The King (Harco/Drarry songfic)

Indefenso

Babes always flirting away, getting every number
And you can have your fun 'cause I know that it's fake
I know when you're done you'll come running my way
So I let you
Date everyone and complain that you can't find a lover
'Cause I'm the only one when the chemistry fades
I'm the only one at the end of the day
Kinda cliché

La amistad forjada entre Harry Potter y Draco Malfoy ciertamente los había cambiado a ambos. Harry había empezado a ser más consciente de sí mismo y sus acciones (sus emociones era algo que todavía estaba en proceso, pero bueno, de algo se empezaba), y mediante más crecía el vínculo entre ellos, más iba adoptando aquel humor tan inquisitivo y sardónico que el rubio tenía, poco a poco aprendiendo a hablarlo con fluidez. 

De la misma forma llegaron esas ansias que lo instaban a provocarlo juguetonamente en cada oportunidad que se le presentara. Al principio simplemente con ligeros empujones o comentarios que sabía que el rubio no se resistiría a debatir, pero conforme el tiempo pasaba y la confianza crecía, sus provocaciones iban escalando hasta llegar a un coqueteo descarado. Y aunque las primeras semanas Draco se limitaba a sacarle el dedo de en medio mientras gruñía un "Jódete, Potter", poco a poco simplemente lo fue aceptando como parte de su amistad. 

Antes de que se pudiera dar cuenta Harry ya lo llamaba "lindura" o "cielo" o "cariño" de forma inconsciente. Y Draco lo dejaba, porque era débil y era un tonto necesitado de escuchar palabras así salir de los labios de Potter. Aunque supiera que él realmente no las decía de verdad. 

Después de todo, no sólo Harry había cambiado al hacerse amigo del slytherin. Él lo había vuelto débil, y sin embargo, al mismo tiempo lo había hecho más fuerte de lo que nunca antes había sido. Le había inculcado aquella estúpida compasión y sentido de la culpa tan Gryffindor, y aunque fingía odiarlos, muy dentro de él sabía que aquello lo hacía una mejor persona.

Harry lo hacía una mejor persona, día a día.

Y por eso Draco se sentía culpable. Porque era aquel mismo sentido de la culpa el que ahora le carcomía las entrañas. 

Él le había hecho creer a Harry que gustaba de Ginny (realmente sólo alguien tan despistado como el moreno se creería una bazofia así), no había sido una opción antes de que él lo estampara contra la pared. Pero cuando se lo preguntó no pudo evitar pensar en lo fácil que todo se volvería si simplemente confirmara las sospechas del chico.

Si Harry pensaba que a él le gustaba Ginny jamás aceptaría una cita con ella, era demasiado noble como para salir con la chica de la que su mejor amigo estaba supuestamente enamorado. 

Y apenas aquel pensamiento cruzó por su cabeza no pudo ignorarlo. Era tan obvio, tan fácil. Era la respuesta a todos sus problemas y se la estaban ofreciendo en bandeja de plata. 

Sintió como si una mano le estuviera haciendo trizas el estómago, pero aun así lo hizo. Tal vez no pudo decirle en la cara que sí estaba enamorado de ella, pero salió corriendo, lo que era básicamente lo mismo.

Total, a él ni siquiera le gustaba la pelirroja, ¿verdad? 

No le importaría en absoluto. Sólo era una chica menos en la lista, ¿qué tan grave podría ser?

Pero sí era algo grave. Y Draco lo comprendió apenas unos momentos después en el Gran comedor, cuando Harry explotó. 

Harry ya hacía mucho tiempo que no tenía un desborde de ese tipo: Draco había estado enseñándole poco a poco cómo controlar su magia y su temperamento, y en situaciones normales Harry nunca habría perdido el control de esa forma.