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Capitulo nueve: Misterio.

Un caliente diablo bien vestido, por un dulce ángel es tenido.

Para mi sorpresa y alivio interno, después de que había tomado complejo de serpiente escurridiza y había metido mis narices en los planes nocturnos de los Riox, los hermanos no hicieron aparición el día siguiente en el desayuno, ni tampoco en el a...

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Para mi sorpresa y alivio interno, después de que había tomado complejo de serpiente escurridiza y había metido mis narices en los planes nocturnos de los Riox, los hermanos no hicieron aparición el día siguiente en el desayuno, ni tampoco en el almuerzo, merienda o siquiera la cena. Debía admitir que aquello me asustaba un poco. Habían entrado con armas blancas a un inmenso y oscuro bosque y no habían regresado. ¿Quién demonios no tendría miedo de aquello? me advertí a mi misma a no pisar el bosque en un futuro lejano, muy lejano espero.

Pero aun la curiosidad me carcomía. Habia visto entrar a dos hermanos, pero, ¿Dónde estaba el tercero? ¿Dónde estaba Abel? ¿Habría bajado después que me encerré en mi habitación y había seguido a sus hermanos al bosque? No lo sabía. Esto era muy extraño.

Cinco días después, los hermanos aún no regresaban.

No le di más vueltas al asunto y seguí recorriendo las calles frías y lluviosas de Lordem. Me había dado cuenta, y apenas llevaba unos pocos días en este lugar, que el clima que predominaba en el pueblo era así; nublado y tristón. Como si no tuviera vida. Y para mi propio asombro, me gustaba que fuera de esa manera. Tan soso y despreocupado. Los Riox habían despejado su casa, dejándome a merced del servicio que la atendía y un chófer. Secretamente, me gustaba tener un chófer solo para mi. ¿Lo malo? puro musculo no decía ni pío.

Mis pies se arrastraban desinteresados a la par de mi cuerpo mientras mis ojos se deslizaban por la cantidad de tiendas llamativas que tenía este lugar, la ropa que exponían en las vitrinas se veía tan...elegante y tan...cara. Tan diferente a la ropa asquerosa de mi antiguo pueblo. Me deleité entrando a esas tiendas y rozando las suaves telas, sabiendo que no tenía ni siquiera un centavo para comprarme unos míseros pendientes falsos. Y no estaba dispuesta a usar lo de mi tarjeta de crédito, no aún.

En uno de mis desvelos en los que me quedaba como estúpida viendo una prenda, tuve la mala suerte de chocar con algo...alguien, alcé la vista, ni siquiera me había golpeado con fuerza, solo lo suficiente para traerme fuera de mi cabeza y fuera de la tienda, mis ojos dieron de lleno con un edificio andante. Estaba viendo a la persona más alta que había visto en toda mi jodida vida.

—Diablos.—Exhalé. Para ser sincera, estaba viendo al chico más sexy y alto que había salido directo de mis fantasías más mojadas y eróticas.

Pero entonces, para mi mala suerte y la de mis bragas, el edificio humano me sonrió. Joder.

—Lo siento.—Se disculpó, sin quitar aquella sonrisa que me tenía imaginando cosas muy comprometedoras en las que el desconocido era el protagonista.—¿Estás bien?

Mis mejillas adquirieron un ligero tono carmesí cuando el chico transformó su sonrisa en una pequeña mueca confundida, pues me había quedado mirándolo como una estúpida. Y quien me culpaba, si acababa de ver al dueño y destructor de mis bragas.

Riox. © ✔️ [DL #1]Where stories live. Discover now