Hinata Hace Frente A Su Abuelo; ¿Conspiración Contra Sasuke?

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Hizo a un lado la puerta del despacho. El viejo Hyuga revisaba un par de pergaminos con esa añoranza que en los últimos años había adquirido. El ceño fruncido en Hinata se acentuó más y el viejo temió que sus cejas se tocaran una a la otra.

—Usted me ha estado vigilando.

El viejo enrolló los pergaminos y los dejó delante de sus manos. Sobre su escritorio, esperó a que su nieta, la más dulce y calmada, explotara de una vez por todas. Estaba listo para escuchar cualquier reclamo y para dar sus argumentos de las razones de su actuar.

—¿Desde hace cuanto tiempo? ¿Desde que tuve contacto con Sasuke Uchiha?

Tiempos remotos, desde que Hiashi delegó su instrucción a Kurenai.

—El Byakugan es la fuente de nuestro poder, nieta mía. Mi deber es cuidar de él. El deber es de cualquier miembro.

—¿Eso es todo? ¿Esa es la excusa que me va a dar?

No había otra. El viejo Hyuga siempre lo dejó en claro a cualquier persona que tratara con él. Su nieta y su hijo nunca fueron la excepción por el cargo que nació como su destino. Extendió sus palmas hacia arriba y dibujo un arco hacia la periferia diciéndole con ese gesto "¿qué esperabas?". Los puños apretados a sus costados fue el mensaje decisivo para la pregunta que siempre la atormentó.

—¿No confían en mí? ¿Me creen tan débil como para no defenderme? ¿Para perder su preciado Kekkei Genkkai?

—Es precaución —se justificó tontamente.

¡Por supuesto!, pensó con sarcasmo.

—¿Qué me dice de Sasuke? Sus intenciones de pedirle que me cuide, de dejarme estar con él, ¿tienen el mismo objetivo? Seguir bajo la sombra de alguien que pueda cuidar del Byakugan, de impedir que me secuestren.

—Eso lo has decidido tú.

—¡No! —respondió con sus palmas sobre el escritorio de su abuelo, del viejo—. Estoy harta, harta. Todo este tiempo he trabajado tan duro con el propósito de tener un mínimo de reconocimiento por parte de usted y de mi padre.

—¡Pues no es suficiente! —murmuró entre dientes—. ¡Nunca lo ha sido! ¡Tú, mi nieta, la primogénita, la heredera del liderazgo del clan! Siempre has sido débil de carácter. Débil de fortaleza. Hanabi tiene lo que tú no. Y con respecto al gran Uchiha Sasuke, ¡sí! Lo apoyo, totalmente. Cuidará de ti una vez que salgas de este clan y no tendré que preocuparme por vigilarte más, ¡por cuidar de ti! Muchacha malagradecida.

—¡Nunca necesité de sus cuidados! Porque ahí estuvo Kiba, Shino y Kurenai. Naruto y Sasuke. ¿Sabe qué, a-bu-e-lo? Me iré hoy mismo de este clan con la promesa de que nunca le llegará un mensaje con la noticia de que obtuvieron mi Byakugan.

A pesar de que las lágrimas picaban sus ojos le dieron el tiempo suficiente para salir con dignidad del despacho de su padre, no sin escuchar sus últimas palabras:

—Los ancianos del Consejo siguen vigilando a Sasuke. Nunca dejaron de hacerlo. Para mi fortuna, te vigilarán a ti también.

Cerró de un portazo con los nervios rotos, la decepción en sus ojos, pero la firme convicción de ver a su padre. Le bastó limpiarse el par de lágrimas que rodaron hacia el vacío para adentrarse en el despacho de su padre. Hiashi también veía un par de pergaminos, también los dejó sobre el escritorio y le echó una ojeada a ese semblante que reflejaba todo menos alegría.

—¿Cómo te fue en tu primera misión como ANBU?

—Bien.

Hiashi asintió con la espera de que su hija diera su resolución. Leyó todo a través de sus labios con la ayuda de su Kekkei Genkkai.

Ojos sin pupila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora