Después de treinta minutos, Susanne llegó a la casa de sus tíos. Con una sonrisa cálida dibujada en su rostro, empujó la puerta principal, pero esta se desvaneció de inmediato al encontrarse con la mirada severa de su tío Charlton, quien la observaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados desde el vestíbulo.
---¿Dónde has estado, Susanne?--- espetó Charlton, su voz cargada de preocupación y enojo.
¡Ya es tarde y no avisaste a nadie a dónde ibas! Aquí tenemos reglas que debes respetar, ¿acaso lo has olvidado? Me sorprende que hayas hecho algo así, ¡es la primera vez que te comportas de esa manera! ¿Por qué?. Cada palabra salía atropellada, reflejando su creciente frustración.Charlton tomó un profundo respiro y continuó:
---Mira, entiendo. Pero no quiero que esto vuelva a pasar, ¿me oyes? Sabes que soy muy estricto, sobrina.--- dijo mientras echaba un vistazo a su reloj de pulsera.---Lo siento, tío ---respondió Susanne con un tono conciliador mientras bajaba las escaleras. Acababa de recoger los anillos en la terminal del tren.
Pero la voz ronca de su tío Charlton la detuvo en seco.
--- -Susanne, te vi pasar por ahí y me pareció que estabas con Alexander Nothangel .--reclamó, su tono ahora cargado de ira.
¡Ya te he advertido sobre ese tipo, es un granuja y el mejor amigo de tu novio! Verte a solas con él no me parece nada apropiado.Susanne erguida, respondió con firmeza.
---No, tío, te equivocas.--- subió a su habitación y cerró la puerta con fuerza, dejando a su tío gritando tras ella:
-- -¡No caigas en eso, Susanne, eso sería tu perdición!----Confundida, Susanne se quedó al otro lado de la puerta.
A la mañana siguiente, se había levantado tarde, eran las diez y media y aún seguía en la cama. Eso era inusual en ella, pues le habían inculcado desde niña la importancia de madrugar, una costumbre heredada de sus padres.
Susanne no había podido conciliar el sueño en toda la noche. Su mente no dejaba de pensar en Alexander, cautivada por su atractiva personalidad y su belleza física.
Sus rasgos eran impecables. Alexander era un hombre guapo, y aunque Susanne nunca antes se había sentido atraída por chicos de rasgos delicados, él era una notable excepción. Tenía una sonrisa cautivadora, unas manos delicadas que denotaban una suavidad exquisita y un aire de sofisticación que lo hacía parecer un verdadero conocedor del mundo y un seductor nato.
Su cabello era liso, sedoso y de un negro azabache intenso. Sus ojos azules poseían una mirada sumamente penetrante. Era un hombre alto, de contextura delgada, con una hermosa boca y unos labios finos que parecían invitar a ser besados.Por primera vez, Susanne se sintió incómoda e incluso culpable con sus propios pensamientos. Detestaba admitir que se sentía atraída hacia Alexander. Decidió dejar de pensar en él y se dirigió a la cocina, evitando mirar a nadie a su alrededor, como si así pudiera escapar de esos sentimientos que la atormentaban.
Mientras Alexander yacía recostado en su habitación, la puerta se abrió de repente y entró Rachel.---¡Ah, conque al fin te encuentro! Ayer fui a buscarte a la estación de tren, y cuál fue mi sorpresa al verte que estabas acompañado con la chiquilla de la otra vez.--- exclamó Rachel con evidente molestia.
--Por azares del destino, la volví a encontrar.---recordó Alexander, cerrando los ojos y trayendo a su mente la imagen de Susanne por un momento, sonriendo después.
---¿De verdad? ¡Esa niña es tan ingenua! ¿Qué planeas hacer?-- cuestionó Rachel.
---No es ingenua, de hecho no se ha dejado impresionar por mis halagos. Todo esto me parece de lo más divertido. Desde que la vi en esa fiesta, me cautivó. Es una mujer hermosa y quiero pasar un buen rato con ella.--- respondió Alexander con una sonrisa burlona.
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Oscuros Placeres Secretos
RomanceEn el verano de 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, el tranquilo pueblo de Stanford for Avon se ve sacudido por una serie de muertes misteriosas. En el centro de todo esto, se encuentra una pareja joven y enamorada --Alexander y Susanne - qu...