesto bloqueador habría cena y postre.— habló molesto.

—¿¡Qué!?— pregunté alterada dejando de ver la televisión— Pero habías dicho que había cena.—mencione molesta.

—Pues ahora no habrá — menciono mientras miraba la televisión.

—A huevo que sí— me subí en sus muslos y bese sus labios— como chingados no habrá cena— susurré sobre sus labios mientras mis manos despeinaban su ruloso cabello.

Él rió lo cual me dió más seguridad, colocó sus manos en mi cintura y me acerco más a él, dejándome sentir más su bulto, ambos soltamos un pequeño gemido.

Hola, hola.
¿Cómo les va en la cuarentena? Recuerden no salir de su casa, lavarse las manos, y no tocarse su carita bonita.
Voten y comenten.
—Adriana.

Only you- Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora