33. Desconocidos (Final)

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No respondí su mensaje, no pude. Era más fácil desaparecer, ignorarlo, aunque me doliera en el alma. Limpié las lágrimas de mis mejillas y me levanté al escuchar clientes entrar. Me despabilé un poco y puse mi mejor intento de sonrisa para atenderles.

Harry siguió enviando mensajes toda la tarde, mensajes que me costó ignorar, mi corazón se rompía con cada mensaje que enviaba.

*Hola?* 

*Estás bien?* 

*Sucedió algo?* 

*Ashley, estás ahí?* 

*Solo dime si estás bien* 

*Por favor* 

*Ashley* 

*Estás molesta?* 

*Hice algo mal?* 

*Lo lamento*

Ese fue el último que me envió. Me temblaban los dedos por escribirle una respuesta, no quería que se preocupara, no quería que pensara que algo malo me sucedió, pero estaba también asustada y avergonzada. Él había venido hasta aquí, había decidido cursar sus últimos meses lejos de todos sus amigos y conocidos solo porque una mentirosa del otro lado del mundo lo está engañando.

Era tarde, faltaba una hora para cerrar y no había mucha gente, todos en el café me notaron diferente, triste, preguntaron pero Annie me cubrió, diciendo que solo me dolía un poco la cabeza. Johan me preguntó si quería irme a casa, pero me negué, necesitaba distraerme, si me iba a casa iba a llorar toda la tarde. Me dejaron la caja mientras los demás hacían de meseros. 

Me encontraba jugueteando con las teclas del computador, con la mirada baja hasta que escuché esta voz que sonaba familiar, con un acento que sonaba aún más familiar.

—Buenas noches.

Lentamente levanté la cabeza, como quién ve un fantasma me quedé plasmada ante la imagen frente a mí. Ahí estaba él, Harry. Tartamudeé y me tembló el cuerpo, él pareció confundido con mi reacción, claro, él no iba a reconocer a una chica de cabello castaño oscuro y rizado, él no estaba buscando a Clarisa. 

Como pude, logré articular un "Buenas noches" casi inaudible. No podía permitirme perder a compostura. 

—Estoy buscando a alguien.— temblé. Sacó su teléfono y me mostró la foto de Ashley, quise llorar. — ¿De casualidad trabaja aquí? Se llama Ashley.

Mordí mi lengua tan fuerte que mis ojos se cristalizaron. Negué.

—No conozco ninguna Ashley... L-lo siento.— forcé una sonrisa. 

Él pareció triste ¿Decepcionado? Miró la foto de nuevo y suspiró antes de mirarme a mí de nuevo. Me sentí una mierda. Él no me reconocía, yo no era esa chica de la foto, y no tenía el valor de decírselo, aún cuando estaba frente a mí. 

—Gracias, de todas formas.— sonrió triste y se dejó caer en una silla cercana. Mantuvo su teléfono en mano y yo apreté la mandibula, reteniendo los sollozos, las lágrimas ya habían salido y aunque las había limpiado, más salían empapando de nuevo mis mejillas, mirándolo allí sentado, sin poder correr a abrazarlo y decirle que se había convertido en un amigo muy importante y que, quizá, estaba un poquito enamorada de él, de su forma de ser conmigo, de su alegria, de sus historias, de sus mensajes de buenos días y sus mensajes de buenas noches, de cada letra, cada emoji, cada sonrisa que me sacó con solo un mensaje. 

Con mi mente tan ocupada dentro de mis propios pensamientos, sentí algo vibrar en mi mandil, algo que después emitió una melodía. Y lo miré, su teléfono estaba en su oreja y me miraba atentamente, sin despegar su vista de mi. 

♡ ONE SHOTS ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora