Capítulo 4

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Riachuelo despertó, consciente de que había dormido una eternidad. Su mente le hacía que le costara mucho dormir, pero después dormía lunas a causa de su agotamiento.

Notaba muchísima presión encima suyo: la señal de la cual no habían obtenido otra respuesta, la mágica aparición del ratón de Hojitas Heladas y la poca luna que le quedaba para ser aprendiz.

Sus hermanos ya no se encontraban en la maternidad, y su madre tampoco... <<Espera... -se dijo, al ver que no estaba pasando nada de lo que creía- ¡no hay nadie en el campamento!>>

Salió de la maternidad rápidamente y observó todos lor rincones del lugar. Todo el mundo se había ido, ¿pero cómo podía ser que lo hubieran abandonado?

De repente, se dio cuenta de que había algo cristalino que serpenteaba por el medio del campamento. <<Esto es el campamento... ¡Pero con un río! >> pensó entusiasmado.

Encajaba a la perfección con la descripción de todos los aprendices y guerreros: una agua cristalina, pero a veces con hojas y palos llevados por la corriente, rocas que hacían resonar cuando la corriente chocaba contra ellas...

Se sentó en el borde del río, y miró a su alrededor. Sentía como la sangre le latía, como una fuerza insuperable. Relajo sus músculos y respiró lentamente. Se apoyo bajo sus patas y miró al infinito con miles de preguntas.

Seguramente era un sueño, pero parecía tan real... Lo único que le faltaba a ese sueño era los miembros del clan. Se imaginó a Luna de Plata haciendo una reunión con todos los gatos sentado alrededor del río.

Paró sus pensamientos al ver que había una figura al lado apuesto del río, a unos pocos zorros de distancia. Aguzó la vista y pudo contemplar un gato de un pelaje gris azulado, como el agua cristalina del río.

Riachuelo tenso sus músculos para saltar el río, pero cuando estuvo listo, el río se hizo más ancho hasta el punto que era imposible saltarlo. Entonces unas voces sonaron, coincidiendo con su voz interior. <<Nada, nada, nada>> le decían.

Riachuelo sabía que no tenía opción. Aunque hubiera aprendido el movimiento de nadar y cazar en el agua, estaba aterrado porque fuera tan de repente. Pero tenía que hacerlo. Se preparó, activo sus músculos y saltó.

La corriente era más fuerte de lo que creía, sus patas todavía eran demasiado cortas para saber nadar a la perfección, la sangre le latía en los oídos, sus patas se movían inconscientemente, no podía, ¡se estaba ahogando!

Entre chapoteos en el agua y grandes cogidas de aire, pudo contemplar que el gato se le acercaba hasta el borde del río.

-¿Y este es tu destino? -le dijo con una sonrisa interior de incredulidad.

-¡Si! ¡Este es mi destino!

Riachuelo no podia darse por vencido. Ese era su sueño, ¡y pelearía por cumplirlo!

Estudió su entorno, la corriente, el viento, y coordinó sus patas para que nadaran. Le costaba, pero tenía que hacerlo. Poco a poco, comenzó a controlar sus movimientos y su respiración se fue haciendo más regular y suave.

Consiguió manejar su trayectoria, pero igualmente la corriente no se hacía menos rival para él. Cruzó la mirada con la del gato desconocido, y al acordarse de lo que había dicho de él, su rabia se transformó en fuerza.

Llegó, sus patas traseras lo empujaron con fuerza hasta la superficie, y allí se sento y asimilo todos sus pensamientos que había tenido mientras conseguía ese reto casi mortal.

Poco después de la recuperación, el gato que se había burlado de él se le acercó.

-Muy bien muchacho, lo has conseguido -dijo el macho.

-Pero si antes te has reído de mí, y encima, ¿tú quien eres? -dijo con desprecio.

-Soy Aqua, por ahora no puedo decirte mucho más. El destino de tus hermanos y tuyo está a punto de empezar. Será difícil, habrá pérdidas, pero es vuestro destino. Es el destino inevitable.

El Clan de la Nube - El destino Inevitable (Pausada)Where stories live. Discover now