25. - Volveremos a vernos.

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- ¿Qué quieres decir?

- ¿Has pensado que Carlos tal vez  pueda ayudarte?

El ex novio de Alba había ascendido como la espuma en una multinacional de seguros médicos a nivel internacional, si había alguien que podía, con más o menos suerte, cotejar un número de la seguridad social holandés en los hospitales de Ámsterdam solo podía ser él, y Alba lo entendió en seguida.

- Alba cariño ¿Qué te ha dicho Julia?

- Ahora te cuento mamá, voy a llamar a Carlos.

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Después de la conversación que tuvo con Julia supo que, aunque aquello no le hacía ni pizca de gracias, debía llamar a Carlos. No había vuelto a cruzar palabra con él desde aquella tarde de Junio en que llegó al piso que compartían y le encontró con otra. Desde entonces, Carlos había tratado de ponerse en contacto con ella en varias ocasiones, sobre todo cuando, tras los primeros días después de su separación, volvió a su piso después de un viaje de negocios y pudo comprobar que Alba se había llevado prácticamente toda su ropa.

No era nada fácil dar ese paso, llamarle y encima tener que hacerlo porque necesitaba algo de él. Lo que le iba a pedir no era sencillo, ni legal, era totalmente consciente, pero tampoco era la primera vez que la empresa para la que trabajaba accedía a datos confidenciales, salvo que en esa ocasión no se trataba de hacer negocio, sino saber algo acerca del paradero de su hermana pequeña.

Tras la sorpresa inicial, Carlos en seguida se hizo cargo de lo grave de la situación y le faltó tiempo para ofrecerse a ayudarla en todo lo que necesitase, sin reproches, aunque poco podía reprocharle, era consciente de que él solito había roto aquella relación con la que aún soñaba.

Cuando colgó el teléfono solo le quedaba esperar. Esperar que Carlos consiguiera reunir la mayor cantidad de información posible, esperar a que no tardase demasiado para hacerlo, esperar que en algún momento su hermana llamase y acabase con aquella pesadilla que empezaba a parecer real.

Alba se encontraba mirando vuelos directos a Ámsterdam, funcionase o no el As que tenía en la manga con Carlos, era hora de tomar la decisión de ir hasta allí y tratar de averiguar qué estaba pasando. Aquella incertidumbre ya no era una llamada de atención de su madre, estaba pasando algo más, sobre todo si se detenía a pensar una información que no había compartido con su madre y que aún la tenía en estado de shock, su hermana estaba embarazada.

Su teléfono comenzó a sonar y al ver el nombre de Carlos en la pantalla sintió que le temblaba todo el cuerpo.

¿Carlos? ¿Has averiguado algo?

- Hola Alba... - carraspeó - sí, pero ya te dije ayer que no me gusta hablar esto por teléfono.

- ¡Carlos, no me jodas! Dime qué pasa - estaba demasiado nerviosa para andarse con rodeos.

- Será mejor que quedemos en el piso y te cuento, te recomiendo que saques un vuelo para Ámsterdam, he ojeado antes y aún quedan plazas entre hoy y mañana.

- Sí, de hecho es lo que estaba haciendo ahora mismo.

No le apetecía nada tener que esperar para saber qué había averiguado estando como estaba al teléfono, pero sabía que antes o después Carlos utilizaría esa baza para verla, y no estaba en situación de mandarlo a la mierda por ello.

- ¿Nos vemos entonces en nuestro piso en una hora? - insistió.

- En tú piso, Carlos.

Lazos emocionalesWhere stories live. Discover now