Polaroid [ShinKami]

Capítulo 5

—Entonces... ¿no te dará el trabajo? —preguntó Kirishima en lo que le sorbeteaba de manera ruidosa su malteada.

—¿Están seguros de que son mis amigos? —cuestionó el rubio para darle una probada a su café y quemándose la lengua en el proceso—. Chicos, son los peores —remató como pudo.

—Bro, nunca imaginamos que terminarías rogando por un empleo —mencionó el pelirrojo—. Sigues yendo ahí y han pasado dos semanas.

—Tampoco es culpa de Todoroki-kun, el asunto con su padre es más complicado de lo que ustedes creen —se sumó Izuku a la conversación, aunque sin planearlo en realidad—. Estoy seguro de que le encantaría la idea de darte el trabajo, pero hay cosas que simplemente no...

El pecoso detuvo su parloteo cuando notó que su entorno estaba demasiado silencioso y tranquilo, algo que con sus dos amigos jamás sucedía. Pero pronto observó al par con sorpresa y confusión al notar como le veían con ligero asombro.

—¿Qué?

—¿Desde cuándo son tan buenos amigos? —preguntó Kaminari—. Solo te he visto ir un par de veces y pareciera que lo conoces de toda la vida.

—No, no somos tan...

—Viejo, hablas de él como si realmente lo conocieras —señaló Eijiro—. Ni siquiera Denki parece ser tan cercano a él y prácticamente vive fuera de su tienda.

El rubio simplemente dejó escapar un suspiro en lo que Kirishima seguía interrogando al rizado.

La verdad es que se sentía un tanto frustrado, y es que no importaba cuánto se esforzara por conseguir algo, las cosas no terminaban saliendo nunca como él quería, y pese a ser joven, se sentía en un punto de su vida donde estaba cansado de seguir intentando cosas nuevas, donde sentía temor y una enorme inseguridad a cada decisión que tomaba, pues al final del día, nada había mejorado para él.

¿Para qué seguía esforzándose?

De todas formas saldría mal.

—Hey... Denki.

Volvió a la realidad, a su triste realidad cuando sintió un ligero golpe en la nuca.

Se sobó con cuidado y entonces se obligó a sonreír para ver de manera acusadora a su agresor.

—¿Qué pasa contigo? —inquirió el pelirrojo—. Solo bromeaba con lo que dije hace poco, lo sabes ¿verdad?

—¿Eh? ¿De qué hablas?

Kirishima e Izuku intercambiaron una rápida mirada y parecieron entenderse a la perfección sin necesidad de una sola palabra, pues ambos asintieron y entonces enfocaron toda su atención en el rubio, a quien veían con algo de preocupación.

—¿Realmente quieres ese trabajo? —preguntó Midoriya con seriedad absoluta—. Quiero decir, no es que no te creamos, pero sueles aburrirte con facilidad y no te lo tomes a mal, pero no eres muy serio la mayor parte del tiempo.

—Chicos, sé que me consideran un cabeza hueca —admitió el rubio sin borrar su sonrisa—. Pero voy muy en serio con ese empleo —reconoció sin titubear—. Saben que amo la música, eso y que necesito dinero para seguir viviendo, tengo muchas cosas en mente y no puedo seguir sobreviviendo de mis ahorros, porque no pienso seguir usando ese dinero que tengo destinado a otra cosa más importante.

—¿Qué es eso tan importante que nos acabamos de enterar? —preguntó Izuku con creciente curiosidad.

—¿Tú ahorras? —cuestionó Eijiro totalmente incrédulo.

La charla se detuvo de manera abrupta cuando el rubio apoyó su codo sobre la mesa y luego recargó su cabeza sobre su mano, dejando escapar nuevamente un suspiro, pero esta vez, mucho más audible.