Capítulo 12: Un evento histórico

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A veces, cuando vemos las cosas desde otra perspectiva, nuestra percepción de la misma cambia.

— Anónimo

Marco se encontraba comiendo unos cereales con leche junto a Star. Aquel tipo de desayuno no era el habitual para los habitantes del castillo, pero, desde que Star había probado aquellos cereales azucarados que había en la tierra, no pudo dejar de consumirlos. Sin embargo, esta estaba más atenta a un papel en el cual estaba escribiendo algo. Aquello llamó la atención del chico, pues este estaba a punto de terminar con su tazón, y Star no llevaba ni la mitad, cuando, normalmente, era ella la primera en acabárselos.

— Star —llamó este, provocando que la muchacha levantase la cabeza del papel—. Casi no has tocado tus cereales. ¿Va todo bien?

Esta sonrió y tomó el papel.

— Sí, no me pasa nada. Es solo que estaba mirando una cosa —le acercó el papel a Marco, en este se mostraba el anuncio de un evento: una fiesta. La cual tendría lugar en un viejo lugar abandonado, y en donde se juntarían Mewmanos y monstruos.

Marco, al leer esa última parte, casi se traga el cereal de golpe. Se dio golpecitos en el pecho con el puño cerrado y luego tosió un poco.

— Star... —tomó un poco de agua para ayudar a que la comida pasara por su garganta—. ¿Qué es esto?

— ¿Recuerdas que te dije que tenía muchas cosas que contarte sobre las vacaciones que tuvimos? —Marco asintió—. Pues, uno de los días en los que fuimos a ver cierto lugar histórico, una montaña importante por no sé qué cosa, nos hallamos con una situación particular. Un grupo de monstruos que llegó al mismo lugar que nosotros, también quiso ir a ver la montaña y varios de sus lugares. Había que pasar por una entrada resguardada por guardias del reino pájaro, y estos les dijeron a los monstruos que no podían pasar, solo por ser monstruos. Hasta había un niño con ellos, y este se puso triste cuando le dijeron que no podían pasar. El que parecía ser el padre intentó razonar con los guardias, pero estos siguieron diciendo que ellos no podían pasar, y que si seguían insistiendo se verían obligados a utilizar la fuerza para echarlos. ¿Te lo puedes creer? —le dijo al chico, mirándolo con los ojos bien abiertos.

El muchacho se había echado un poco hacia atrás para poner distancia entre él y la chica, y luego se dispuso a responder.

— Sí, parece injusto la verdad. En la tierra solían pasar cosas similares tiempo atrás. El racismo era algo normal en la vida del ser humano. Afortunadamente en algunos lugares este ha desaparecido en gran medida, pero es verdad que aún sigue existiendo. Pero no entiendo qué tiene que ver eso con lo del papel que me has enseñado.

— Ahora voy a esa parte, solo déjame continuar con la historia —decía esta mientras pedía calma usando las manos—. El caso es que intenté ir a ayudarlos, pero mis padres me detuvieron y me dijeron que no me metiera en la situación. Recordé aquellas veces en las que Buff Frog nos echó una mano. Como cuando Toffee casi se apodera del reino. En aquel entonces a él no le importó nuestra raza, le importó que nosotros éramos sus amigos. Y entonces pensé en una cosa. Tarde o temprano yo seré la reina de Mewni, y el día que eso suceda no quiero que la gente sobre la que gobierne discrimine a los monstruos solo por haber nacido monstruos. Eso no está bien. Así que se me ocurrió ir comenzando desde ahora, con esto —señaló a la hoja—. Esta fiesta puede ser el primer paso para comenzar con buen pie nuestra relación con los monstruos.

— Pero tu madre no te dejará hacer esa fiesta.

— Pfff —dijo esta, agitando la mano para restarle importancia—. Ella no lo sabrá.

— ¿Qué?

— Comprendí una cosa sobre este conflicto entre monstruos y mewmanos: que los adultos son testarudos y se aferran bastante a las tradiciones y costumbres. Mi madre pertenece a esa generación, así que dudo que a ella le agrade una idea como esta. Pero nosotros los jóvenes somos distintos. Los jóvenes tendemos a cambiar de opinión constantemente y a cuestionarnos todo lo que nos dicen los adultos. Es por eso que esta fiesta tiene que ser solo para los jóvenes. Después de todo, cuando yo sea reina, ellos serán los que mandarán en sus respectivos reinos. ¿Qué opinas? —dijo esta, con la ilusión marcada en sus ojos, y acortando, de nuevo, las distancias entre ambos.

Marclipsa - La era de la oscuridadWhere stories live. Discover now