CAPÍTULO 3

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ANDREA

- El Sr. Garrido me pidió que te dijera que necesita los planos del nuevo estadio para después de la reunión.

- Aish.....mierda. ¿Ya? Joder, necesito más tiempo- dijo a la vez que se frotaba la cara con las manos-. Por favor, Andrea. Tú eres su secretaria. Te lo suplico....¡no!, te lo imploro, dile que me dé un poco más de tiempo-. Me decía a la vez que entrelazaba sus manos en señal de oración por encima de su cabeza. Me hizo mucha gracia verla así, pero sabía del peso que cargaba sobre sus hombros; al igual que sabía que el Sr. Garrido no le daría más tiempo, y por ende, si no lo terminaba a tiempo, podría ser despedida. Así funcionan aquí las cosas. No hay segundas oportunidades para el Sr. Garrido-. Te prometo que no volveré a pedirte ni un solo favor más. Por favor, Andrea. Solo necesito un día más y lo tendré absolutamente todo terminado. Por favor.....- dijo con una voz suplicante y apagada. Sabía que su temor era ser despedida, como también sé que en estos momentos de su vida, era lo último que le faltaba para arruinar su vida.

Suspiré. Suspiré porque realmente no sabía que hacer. En estos momentos estaba entre la espada y la pared. Sabía de la situación actual de Marisa. Si ahora mismo era despedida, sería como si la hubieran apuñalado y jamás volvería a la vida. Pero por otro lado estaba el hecho de que si le ayudaba intentando convencer al Sr. Garrido acerca de lo pedido por Marisa, podría incluso empeorar las cosas, pues podría imaginarse que ella no tiene suficiente valor para decirle esas cosas a la cara y, según él, la valentía es algo que aprecia mucho, pues sin valentía él no hubiera llegado tan lejos, hasta el punto de ser alguien importante y muy reconocido en este mundo. Incluso podría ser yo despedida por apoyar el acto de cobardía de Marisa.
¡Agh!, todo esto es muy frustante. Y para rematar, hoy es la reunión de los ejecutivos de cada departamento de esta empresa con el Señor. Cualquiera podría pensar que eso no tiene nada de malo.....pero con el Sr. Garrido, no es así. Muchas veces la reunión no ha sido todo lo fructuosa que él quería, y por ende, se cabrea hasta tal punto que, la última vez que eso ocurrió, despidió a un empleado solo por llevarle unos papeles medio minuto tarde. ¡Medio minuto! Jesús....

- Esta bien. Haré todo lo posible, pero no te prometo nada. Sabes como es él-. Suspiré, porque era verdad. No podía prometerle nada para ilusionarla y luego decepcionarla. No, eso no. Yo no soy así. Yo soy realista; y esa era la realidad.

- Gracias, de verdad. Te dejo. Debo ponerme manos a la obra si quiero que esto esté para mañana a primera hora.

- Está bien. Yo también debo irme, la reunión va a empezar y tengo que revisar que esté todo bien.

Nos despedimos con una sonrisa, dejándola a ella con su trabajo y yo directa al salón de reuniones para comprobar que todo está en orden.
El Sr. Garrido me dijo que la reunión se trataba acerca de la compra y venta de unos terrenos. Solo espero que todo salga bien, pues tengo miedo de que ocurra lo contrario y Rafael acabe pagando el cabreo con Marisa. Ella no se lo merece. Es una buena persona a la cual la vida no le ha tratado muy bien que digamos. Su trabajo es lo único que le queda. Tengo miedo, miedo a que lo pierda. Sin ella aquí, esto no sería lo mismo. Es con las pocas personas de aquí con las cuales he hablado y he emprendido una amistad. Si le quitan su trabajo, lo único que tiene, no sé que sería de ella. Temo que haga alguna estupidez. Lo sé de antemano. No quiero que vuelva a ocurrir lo de la última vez. ¡Eso no!
Y no será así, porque yo estoy aquí. Pienso apoyarla y protegerla.

(••••)

Hace media hora que la reunión empezó. Estoy nerviosa, pues después de que se termine debo decirle acerca de la petición de Marisa. Estoy tan nerviosa que no puedo concentrarme apenas.

SANTIDREAWhere stories live. Discover now