Lᴀ Cᴀsᴀ Dᴇ Pᴀᴘᴇʟⁿᶜᵗ

5.

'Errar al disparar, pt.1'

[Sábado, 06:25am]

Johnny observa a Ten con una sonrisa mientras usa su teléfono para hacer sus llamadas.

- Mamá, acabo de terminar, voy para allá.

Ten deja un mensaje para su madre y mira a John mientras marca otro número.

- "Comisario Choi, deje su mensaje."
"Soy el inspector Lee. Sé que es tarde, sólo quería decirle que si esto lo lleva Inteligencia por no sé qué clase de intereses diplomáticos, yo no voy a ser su inspector de paja mientras esos gorilas entran ahí con todo. Así que me veo en la obligación de dimitir. Buenas noches. Buenos días."

Ten termina la llamada y le devuelve el celular a Johnny con una sonrisa.

- Gracias.-

- De nada.- John ha escuchado la conversación y parece preocupado, Ten comienza a beber su café tranquilamente.

Johnny gira hacia la televisión donde aparecen Hendery y Ten hablando fuera de la carpa, John vuelve a mirar a Ten.

- Perdón, pero es que está usted...- John señala a la televisión, Ten lo ve y abre sus ojos con sorpresa. -... Es usted.- Susurra Johnny, Ten asiente.

"Si he empezado contando la historia de un secuestro, es porque todos recordarán aquellos días de asedío en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Las calles del centro de Seúl se cerraron, se emitieron programas en directo las 24 horas, la policía quemó sus manuales de la Academia y quedó sin saber cómo tomarse el brindis al sol de aquellos desgraciados intentando imprimir su propio dinero, pero en realidad, pasaron muchas otras cosas que nadie recuerda, cosas que nos cambiaron a todos. Hasta el punto de no saber quiénes eran los malos.... y quiénes los buenos."

- Disculpe, ¿Cuando negocian con esa gente, les dan lo que piden o les siguen el cuento para ganar tiempo o...?-

Ten, visiblemente incómodo, comenzó a guardar sus cosas en su bolso de forma rápida.

- Bueno, no me conteste a mí, solo...-

- Cada caso es diferente.- Ten contestó de forma brusca y a la defensiva, aquello tomó por sorpresa a John así que retrocedió un poco.

- Claro, perdón, perdóneme.- Apenado, John se disculpó.

- Pero... pero sí. Tratamos de templar los ánimos y ganar algo de tiempo.- Ten contestó y le regalo una sonrisa. - Gracias.- Ten se levantó del taburete con su bolso en la mano, le sonrió una última vez a John y salió de la cafetería.

"En realidad el tiempo lo estábamos ganando nosotros, nunca se aplicó mejor la frase de que el tiempo es dinero. Y que dé dinero. Cada hora imprimíamos 8 millones de wons, 1400 planchas de papel moneda de las que cortábamos 140,000 billetes de 50 wons."

Moscú observa la imprenta satisfecho. En el museo los atracadores hacen guardia mientras los rehenes duermen en el suelo.

"Todo estaba tan plácido a esas horas del amanecer que parecía que el plan iba sobre ruedas. El Profesor era nuestro Gran Hermano, controlaba la radio de la policía y 18 cámaras, así que si alguien quería jodernos, lo sabríamos con la suficiente antelación."