Internado para ninfomanos (En Edición)

Capítulo 6 El internado III

POV Tyler

Mi padre estaba actuando raro desde que regrese y ahora estaba más que intrigado ya que estábamos en el coche y éste se dirigía a las afueras de la ciudad... Que yo supiera no teníamos casas en otro lado y decía casas porque claramente veía unas maletas en la parte de atrás del coche y no me podía dar la libertad de cuestionarlo, menos en un espacio tan cerrado.

Él tendía a golpearme cuando me "salía de la línea".

Un ejemplo claro era cuando me encontro en mi cuarto montando a un chico mientras le hacía a otro un oral.

Ese día casi me mata después de que ellos salieran despavoridos de ahí.

Me dijo hasta de que iba a morir. Que yo no era Marica, que estaba dañado y que le daba vergüenza ver cómo me comportaba como una puta.

Y eso en definitiva dolió, no sólo por los golpes que dejaron moretones más de tres días. Las palabras que me dijo por un momento me hicieron dudar de mis preferencias pero pues... yo soy así. No es como si ser gay se pudiera apagar con un interruptor.

Aparte de que yo no me consideraba un  puto, pues aunque constantemente tenía sexo... no me pagaban para hacerlo, dah, a mi me encanta que me den por el culo, me fascina chupar pollas y amo el cuerpo de los hombres, no creo cambiar de opinión ni ahora ni nunca pero eso papá no lo entiende y bueno, el que no quiere entender, ni aunque le expliques con peras y manzanas.

Eso quedo demostrado cuando llegamos a un conjunto de pequeños edificios que parecían ser, una escuela o algo así como un internado. Yo me lo quedé viendo esperando una explicación pero lo único que obtuve fue un balde de agua fría emocionalmente. -Ya estamos aquí hijo, aquí te quedarás hasta que te sanen.- Por unos minutos yo quedé en shock. No creía lo que salía de la boca de mi padre y esperaba que en cualquier momento surgiera el humor que tenía fuertemente encapsulado desde que nací pero ese momento no llegó. Con temor dirigí la mirada de nuevo hacia el internado.

Que tal y eran de esos locos que te tratan con exorcismo y te atan con cuerdas a la cama para que se te salga el espíritu gay como si de un demonio se tratase. Ésto sinceramente no parecía ya que se veía muy genial el lugar como para que estuvieran los curas.

O peor, de esos tíos que piensan que el ser gay es algo que eliges y que es psicológico y te platican sobre ello por horas esperando que reflexiones y de pronto digas - Es cierto, no me gustan las pollas, por eso no he dejado de verte el paquete desde que llegué-. Que horror. Pero yo no me podía apresurar a sacar mis propias conclusiones. Tendría que averiguar de que trataba el asunto para saber cómo escapar de ahí.