Capítulo 3

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Hojitas Heladas todavía estaba despierta cuando la luna llegó a lo más alto. Sabía que a sus hermanos también les había costado dormirse, pero su cabeza no le paraba de dar vueltas, y no se lo podía quitar de encima.

Sin que nadie lo notara, salió sigilosamente de la maternidad y comenzó a pasear por el claro, mirando a la gran luna sobre ella.

-Clan Lunar, ayúdanos -susurró para si misma.

Paró y se sentó sobre sus patas, cansada pero agobiada, pensó que ese gato que habían visto podría formar parte de alguna profecía, pero no entendía porque alguien decidiría que cuatro cachorros indiferentes formaran parte de alguna.

Arrebatada y destrozada, cerró lo ojos y comenzó a soñar.

Estaba en un bosque interminable, donde la vegetación no acababa en ningún lugar. El olor a presas se extendía en cada paso que daba, mientras que los pájaros revoloteaban de árbol en árbol. Escarchilla le encantaba ese sitio, ya había soñado con ese bosque varias veces. Era su sueño favorito: un bosque para ella sola lleno de presas a las que cazar y alimentar al clan.

Su sueño era ser la gata que más presas pudiera cazar en una patrulla de caza, la que pudiera alimentar al clan en plena estación sin hojas. Todos los pensamientos de aquella misteriosa señal desaparecieron, y Hojitas Heladas se concentró en el sueño. Siguió el olor de un ratón rollizo, y se preparó para matarlo: adaptó la postura de caza que tanto había practicado con sus hermanos delante de la maternidad y con la cola y la cabeza gachas, y el lomo rozando la hierba se aproximó hacia el ratón, tan sigilosamente como si formara parte del viento.

Cuando ya estuvo lo bastante cerca, flexionó sus patas traseras y antes de que el ratón tuviera oportunidad de salir, Hojitas Heladas saltó y con un zarpazo lo derribó. <<¡Lo he logrado! >> se alegró. Aunque después se desilusionó al pensar que estava en un sueño, y que ese ratón no podría alimentar al clan.

El escenario cambió, y se situó en el medio del campamento, no muy lejos del montón de la carne fresca. Hojitas Heladas comenzó a oír voces en su mente, como si intentaran transmitirle algo. Poco después, las voces se hicieron más reconocibles y la gatita consiguió descifrar algunas palabras, como real, más, que crees... Confusa, intento concentrarse más y escuchó las voces a la perfección: <<Es más real de lo que crees>> repetían. Todavía confusa, su cuerpo le obligó a dejar el ratón en el montón de las piezas, y su olor se fue camuflando con las otras presas.

-¡Despierta! -dijo una voz-. ¿Qué haces aquí en medio?

Hojitas Heladas abrió los ojos. No se lo podía creer, ¡se había quedado dormida en medio del claro! La voz que la había despertado era Corazón de Roca, y se le volcó el corazón al saberlo. Siempre había querido que ella fuera su mentora, pero al verla así, Hojitas Heladas pensó que ya nunca podría ser cierto.

-Lo siento, es que de noche había querido tomar un poco el aire y se me olvidó volver a la maternidad.

-No pasa nada -maulló la atigrada con un ronroneo, y la cachorrita entendió que no estaba enfadada, sólo le hacía gracia que se hubiera quedado dormida ahí.

Hojitas Heladas soltó un suspiro, y notó como Corazón de Roca le acariciaba con su suave pelaje.

-Bueno, coge una pieza del montón y llévala a Manto de Luna -dijo amablemente.

La pequeña se dirigió hacia el montón de la carne fresca y comenzó a oler alguna que pareciese muy sabrosa. Al detectar un olor, se quedó inmóvil. Era imposible lo que acababa de descubrir. El ratón que había cazado en su sueño estaba ahí, junto a las otras presas del campamento.

Tenía que contárselo a sus hermanos. Cogió el ratón y se fue directa hacia la maternidad. Allí, depositó la comida delante de su madre, y después de que Manto de Luna le diera las gracias con un gesto de cabeza, se dirigió hacia sus hermanos.

-No os vais a creer lo que me ha pasado -maulló, viendo como los ojos de sus hermanos se llenaban de interés.

Y entonces les explicó todo; lo del sueño, el bosque y la presa. Los tres hermanos no pararon de hacerle preguntas, pero cuando ya acabaron de abatir a Hojitas Heladas, ella fue la que le tocó preguntar ahora.

-Y bueno, ¿alguien ha sabido algo más sobre la señal?

Sus tres hermanos negaron con la cabeza y un instante después, a Truenillo le brillaron los ojos.

-¿Vamos a coger algo para comer? Me muero de hambre.

-Y yo -coincidió Escarchilla.

Después de llenarse el estómago, los cuatro cachorros se dirigieron a la maternidad para descansar. Hojitas Heladas quería dormir hasta que el sol diera paso a la luna. Al haberse dormido en medio del campamento tenía el pelaje helado, y le reconfortó estar acurrucada con sus hermanos y su madre.

Se relajó, tanto como si estuviera en el bosque, escuchando el sonido de los pájaros y las hojas moverse con la brisa. Cerró lentamente los ojos, y se undió en el sueño.

El Clan de la Nube - El destino Inevitable (Pausada)Where stories live. Discover now