CAPÍTULO 1

73 12 7
                                    

ANDREA

Era una mañana fría. Muy fría. De esas que te dejan sin aliento. Que te cala hasta los huesos. Pero que se siente bien. Un frío que no te molesta; un frío atrayente; un frío enigmático.

Últimamente el tiempo acompaña a mi estado de ánimo, pues he estado un poco deprimida y estresada debido a mi trabajo. Mi novio siempre intenta animarme todos los días dándome regalos que, aunque para otra persona no serían de su agrado, para mí sí, pues son esos pequeños detalles los que realmente me enamoran. En ellos me transmite todo su amor. No necesito más.

Salí de mi casa camino hacia mi trabajo. Me abrigué lo máximo posible debido al frío que hacía fuera, pues el contraste de mi aliento del calor al frío pudo confirmarlo. Aun llevando guantes mis manos se congelaron, al igual que mi nariz, roja por el frío. Miré al cielo. Anoche nevó mucho, al igual que las semanas pasadas; y hoy no sería una excepción. Me encantan los días nevados, pero sobre todo los de lluvia, pues el sonido de la lluvia caer y deslizarse por la ventana me relaja.

Las calles están desiertas, cubiertas por un manto de la nieve tan blanca y pura que te hace olvidar de cualquier maldad que exista; pureza en su mayor explendor. Veo el humo que desprenden las chimeneas de las casas y las farolas aún encendidas debido a que son las 7 de las mañana y está amaneciendo. El amanecer es hermoso en esta época del año. Ver como los rayos del sol acarician la blanca nieve y así convertirse en una explosión de colores que forman pequeños arco-iris en ella lo que hace un espectáculo casi mágico y vivaz.

Los pocos coches que circulan para ir a trabajar tienen un poco de dificultad, pero eso no les impide llegar a su destino. Cuando uno se para en un semáforo puedo apreciar cómo la persona de dentro está cansada de su vida rutinaria  ya que las ojeras que tiene bajo sus hermosos ojos verdes lo delatan. No sé quién es la persona, pero sí sé que si no fuera por su aspecto cansado, de seguro es la persona más hermosa que cualquiera hubiera visto. Pero ello no quiere decir que sea más hermoso que mi novio, pues aunque físicamente no sea la persona más hermosa del mundo, para mí si lo es. Su actitud tierna y dulce hacen de ese angelical chico el más hermoso ser de todos.

Aún recuerdo nuetro primer encuentro. Iba a recoger a mi prima Gloria del aeropuerto. Ella se fue de viaje con sus amigos a Francia. Mi padre me dejó su coche para que fuera yo misma a recogerla. En el trayecto, por la carretera, no sé cómo, se me pinchó una rueda. Intenté llamar al seguro, pero no había cobertura. Un coche que venía a lo lejos aparcó detrás del mío.
De él salió un chico alto, de pelo rizado, castaño, y ojos marrones.

-Hola. Ví que habías aparcado a mitad de la carretera y me preocupé. ¿Pasó algo?- cualquiera diría que no es para tanto, pero juraría que su sonrisa era más radiante que el propio sol. Tenía una sonrisa hermosa.

-Eh.....sí....esto...- vamos Andrea, reacciona, que estas quedando como tonta.- En realidad, no. Iba de camino al aeropuerto, cuando una rueda se me pinchó. He intentado llamar, pero no hay cobertura.

-Tranquila, si quieres te llevo. No quiero que pierdas tu vuelo.

-No, no voy a coger ningún vuelo. Es mi prima; acaba de llegar de viaje.

-Ah, bueno. De todas formas, si no llegas, tu prima se va a preocupar. Mira, soy mecánico. Si quieres te llevo, y en cuanto haya cobertura, llamo a mis compañeros y le indico el sitio para que vengan a por él.

-Eh.....no, lo siento, pero no puedo aceptar. No quiero molestarlo.- dije con una sonrisa triste pero sincera.

-No, tranquila. No es ninguna molestia.- Y así, tras debatir por un par de minutos, al final cedí a que me llevara.

SANTIDREAWhere stories live. Discover now